Capítulo 261
Pablo se quedó rígido.

Reconocía que no había acudido de inmediato cuando se enteró de la lesión de Jimena, pero ¿qué tenía Hernán de qué presumir? Simplemente estaba más cerca en el momento oportuno.

Jimena observaba cómo ambos hombres se enfrentaban, sintiendo una mezcla de emociones. Fijó la mirada en Hernán, intentando descifrar qué estaba pensando.

Ya se habían divorciado, ¿qué autoridad tenía entonces él para entrometerse en su vida?

—Hernán, ¿no tienes vergüenza?

Hernán se sintió molesto con su súbito reproche.

Jimena lo miró con frialdad mientras sus labios delgados esbozaban una sonrisa gélida: —Hernán, no sé bajo qué premisas te crees con derecho a intervenir en mi vida. Aprecio que hayas venido a rescatarme, pero ya estamos divorciados, así que...

Hizo una pausa, su sonrisa se volvió aún más fría: —No tienes derecho a interferir ni a criticar. Respecto a los cuidadores, yo pago por ello. Esto es un hospital, así que hasta aquí llegamos. Te pido que vuelvas a tu habitación, s
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