Ethan—¿Qué quieres? —le dije sin mirar a Angelica, ya que era la cuarta vez en la mañana que entraba a mi oficina sin ser llamada.—Necesitamos hablar, no puedes ignorarme siempre —me dijo caminando hacia mí, vi como lentamente se quitaba la camisa y la frené a tiempo.—Por favor no sigas, no ves que solo te haces daño a ti —le dije apartándola de mi lado y ella volvió a acercarse.—Ethan porque me alejas, podríamos pasarla tan bien juntos —me tomó por los hombres y quiso besarme, pero le dije lo peor que alguien alguna vez le dijo.—En el pasado solo fuimos amantes, nunca serás mujer para mí, no mereces serlo, solo Rose ocupara ese lugar siempre —al oírme se levantó rápido y se empezó a prenderse la camisa enojada y me dijo.—Mereces todo lo que estás pasando, sabes que creo que ella no se murió, se fue y te dejo, ojalá así sea y en tu cara te refriegue su vida feliz, siempre supe que Rose era una estúpida cornuda, pero hoy sé que fue más inteligente que cualquier mujer, ojalá no vu
El trayecto a casa fue incómodo, el solo miraba el camino, nunca dijo nada, ni música puso en la radio, lo peor era que el viaje en auto duró media hora, fue la media hora más larga de mi vida, solo miré al frente y no hice más, respiraba porque tenía que hacerlo, de pronto el silencio me llevó a pensar en Ethan, su traición me dolía cada día más, estar alejadas de todos y mentir por su causa terminó enredando aún más mi vida ¿Por qué? Porque tuve que ser tan ciega, por dinero tal vez, para salvar a mi familia, nunca pensé en mí, siempre es lo mismo pongo a los demás antes que a mí como mujer, el no heredar la fortuna de mi abuelo, no cambiaría mi vida, me faltaba poco para graduarme, hasta eso abandone, mis sueños y esperanzas, por alguien que no merece ni las lágrimas que derramó cuando me creyó muerta.—¡Disculpa! —un toque en mi brazo me sacó de mis pensamientos y me gire, entonces note que habíamos llegado.—Eh sí... perdón no se… —tome la manija de la puerta del auto para abrirl
Rose—¡Estás bien! —me pregunto él llegando hasta mí y al instante tape parte de mi cuerpo como pude, no podía creer lo que estaba sucediendo.—Eh si… solo me golpee —señale mi hombro y mis ojos casi se salen al ver que él seguía allí parado, pero más cerca mío y desnudo, mi vista no podía despegarse de su cuerpo, no podía ser tan perfecto, sus pectorales, los chocolatitos que te invitan a pasar por allí la lengua, hay si aquí estuviera mi amiga Tabata seguro ella lo haría.—Ven voy a ayudarte —dijo acercándose más a mí, no podía dejar de mirarlo, obvio no bajaría mi vista, aunque mirar un poco no me va a afectar y maldita sea porque le mire el paquete, era mucha información en un solo día.—Mejor cúbrete, no quiero más accidentes —le dije y sentí mi rostro arder, ya que él recién se dio cuenta que estaba desnudo, pero el muy imbécil, tomó la toalla que estaba encima mío.—¡NO! —grité tirando de la toalla, ya que me había dejado al descubierto.—Disculpa no quise —volteo la vista y me
Rose—¿Viste la nota? —me pregunta Elisa al llegar del trabajo.—¿Qué nota? ¿De qué hablas? —le pregunté mientras dejaba la taza de café sobre la isla de la cocina.—Esta, es sobre la explosión el día de tu casamiento —tome su teléfono al oír lo que me decía.—No puede ser —las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas, mientras leía la nota, al final suspiré un poco, ya que solo se me nombraba, no había fotos, esto se debía a que seguro la familia de Ethan debió pagar para que no publicaran.—¿Qué piensas hacer? —miró a Eli un momento y luego tomó asiento en una silla en la cocina.—No lo sé, esto se me puede salir de las manos, nunca debí hacerlo —dije preocupada por mi futuro si se descubre la locura que cometí.—No se puede volver el tiempo atrás, ahora enfócate en el siguiente paso que vas a dar, no puedes ocultarte toda la vida —al oírla recordé lo que había traído conmigo, sabía que debía devolverlo, por más que no quisiera, solo así me desharía de este gran lío.—Hay algo má
RoseEl día había sido muy largo, estaba muy cansada, pero baje al bar del hotel a tomar algo, no quería quedarme en la habitación, no tenía con quien charlar ni por mensaje, ya que la mentira de mi muerte me dejó sola, Elisa seguro se está preparando para viajar.Al salir del elevador camine en dirección del bar y al ingresar me encontré con el chef y el dueño del hotel en una de las mesas, me incomodó su mirada seria, lo mire y seguí mi camino a una mesa lejos de la suya, pero al sentarme y mirar al frente tenía su mirada puesta en mí.—¿Puedo acompañarla? —una voz masculina me saca de mis pensamientos.—Eh si... ¿Te conozco? —le pregunté al verlo.—Somos compañeros en la cocina ¡Me llamo Juan! —extendió su mano y la recibí.—Es cierto, eres el chef salsero —lo recordé y el tomo asiento.—Así es, pero puedes llamarme por mi nombre ¡Por favor! —dijo haciendo súplicas con sus manos y sonreí ante su descaro.—¡Está bien Juan! —le sonreí y al mirar al frente noté la mirada del chef y vo
Jackson—¿Día complicado? —me pregunta Gastón al verme llegar al bar del hotel.—Tal vez —tomé asiento al lado suyo y llamé al mozo.—Tu día tiene que ver con una señorita que viene entrando al bar —Al oírlo me senté más erguido y miré en dirección de la entrada y venía la ayudante de Kat.—No sé a qué te refieres, solo es una compañera más como cualquiera —le respondí restándole importancia.—No parece, hoy me contó un pajarito que la vio en las nubes y eso al chef no le gusto ¿Puedes contarme? —Gastón se hacía una película en su cabeza y se debió a mi gran bocotá, nunca debí contarle lo que sucedió en la suite.—No sé qué te dijo ese pajarito, solo te diré que no me interesa —mire en dirección de ella y su mirada de enojo me molesto, no la entendía, lo que Gastón decía era cierto me molestaba que fuera tan dispersa, la note en cualquier lugar menos en la cocina.—Al parecer alguien más noto su belleza —hizo mención a Juan, otro de los chefs del restaurante, me molesto su cercanía, s
Rose—¡Elisa aquí! —levanté mi mano en el aeropuerto, había venido a buscar a Elisa, tenía una semana sin saber de ella y estaba preocupada por las noticias.—¿Rose que haces aquí? —me dijo ella luego de fundirnos en un abrazo.—No pude esperar más, la ansiedad me está consumiendo —le dije lo que sentía ya que no podía más conmigo misma.—Tranquila, por ahora todo está bien ¡Vamos a casa! —partimos en su auto a casa y al llegar Elisa se dio una ducha, llegada la noche preparamos la cena y nos sentamos a conversar luego de degustar la exquisita pasta que había aprendido a hacer en el hotel.—Te salió exquisito, tiene un toque casero y elegante —me dijo alabando mis dotes culinarias.—Eli solo le copié la receta al chef —puse mis dedos en mi boca al confesar mi pecado.—A Jackson Heinz ¡No te creo! —me dijo y me reí.—Bueno se la robe cuando se la dejó sobre la mesada olvidada ¡No vas a delatarme! ¿Verdad?—Claro que no, además si te delató ya no podremos probar esta exquisitez —nos reí
Jackson Heinz—Mañana tendremos que elegir quien nos acompañará a la capital —Le dije a Kat ya que ambos debíamos ir y dejar un chef como jefe de cocina en nuestra ausencia.—Creo que lo más acertado es llevar a Rose y que Maura tu asistente quede al mando de la cocina, ella tiene más experiencia, además también llevaremos a Juan ¡Lo necesitamos! —dijo Kat y no me gustó su idea, pero debía aceptar que no había otra opción.—No puedo decirte que no, ahora vamos a anunciarlo a los chefs —dije y partimos juntos en el auto de Kat al Hotel.—Buenos días chefs y ayudantes, necesito su atención, antes de empezar quiero anunciarles que como cada año fuimos elegidos para el concurso gastronómico “Cucinare” del importante chef italiano Ragazzi, por eso voy a dejar un listado en el vestuario, donde se podrá ver la nueva repartición de los mandos de la cocina en nuestra ausencia y quienes van a ir con nosotros ¡Entendido! —dijo ella lo último en voz alta.—¡Sí chef! —respondieron todos al unísono