Capítulo 120
Al final, Milena le salvó la vida a Hernán, así que él no podía ignorar su intento de suicidio.

Al entrar a la habitación del hotel, encontró la puerta abierta y no vio a Milena en la ventana.

A punto de marcharse, escuchó un ruido proveniente del baño.

Al abrir la puerta, se topó con una escena que le heló la sangre.

Milena estaba recostada en la bañera, con los ojos entreabiertos y la piel pálida, un corte en la muñeca de donde fluía sangre copiosamente.

—Hernán... me duele mucho—, dijo Milena al verlo, con una leve sonrisa que desapareció rápidamente.

Hernán, con el ceño fruncido, le dijo: —No hables más, te llevaré al hospital.

Hernán intentó levantarla.

Pero ella débilmente apartó su mano, diciendo: —No, Hernán, todos dicen que soy impura, es mejor que no me toques. Estoy contenta de que hayas venido...

A pesar de que la herida de Milena no era grave, si no se detenía la hemorragia a tiempo, aún podría entrar en shock por pérdida de sangre.

Hernán frunció el ceño aún más: —Deja de
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