Rose

Una semana después

—¡Hogar dulce hogar! —dice Tabata al abrir la puerta del departamento nuevo donde ahora viviría junto a ella y Britany.

—Lo siento —dije tomando la mano de mi amiga, quien había vendido el departamento para poder ayudarme.

—¡Nada de eso! Mientras estemos bien y unidas, no importa nada más —Tabata me devolvió una sonrisa para que cambiara mi rostro triste por uno más alegre.

—Oye lo que tu amiga te dice, además esta casa también es tuya —me dice mi padre, quien nos había traído en su auto, mi madre había salido junto a Brit a comprar para comer.

—Lo se papá, pero no será lo mismo.

—Rose no importa si vivimos de prestado, además el dinero de la venta no se usó, podemos invertir ese dinero.

—Es cierto, el abogado era de oficio, lo puso la corte —en ese momento el rostro de mi padre cambio —¿Que sucede?

—Rose tenemos que hablar hija —mi padre me tomo de la mano y me guio al sillón de la sala, donde me senté al lado suyo.

—Papá no me asustes —Tabata se nos unió a la