Casería

Vanessa bailaba sexy y despreocupada, su aura sensual llenaba la atmósfera, no era la típica niña insegura ella era toda una mujer. Habia aprendido a no invulucrarse, tomar lo que queria y marcharse .Conciente del poder que poseía sobre los hombres a su alrededor. Con un ligero coqueteo caerian todos a sus pies, no era que ella realmente lo necesitara, su presencia se imponia en aquellos que la rodeaban. 

Un chico impertinente trato de besarla sin su consentimiento, pobre idiota. Ella lo abofeteó sin culpa alguna, el mensaje era claro "no, era no". todos los ojos de el lugar se posaron en ella por un momento, pero finalmente a nadie le importo aquel tipo. Charles Thompson estaba estupefacto, Una mujer como esa pondría el mundo a sus pies, con solo sonreír. Su presa habia aparecido ante sus ojos sin siquiera buscarla, la mesa estaba servida y él seria el comenzal que la degustaria.

Esta casería cada vez le parecía más excitante. Este  era uclub n lugar exclusivo, el acceso era solo par miembros, todos los presentes portaban máscaras que cubrían sus identidades, les guataba el anonimato y la privacidad. Era el lugar perfecto y ella la presa correcta, o al menos eso creía él. Se acercó a ella emulando el ritmo de su cuerpo, ambos parecían encajar a la perfección, su esencia y la fuerza que despedían parecía ser la misma. Mirarlos podía ser la perdición, sensuales e hipnóticos movimientos. Era imposible no verlos.

"Como te llamas?" Charles decidió tomar la iniciativa, "Llamame Enigma" su respuesta fue simple, Vanessa no estaba dispuesta a caer en sus redes. Esto molesto a Charles acostumbrado a que las mujeres babearan a su lado, no le gustaba perder por que ella lo rechazaba con tal naturalidad. Sin siquiera intentarlo ya le habia rechazado por primera vez, pero el aun tenia intenciones de pelear un segundo encuentro.

"Enigma" parecía saborearlo en sus labios, "Te queda bien", no obstante ella volvió a ignorar su cumplido. Cero y van dos, pensó Vanessa divertida con el desconcierto de aquel hombre, que por alguna razón le parecía demasiado simple pero a su vez familiar. Pensamiento que descarto enseguida de donde podria conocer a alguno de los presentes en aquel club nocturno. No era nadie, solo un tonto más cayendo en su red. Otro idiota que creía ir tras la presa sin notar que se estaba entregando solo en su telaraña. Ambos podían jugar ese juego, el juego de la seducción era su campo de batalla favorito y ambos eran expertos competidores. Quien era el depredador y quien la presa.

Vanessa se pego aún más a su cuerpo, frotando sensualmente su trasero bien formado en la entrepierna de aquel hombre, el atrevimiento de aquella mujer no le disgustó a Charles, por el contrario lo excitaba. Mientras ella contoneaba su cuerpo para él o al menos eso pensaba. Era su droga, una peligrosa, si no tenia cuidado podria ser adicto a su sensualidad, a su aroma a aquella hermosa mujer, de ojos verde olivo y labios rojo carmin.

Vanessa a la defensiva, poco a poco le provoba acariciando deliberadamnete su cuerpo sobre su ropa atrevidamente, ese cortejo animal podía poner incómodos a muchos hombres y ansiosos a otros, más Charles solo quería saber de que podría ser esta mujer capaz. Esa idea insistente, lo invitó a jugar el juego de ella, tomándola por las caderas y uniéndose a el cortejo, depués de un par de pistas Vanessa tenía sed, un buen Whisky sería la solución por lo que abandonó a nuestro amigo en la pista sin el menor remordimiento. habia sido bateado por tercera vez, tres veces en una noche y por la misma chica. Este impactado no pudo evitar ir tras ella, no se iría con las manos vacías tras haber escogido a su presa.

Una vez en la barra de aquel lugar el pidió también un whisky y se ofreció a pagar por el de la dama. "Ya eres mío" pensó Vanessa victoriosa, por lo que lo dejó acercarse y jugar bajo sus propios términos, esa sería una noche de sexo y alcohol sin compromisos, no habria reclamos ni espectativas solo pasión y lujuria, satisfaceria sus bajas pasiones y obscuros deseos, sin salir lastimada mientras jugaba con este tipo, él creía usarla pero la realidad era que ella lo usaría a él. ella seria soo una más en su lista y él solo otro tipo que se topo una noche en e club, solo un recuerdo de un delisioso encuentro.

Después de varios tragos se retiraron a una habitación privada, bajo las regla de no revelar sus verdaderas identidades, solo cogerian, no involucrarían otro sentimiento que no fuera el deseo, la lujuria y la pasión de un encuentro fortuito, cobijado por la oscuridad de la noche y con los cuerpos celestes como testigos.

En las sombras de la habitación y con solo la luz de Luna se besaron apasionadamente, sintiendo ella la humedad de su sexo y él el torrente sanguíneo apoderándose de su miembro, la mesa estaba servida y disfrutarían de un banquete sin condiciones ni consecuencias.

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