Rose
—¿Qué haces aquí sentada? —me tira del brazo Eli para que vaya con ella.
—Ve tú ¡Aquí estoy bien! —le dije frenándome a mitad de camino hacia la pista de baile.
—Por favor, Rose, vinimos a una fiesta —en ese momento se prendieron las luces de la pista y la cara de amiga fue de ya fue.
—Buenas noches a todos, gracias por venir a la última cena de fin de año de nuestro restaurante… —decía la voz a través del micrófono.
—Mira ahí está Jackson —dijo Eli y no le di importancia.
—Eli tenemos que hablar —le dije ya que me pesaba lo que había hecho en la fiesta de mi boda.
—¡Hey! ¿Por qué esa cara? —me pregunto al verme.
—Podríamos salir, solo será un momento —le dije sin prestar atención a lo que sucedía en la fiesta.
—Vamos al jardín trasero —me dijo y me levanté junto a ella y fuimos hasta ese lugar.
—Eli lo que hice me da vergüenza contarlo, pero si no lo hago no podré seguir con mi vida, siento que hice mal, ni siquiera puedo festejar nada esta noche.
—Me asustas Rose ¿Qué pasó? —mire a Eli a los ojos y me quebré delante de ella, pero limpie mis lágrimas y hable.
—Me casé hace una semana, ese día también fallecí —al decir aquello la cara de mi amiga fue de espanto, le conté cómo sucedió todo, lo que hice y por qué.
—Rose, no sé qué decirte —me dijo ella.
—Soy una mala mujer, mis padres seguro ahora están sufriendo, sé que había otras formas de huir, pero no pude, hice lo que creí sería mejor para mí y aún hay más.
—¿Cómo que hay más?
—Antes de mi boda, exactamente un día antes, fui a ver a Ethan y le robe el proyecto Luna de Cristal, era una bebida exclusiva de sus bodegas, que en conjunto con Jimena su hermana creamos, no podía irme y dejársela, la patente de esa bebida está a su nombre, pero es mía, yo trabaje por ella —le confesé.
—Como dices… Robaste una patente de una bebida, se supone que en los laboratorios hay muestras de esa bebida ¡No entiendo!
—Si había muestras reposando en los barriles, pero fue esa bodega la que hice estallar, borré los datos de la patente de la base de datos, no quedó ningún registro, la patente original es mía, por eso la traje —Elisa llevó sus manos a su rostro y supe que estaba en problemas.
—¿Alguien más sabe de esto? —me pregunto.
—No solo tú y las personas que me ayudaron, bueno en realidad les pague, nada me salió gratis.
—Va a ser difícil que ganes un juicio con todos los delitos que cometiste, sabes que estás en problemas —en ese momento me arrepentí de haber hablado con Elisa ya que ella en el pasado había estudiado leyes y seguro ahora me denuncié.
—Lo sé, si quieres me entrego, pero no me culpes —le dije tomándole de las manos.
—¿Qué? ¡No! No voy a denunciarte, todo lo contrario, voy a ayudarte, ahora más que nunca, ese hombre se mereció lo que paso, pero hiciste todo mal, primero que no debiste sacar tu dinero del banco, ni tu ropa, mucho menos la patente, todo esto que te digo es porque son pruebas para que el fiscal investigue, un par de zapatos y una alianza no serán motivos suficientes para que crean que falleciste —casi me morí de verdad al oír lo que ella me decía y tenía razón, no use mi cabeza para huir, lo hice desde el dolor y la desesperación.
—Pero son mis zapatos, el vestido, hasta el cabello —me defendí.
—Si lo sé, pero un incendio por más voraz que sea siempre deja pistas, material genético de un cuerpo más que cabello que es lo primero en consumirse, la dentadura a veces no se quema ni se hace ceniza —Eli tenía razón termine poniéndome una soga al cuello y todo por culpa de Ethan.
—¿Qué puedo hacer entonces? —le pregunté.
—Por ahora esperar, que la causa siga su curso, con suerte el fiscal creerá tu muerte, pero tienes que saber que, ante esa posibilidad, no podrás volver nunca más a tu país, ni ver a tus padres ¡Lo siento!
—¿Y si las evidencias no son convincentes? —pregunte.
—Entonces ahí estaré yo para ayudarte, tranquila que no pasara nada, ahora debemos buscar la manera de que la patente vuelva a manos de Ethan.
—¿Cómo? Si no puedo volver.
—Hoy en día con la tecnología es fácil, sabes las claves de Ethan, de su mail.
—Si, por eso pude sacar las copias y borrarlas.
—Conozco un amigo que sabe recuperar archivos borrados de los correos, solo dime la fecha y la hora exacta, así el ingresa y pone todo en su lugar, créeme que la pena mayor de tu condena será haber robado la patente de esa bebida —respiré profundo y agradecí al universo haber confiado en Elisa mi pecado.
—Muchas gracias, no sé cómo pagarlo —le dije.
—Cambiando esa cara, olvídate de lo que hiciste, ya está hecho, ahora vamos a la fiesta, quiero degustar el menú del chef.
Volvimos con Elisa a la fiesta y traté de disfrutar de la noche, había sido una buena idea venir con ella.
Al volver al salón del hotel, disfrutamos la música, la comida estaba genial, por momentos me olvide lo que me apenaba, no podía seguir sintiéndome mal, no esta noche, debía hacer lo que Elisa me decía tratar de olvidar, ya lo hice y nada borrara el pasado, aunque yo quisiera no haberlo hecho.
—Buenas noches, Elisa —se acerca una mujer muy elegante a nuestra mesa.
—Katerina, buenas noches, felicidades por la fiesta ¿Dónde está Jackson? —la mujer tomó asiento en nuestra mesa.
—Muchas gracias, siempre tratamos de darle lo mejor a nuestros clientes y por supuesto a nuestros empleados —dijo —Y mi hermano se perdió por ahí con alguna muchacha ¡Ya lo conoces como es! —negó con una sonrisa de labios cerrados, al parecer su hermano era todo un casanova.
—Qué lástima, quería presentarles a mi amiga, ella es Rose —me presentó mi amiga.
—Un gusto, serás mi nueva ayudante, te comento Elisa que mañana temprano tienes que estar en la cocina del hotel, para la prueba —al oírla me quede estática y mire a mi amiga quien encogió los brazos.
—Eh no sabía que debía ir mañana, pero claro que ahí estaré a primera hora —dije.
—No a primera hora no, a las nueve estará bien, esta noche terminaremos tarde aquí—me dijo como si nada, si sabía que mañana tenía que estar cocinando delante de mi jefe no me venía a la fiesta.
—¿Por qué mañana? creí que no habría —le preguntó Elisa.
—Y no lo haremos, solo se servirá desayuno y merienda, la cocina estará cerrada, pero el dos de enero tenemos un importante coctel y necesito a mi ayudante, por eso cariño mañana a las nueve te espero en la cocina, no me falles, que eso también será parte de la prueba —me dijo y luego se retiró, seguimos con Eli una hora más y nos fuimos, el reloj marcaba las cuatro de la mañana, al llegar a su casa me di un baño y cambié por mi pijama. Me metí en la cama y terminé rendida.
Abrí mis ojos y sentí el canto de los pájaros, también note la claridad del día, el sol brillaba radiante afuera, tantee en la mesa de noche hasta que tome mi reloj y al mirar la hora eran las 8:40 am, me levante rápido de la cama, tenía 20 minutos para llegar al hotel, como fue que me dormí, porque no sonaste, le hable al despertador como si llegara a contestarme, corrí al baño, me higienice y rápidamente al salir me cambie, me coloque un vestido de verano corto color azul, debajo un short negro, me calce mis zapatillas blancas y antes de salir tome mi bolso y el celular. Al llegar abajo encontré a Eli quien estaba de salida.
—¿Sigues aquí? —dijo mirando su reloj pulsera.
—Si mi despertador no sonó —le respondí y salí.
—Espera ¡Te llevo! —señaló su auto y al subir salimos hacia el hotel, Eli se pasó varios semáforos en rojo, hoy al ser primero de enero no había muchos autos en la calle y mucho menos personal de tránsito como en un día normal, tenía a favor eso, llegue al hotel a las nueve y cinco, respire un poco ya que solo me retrase cinco.
—Buenos días, señorita —me saluda el hombre de la entrada y rápidamente le devuelvo el saludo, pero me vuelvo en mis pasos ya que no sabía dónde quedaba la cocina.
—Disculpe ¡Buen día! ¿Dónde queda la cocina? —pregunte y el río como si le hubiera contado un chiste.
—Si camina rápido llegara antes de que el chef pase por esta puerta —dijo y mire en su dirección y vi que venía un hombre de pantalón negro con remera blanca y babee por él, no le vi bien el rostro ya que traía anteojos de sol, pero esa ropa sexi que traía le marcaba todo su cuerpo.
—Pero ¿Dónde está la cocina? —pregunte rápido.
—Camine hacia el final, luego baje dos escalones, doble a la derecha y llega a la cocina, pero antes debe ponerse un delantal, que está en el armario gris de la izquierda al entrar en la cocina —me perdí con su definición, pero trate de recordar todo.
—¡Gracias! —camine apurada, baje los dos escalones casi saltando, doble hacia donde debía, no tenía como equivocarme ya que la puerta vaivén con dos ventanas circulares en su puerta y la palabra cocina en una de ellas me indicaron que aquí era, rápido abrí el armario que se me dijo y saque un delantal blanco, todos eran iguales y decían Chef Heinz, no creo que haya problema con ello.
—¡Veo que llego tarde! —Dijo una voz detrás mío.
—Ehh… si lo siento —Al girarme tenía frente mis ojos al mismo hombre con quien choque ayer en la fiesta de este mismo hotel.
—¿La conozco? —me pregunto y negué con la cabeza.
—¡No! Yo soy Rose —le extendí mi mano y él no la tomó.
—Si la conozco, usted es la mujer que anoche arruinó mi camisa —dijo mientras se detenía mirando ¿Mis pechos?
—Usted me está confundiendo, eh sabe si hay otra cocina —Le cambie de tema ya que él estaba en lo cierto, yo era quien había arruinado su ropa con champagne.
—En mi hotel, hay una sola cocina ¿Por qué usa mi delantal? —ahí supe porque me miraba, tenía puesto su delantal.
—¿Su delantal? Usted es el chef… —dije lo último en un susurro que no sé si llego a escuchar.
—Si soy el chef que le tomara la prueba a usted Rose Williams —dijo leyendo la planilla donde aparentemente decía mi nombre, abrió el armario gris y saco un delantal negro.
—Tome este es su delantal —me cambie por el negro y el que tenía lo puso en una canasta, él se puso otro delantal blanco que había en aquel armario también con su nombre.
—¿Por qué votó el delantal? —le pregunté.
—Tiene 20 minutos menos para la prueba de cocina, deje de preguntar y cocine, aquí tiene la receta, allí está la cocina —señaló hacia las estufas —Allí el frigorífico —señaló detrás mío —Allá atrás las verduras y en la puerta de al lado el almacén donde hay especies y alimentos en conserva —miro su reloj nuevamente —Ahora tiene 22 minutos menos ¡Apúrese! —tome la hoja y revise los ingredientes, era una receta fácil pero no sabría si podría terminarla en 28 minutos, nunca pensé que este hombre contaría los minutos que perdí con mi retraso y su charla, él también habló y ¡Donde está su hermana? Porque me pasa esto, es por lo que hice ¡Verdad dios!
Comencé picando la verdura para poder realizar una ratatouille, todo lo hice bajo su atenta mirada, luego seguí por la carne tenía que hacer un solomillo de cerdo, no podía pasarme con la cocción o se secaría, lo hice a la plancha y mientras se cocinaba separe los ingredientes de la ratatouille y los cocine por orden de cocción, cuando termine puse las verduras en un plato y trate de emplatar elegante, seguí al final por una salsa blanca, emplate todo en diferentes platos y se los serví.
—Listo chef —dije y me giré a mirarlo, pero ya no estaba, solo estaba su delantal sobre la mesada de atrás mío con una nota.
La próxima vez llegué media hora ANTES trabajamos en una cocina y lleva tiempo la mise en place de cada plato, aprenda el reglamento, le tomare lección como en la escuela primaria, espero sepa hacer eso. Lo que hizo lo etiqueta con hora y fecha de elaboración, deje todo limpio y guardado en su lugar, su delantal y el mío en el canasto.
P/D Me debe el pago de la tintorería. Jackson Heinz
—Debe ser una broma — pensé y supe que mi estancia en esta cocina no sería para nada fácil, por lo menos seré la ayudante de la sous chef, pobre de quien ayude al chef gruñón ejecutivo.
Jackson HeinzLlegue a casa de mi hermana a eso de las 12 del mediodía, hoy me había ofrecido a ayudarle con la entrevista de trabajo para su nueva asistente de cocina, al leer el currículo de la aspirante, me llamó la atención su nombre, Rose Williams, creía que la conocía de algún lado, pero no fue así o si, fue la misma mujer que el día de ayer, mojo mi camisa con champagne, cuando chocamos, ya que ella iba distraída.—Jack ya dime como te fue, por favor que no sea un fiasco en la cocina, necesito a alguien eficiente, Elisa me dijo de ella y por eso acepte ayudarla —mi hermana se movía de un lado a otro en la cocina, ya que estaba preparando el almuerzo.—Llego tarde, por ende, cocino tarde, sabes que la paciencia no es mi fuerte —le dije sin ninguna preocupación, tomé una manzana de la frutera y la empecé a comer.—Dime que probaste la comida —dejo lo que hacía para mirarme seria.—¡No! Lo siento Kat, pero no probé mi horario de salida era antes de las 10 mañana.—Debiste esperar,
Ethan—¿Qué quieres? —le dije sin mirar a Angelica, ya que era la cuarta vez en la mañana que entraba a mi oficina sin ser llamada.—Necesitamos hablar, no puedes ignorarme siempre —me dijo caminando hacia mí, vi como lentamente se quitaba la camisa y la frené a tiempo.—Por favor no sigas, no ves que solo te haces daño a ti —le dije apartándola de mi lado y ella volvió a acercarse.—Ethan porque me alejas, podríamos pasarla tan bien juntos —me tomó por los hombres y quiso besarme, pero le dije lo peor que alguien alguna vez le dijo.—En el pasado solo fuimos amantes, nunca serás mujer para mí, no mereces serlo, solo Rose ocupara ese lugar siempre —al oírme se levantó rápido y se empezó a prenderse la camisa enojada y me dijo.—Mereces todo lo que estás pasando, sabes que creo que ella no se murió, se fue y te dejo, ojalá así sea y en tu cara te refriegue su vida feliz, siempre supe que Rose era una estúpida cornuda, pero hoy sé que fue más inteligente que cualquier mujer, ojalá no vu
El trayecto a casa fue incómodo, el solo miraba el camino, nunca dijo nada, ni música puso en la radio, lo peor era que el viaje en auto duró media hora, fue la media hora más larga de mi vida, solo miré al frente y no hice más, respiraba porque tenía que hacerlo, de pronto el silencio me llevó a pensar en Ethan, su traición me dolía cada día más, estar alejadas de todos y mentir por su causa terminó enredando aún más mi vida ¿Por qué? Porque tuve que ser tan ciega, por dinero tal vez, para salvar a mi familia, nunca pensé en mí, siempre es lo mismo pongo a los demás antes que a mí como mujer, el no heredar la fortuna de mi abuelo, no cambiaría mi vida, me faltaba poco para graduarme, hasta eso abandone, mis sueños y esperanzas, por alguien que no merece ni las lágrimas que derramó cuando me creyó muerta.—¡Disculpa! —un toque en mi brazo me sacó de mis pensamientos y me gire, entonces note que habíamos llegado.—Eh sí... perdón no se… —tome la manija de la puerta del auto para abrirl
Rose—¡Estás bien! —me pregunto él llegando hasta mí y al instante tape parte de mi cuerpo como pude, no podía creer lo que estaba sucediendo.—Eh si… solo me golpee —señale mi hombro y mis ojos casi se salen al ver que él seguía allí parado, pero más cerca mío y desnudo, mi vista no podía despegarse de su cuerpo, no podía ser tan perfecto, sus pectorales, los chocolatitos que te invitan a pasar por allí la lengua, hay si aquí estuviera mi amiga Tabata seguro ella lo haría.—Ven voy a ayudarte —dijo acercándose más a mí, no podía dejar de mirarlo, obvio no bajaría mi vista, aunque mirar un poco no me va a afectar y maldita sea porque le mire el paquete, era mucha información en un solo día.—Mejor cúbrete, no quiero más accidentes —le dije y sentí mi rostro arder, ya que él recién se dio cuenta que estaba desnudo, pero el muy imbécil, tomó la toalla que estaba encima mío.—¡NO! —grité tirando de la toalla, ya que me había dejado al descubierto.—Disculpa no quise —volteo la vista y me
Rose—¿Viste la nota? —me pregunta Elisa al llegar del trabajo.—¿Qué nota? ¿De qué hablas? —le pregunté mientras dejaba la taza de café sobre la isla de la cocina.—Esta, es sobre la explosión el día de tu casamiento —tome su teléfono al oír lo que me decía.—No puede ser —las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas, mientras leía la nota, al final suspiré un poco, ya que solo se me nombraba, no había fotos, esto se debía a que seguro la familia de Ethan debió pagar para que no publicaran.—¿Qué piensas hacer? —miró a Eli un momento y luego tomó asiento en una silla en la cocina.—No lo sé, esto se me puede salir de las manos, nunca debí hacerlo —dije preocupada por mi futuro si se descubre la locura que cometí.—No se puede volver el tiempo atrás, ahora enfócate en el siguiente paso que vas a dar, no puedes ocultarte toda la vida —al oírla recordé lo que había traído conmigo, sabía que debía devolverlo, por más que no quisiera, solo así me desharía de este gran lío.—Hay algo má
RoseEl día había sido muy largo, estaba muy cansada, pero baje al bar del hotel a tomar algo, no quería quedarme en la habitación, no tenía con quien charlar ni por mensaje, ya que la mentira de mi muerte me dejó sola, Elisa seguro se está preparando para viajar.Al salir del elevador camine en dirección del bar y al ingresar me encontré con el chef y el dueño del hotel en una de las mesas, me incomodó su mirada seria, lo mire y seguí mi camino a una mesa lejos de la suya, pero al sentarme y mirar al frente tenía su mirada puesta en mí.—¿Puedo acompañarla? —una voz masculina me saca de mis pensamientos.—Eh si... ¿Te conozco? —le pregunté al verlo.—Somos compañeros en la cocina ¡Me llamo Juan! —extendió su mano y la recibí.—Es cierto, eres el chef salsero —lo recordé y el tomo asiento.—Así es, pero puedes llamarme por mi nombre ¡Por favor! —dijo haciendo súplicas con sus manos y sonreí ante su descaro.—¡Está bien Juan! —le sonreí y al mirar al frente noté la mirada del chef y vo
Jackson—¿Día complicado? —me pregunta Gastón al verme llegar al bar del hotel.—Tal vez —tomé asiento al lado suyo y llamé al mozo.—Tu día tiene que ver con una señorita que viene entrando al bar —Al oírlo me senté más erguido y miré en dirección de la entrada y venía la ayudante de Kat.—No sé a qué te refieres, solo es una compañera más como cualquiera —le respondí restándole importancia.—No parece, hoy me contó un pajarito que la vio en las nubes y eso al chef no le gusto ¿Puedes contarme? —Gastón se hacía una película en su cabeza y se debió a mi gran bocotá, nunca debí contarle lo que sucedió en la suite.—No sé qué te dijo ese pajarito, solo te diré que no me interesa —mire en dirección de ella y su mirada de enojo me molesto, no la entendía, lo que Gastón decía era cierto me molestaba que fuera tan dispersa, la note en cualquier lugar menos en la cocina.—Al parecer alguien más noto su belleza —hizo mención a Juan, otro de los chefs del restaurante, me molesto su cercanía, s
Rose—¡Elisa aquí! —levanté mi mano en el aeropuerto, había venido a buscar a Elisa, tenía una semana sin saber de ella y estaba preocupada por las noticias.—¿Rose que haces aquí? —me dijo ella luego de fundirnos en un abrazo.—No pude esperar más, la ansiedad me está consumiendo —le dije lo que sentía ya que no podía más conmigo misma.—Tranquila, por ahora todo está bien ¡Vamos a casa! —partimos en su auto a casa y al llegar Elisa se dio una ducha, llegada la noche preparamos la cena y nos sentamos a conversar luego de degustar la exquisita pasta que había aprendido a hacer en el hotel.—Te salió exquisito, tiene un toque casero y elegante —me dijo alabando mis dotes culinarias.—Eli solo le copié la receta al chef —puse mis dedos en mi boca al confesar mi pecado.—A Jackson Heinz ¡No te creo! —me dijo y me reí.—Bueno se la robe cuando se la dejó sobre la mesada olvidada ¡No vas a delatarme! ¿Verdad?—Claro que no, además si te delató ya no podremos probar esta exquisitez —nos reí