Segunda vista

Vanessa Scott, se había ido de la ciudad de Nueva York hace diez años tras ser burlada y rechazada por el que ahora era un importante hombre de negocios. Deprimida se habia ido a vivir de manera modesta al rancho que alguna vez habia sido de sus padres, ahora le pertenecia a ella tras la muerte de los mismos, cansada y abatida, buscaba lamerse una a una sus heridadas. Sola y desaparada se habia creido las falsas promesas de amor eterno de un Joven Charles, que termino desechandola cuando no tuvo mas valor para ella que el de una moneda de cobre o de latón.

El recuerdo sus lagrimas, bajo la lluvia con los sueños destrozados y las promesas rotas, ella le habia dado todo, su primer amor, su primera vez y el lo habia tomado sin detenerse a darle el valor que ella esperaba. Tomo su corazon, lo estrujo y tiro al cesto de a basura sin remordimiento alguno. "Pobre huerfana deberas creiste que alguien tan poca cosa como tú se quedaria con él", y sin más habia sido despojada de la unica ilusión que una chica huerfana pudo tener.

No obstante, ella era una mujer brillante que al ser una estudiante talentosa, logro abrirse camino a través de varias empresas reconocidas a nivel global, habia fundado una empresa pequeña bajo el seudonimo de un nombre de hombre y en cinco años la habia hecho triunfar. Ahora como CEo se coronaba a la par de aquelos que alguna vez le habián pisoteado, " quiero ver como lo intentan ahora" su mirada desafiante, su corazón frio y una mente analiticamente calculadora. No obstante, el destino a veces suele ser caprichoso y hoy volvía a Nueva York, para evaluar la gestión de un proyecto con el CEO de Network and Systems, que era nada más y nada menos que aquel que la había burlado en el pasado.

Vanessa quería la revancha, era una cazadora y ahora él sería su presa, una muy suculenta eso era más que obvio,sin embargo debía ir un paso a la vez, ante este pensamiento ella se lamió los labios. impaciente por la oportunidad de devolver el favor, si saben a lo que me refiero. cobrar una por una las cicatrices que habia dejado en su alma. 

Meticulosa como ella era, tenia un plan, ese día se presentaría con una identidad falsa a una entrevista para el puesto de secretaria, se infiltraría y evaluaría si eran una empresa integra para la obtención de su proyecto. Ser discreta era la mejor opción, sabía que pasaría desapercibida, puesto que de aquellos días ya no quedaba nada. Había cambiado su apariencia, la forma en la que vestía incluso su caminar.

No planeaba mezclar lo profesional y lo personal, una cosa era su empresa y otra su revancha, tenía prioridades. Era una profesional, no obstante trataría de sacar algún beneficio de ellos.

"Buen día señorita", la saludo un hombre de mediana estatura, rechoncho y de alrededor de cuarenta años, era el encargado de recursos humanos, checo unos papeles en sus manos como buscando el nombre "Bradley" murmuro, "Samantha Bradley" le dijo ella mientras le estrechaba la mano, juzgando el apretón del tipo encontrándolo faltó de caracter, el puesto seria suyo, lo supo solamente con ese apretón de manos.

"Veo que solicito el puesto de secretaria, más por ahora solo tengo el puesto de la recepción", ella sonrió, eso sería mucho mejor tendría acceso a quien entraba y quién salía del edificio. " No hay problema", y sonrió con esa sonrisa de película que ella sabía bien podría perturbar a los hombres,poniendo los de rodillas y obteniendo todo aquello que ella deseara. No es que fuera una chica fácil, por qué no lo era, la experiencia del pasado pesaba aún en ella, solo imitaba al que había sido su maestro se decía a si misma cada que manipulaba a algún pobre incautó, que tal vez no sería tan pobre o tan inocente, los hombres eran unos malditos, ella solo cumplía con un papel de juez y ejecutor.

"Podría empezar mañana" al hombre le temblaba la voz, estaba nervioso era visible, - Presentece a las 8 en el puesto de recepción para la firma de su contrató, y las indicaciones pertinentes-

Ahí estaré puntual- y se retiró dejando al pobre hombre turbado.

Esa noche celebraría en algún antro local, su plan pronto se llevará a cabo, bailaría y beberia, tal ves se acostaria con algún afortunado. No estaba mál. regreso a casa, se dio una ducha larga y refrescante. Se puso un vestido sexy, unos tacones negros de suelas rojas y perfumo su escote, con la esencia del deseó. Estaba vestida para triunfar.

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En la pista de baile, entre las luces neón y la marea de rostros, resaltaba una figura femenina denotaba presencia, todas las miradas puestas en ella, una belleza etérea que flirteaba con todos y nadie a la vez, una mujer que parecía inalcanzable era admirada por Charles Thompson desde las sombras, el León había escogido a la que él consideraba su presa. Pero en el juego de el gato y el ratón, ambos jugaban con fuego, esperando no resultar quemados.

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