Quisiera haber perdido la noción del tiempo, mantenerme ajena a mi realidad. Hoy hace tres meses que Julián se ha ido y no se cómo es que he podido llegar hasta este día sin él.
Hace un par de días que vino a visitarme la viuda de Antonio, el abogado con el que llegué a trabajar cuando me regresé para Valladolid y entre tanto que me dice se me quedó algo grabado y no precisamente de una manera positiva: “El dolor pasará y aprenderás a vivir con su ausencia”.Y sin embargo no se cómo hacerlo, su risa se quedó dentro de mi y a veces creo escucharla, me sorprendo esperándolo para comer, he llegado a poner su puesto y caigo en cuenta cuando Emilio pregunta para quién es y vuelvo a romperme en mil pedazos, porque simplemente no se adaptarme a estar sin él, no es solo que mi corazón lo extrañe, todo mi ser lo hace. Mi cuerpo extraña amanecer entre sus brazos, sentir sus manos recorrerme y que sus ojos me miren de la forma que me hacía sentir lo mas hermoso en la vida.Hoy ha sido un día un poco complicado, mi bebe ha hecho de las suyas y me ha tenido todo el día vuelta al baño.—¿Cómo estás? —Me pregunta apenas y respondo el teléfono.—Regular, parece que ya no vomitaré mas hoy.—Que bueno, yo estoy por salir mi guardia y estoy contigo ¿Necesitas algo de la calle?—No Vera, todo bien, voy calentando la cena para cuando llegues.—Ok. Te quiero.No se qué sería de mi vida si Vera no estuviera con nosotros, ella me ha mantenido a flote en estos meses, y por “mantenerme a flote” me refiero a que se ha sentado a llorar conmigo, hemos reído al recordar los buenos momentos que pasamos con Julián, aún con que ella convivió poco con él aprendió a quererlo y guarda buenos recuerdos suyos.Emilio poco a poco va adaptándose a esta nueva realidad, creo que la idea de la hermanita le cayó mejor de lo que él mismo esperaba, está ansioso por su llegada y eso ha ayudado bastante a que su dolor sea mas llevadero.Me levanto del sillón y voy a la cocina, Vera viene de su trabajo y seguro es que vendrá agotada y lo menos que puedo hacer es tenerle comida caliente en la mesa y un buen baño asegurado, así podrá descansar.Vera llegó mas tarde, ya Emilio había tomado un poco de leche y galletas y se había ido a la cama.—¿Cómo te fue? —Le pregunté poniendo un plato con albóndigas y verduras frente a ella.—Bien, estuvo tranquilo y pude darme mis descansos —Tú ¿Estás mejor?—Sí, es que no he tomado las pastillas, no quiero depender de ellas.—Tonta, puede ser peligroso que vomites tanto, es muy necesario que no dejes las pastillas.—Prometo que ya no lo haré.No quería darle mas molestias ni preocupaciones a Vera, había dejado a su novio para venir conmigo y eso me hacía sentir muy mal, yo quería y necesitaba estar bien para que ella retomara su vida, sabía que si yo no demostraba estar bien ella no se despegaría de nosotros ni un solo día y eso era tan injusto.Mientras terminaba la cena fui a prepararle la tina y luego cada quien fuimos a nuestra habitación, yo por mi parte hice lo de cada noche, llorar y extrañar, hablarle a mi bebé de su padre, un padre que no llegaría a conocer y que a mi me dolía el alma solo de pensarlo.Vino a mi mente el día que fui a buscar a Julián a la universidad, había una chica a la que le dije que le llevaría algunas cosas para su bebé, quizá pensó que al faltar Julián ya no lo haría y no es así, es que estuve ausente de mi misma por tanto tiempo. Tomé el teléfono y llamé a mi prima.—¿Qué pasó Mandy? ¿Están bien? —Me preguntó asustada.—Sí, todo bien, es solo que quería saber si aún tienes las cosas que te había dicho de Bryan, para la chica que te comenté.—No mames ¿Me llamas a media noche para eso? Pensé que les había pasado algo, me asustaste. Y sí, aún tengo eso y mas que ha ido dejando, ven por ellos mañana, después de las diez de la mañana, ya sabes que no madrugo.Me colgó y me quedé riendo, tenía toda la razón al enfadarse, ya mañana me disculparía con ella por mi imprudencia.Así lo hice, al día siguiente me encaminé a su casa con un poco de comida china para almorzar que a ella le agradaba.—Estás loca, mujer, me asusté al escuchar el teléfono timbrar a esa hora —la entendía, esa sensación es aterradora.—Perdón, la verdad es que no era consciente de la hora, en serio lo siento.—Ya cálmate y vamos a almorzar —sacó los platos y los puso sobre la mesa, Emilio fue a jugar al patio con el perro que tenía mi prima. —¿Cómo va la bebé? —Preguntó por el embarazo en lugar de la ya trillada pregunta sobre mi estado de ánimo, sabía que eso me llevaba al llanto.—Pues de repente tengo molestias, todo normal obviamente, ya sabes las nauseas matutinas que de repente se extienden a todo el día.—¿Recuerdas que yo las tuve por los nueve meses? —Me dice con pesar —ya le dije a Manuel que ni de loca quiero otro embarazo, lo mandaré a hacer la vasectomía.Ambas nos reímos con ganas, Manuel era esa clase de marido que hacía lo que su mujer decía y mi prima era de las que disfrutaban mandar.—Esta vez apoyo eso, tú has pasado dos cesáreas, le toca ahora a él.Me quedé casi dos horas en su casa, hasta que vi que ya era medio día y no me había parado en el despacho para nada y también debía ir a la cita de control con mi ginecólogo.Luego de que me diera una enorme maleta con ropa y zapatitos, la carriola que ya no usaba y una mecedora, los subí al auto y me despedí con un abrazo antes de subir también yo.—Gracias, le van a servir mucho, te lo aseguro.—Con gusto, guardaré cualquier cosa que esté en buen estado.Fui a prisa hasta el despacho, Emilio se quedó con mi prima para jugar con mi sobrino el mayor, Danielito tenía 7 años y se acoplaba muy bien a jugar con él, así que antes de salir me pidió que lo dejara y mi prima dijo que ella me lo llevaría por la noche.Al siguiente día me levanté a la hora de costumbre y luego de dejar a Emilio en la guardería me fui para el despacho a revisar unos pendientes y estuve ahí hasta eso de las once de la mañana, hora en que salí para ir a la universidad. Corrí con suerte de que no había mucho tráfico y de que había un espacio cerca para estacionarme, lo tomé y bajé solo la carriola para ir a buscar a la chica. La miré en una de las jardineras, estaba sentada en el pasto con su bebé acostado en unas cobijas mientras ella hacía algún trabajo en su cuaderno, me acerqué despacio para hablarle y ni siquiera sabía su nombre.—Hola —volteó a mirarme y enseguida se puso de pie.—Licenciada, que gusto verla —se acercó y me dio un cálido abrazo.—¿Cómo estás? ¿Cómo va ese bebé? Se giró para mirarlo y sonrió feliz —Estamos bien, dentro de lo que cabe, y Ulises pues va creciendo a montones.—Ya lo veo —me le quedé mirando al pequeño que jugueteaba con sus manitas y sonreía sin motivo aparente mientras seguía acost
De alguna manera el hecho de que Fátima apareciera en mi vida o yo en la de ella, ya no se ni cómo fue, el punto es que eso me sacó de mis cavilaciones un poco, tenía el pretexto perfecto para dejarme caer y hundirme en una depresión que con seguridad me llevaría al lado de Julián muy pronto. Sin embargo volver a encontrarme con esa chica y saber lo que ha pasado me hace sentir miserable, por haberme sumido en mi egoísmo y mi dolor sabiendo que ella estaba mal, que necesitaba ayuda y no la ayudé, se quedó sola con su hijo y tuvo que pasar mil cosas para seguir estudiando, para permanecer de pie y no rendirse.Eso mismo tenía que hacer yo, no rendirme. Por mis hijos tenía que luchar día a día.De alguna manera lo estaba haciendo, salir de la cama todas las mañanas implicaba un esfuerzo sobrehumano. Me recordaba que estuve a punto de que me quitaran a Emilio, que Vera estaba atada a mi, que Julián había dejado el despacho en mis manos. El trabajo de toda su vida y yo necesitaba con urge
Ahí va, igual que hace dos días lleva al pequeño de la mano y a la bebé en su carriola, le sonríe con dulzura y se detiene para atarle una agujeta a los tenis del niño.Camino lentamente atrás de ellos, apenas y escucho lo que van platicando y su risa me hace eco en mi interior.-Aquí, mamá, tú te sientas aquí con Regina y yo voy a buscar un amigo para patear mi balón. Estamos en un parque, Emilio se fue unos metros mas con un grupo de niños y le oigo que los invita a jugar, mientras Amanda está con la bebé sentada en una de las bancas del lugar, no pierde de vista al pequeño ni desatiende a la bebé. Yo me senté en el suelo a la sombra de un árbol y de manera discreta les hice unas fotos con el teléfono. Emilio se ve feliz con esos niños, sus movimientos son mas maduros, se nota que ha crecido y al verlo caigo en que me gustaría mucho ir a jugar con él. Luego está ella, que lee un libro, desde donde estoy no alcanzo a ver el título, pero debe ser un libro infantil porque parece esta
Fue una tarde algo ocupada, llegamos del parque directo al botiquín. Mientras Emilio jugaba con unos niños se resbaló y un raspón fue el resultado.Le limpié bien con jabón neutro y agua tibia, luego lavé con isodine y le puse una cremita para evitar infecciones. Regina seguía durmiendo, me encantaba que mi hija no era inquieta y me dejaba trabajar tranquila, mientras su barriguita estuviera llena ella estaba feliz.Me entretuve mucho en la computadora que no me di cuenta que ya era tarde, Regina había despertado pero se entretenía con el móvil de su cuna y solo balbuceaba sin parar. Pero Emilio tenía hambre ya.-Mami ¿qué cenaremos? -Me preguntó y se sobaba la pancita.-Ay mi vida, no preparé nada, ahorita pedimos algo ¿de acuerdo?-Tacos, quiero tacos.-Yo también mi vida, trae mi teléfono para hacer el pedido, por favor.Yo tomé a Regina en mis brazos y fui a la sala con ella, mi pequeña era la niña mas tranquila del mundo, fui afortunada con mis dos hijos. Cuando Emilio me dio e
Hoy, como cada día voy a seguirla en su rutina diaria, lleva a los niños a la guardería y regresa a su casa, sube al auto y va a su trabajo. Sale a una reunión y la sigo de cerca, ella no lo sabe, pero siempre la cuido, cuando va por la calle todos la miran, odiaría que alguien quisiera propasarse con ella y es que es una tentación andando, no se qué tienen los embarazos que embellecen a las mujeres y Amanda es la muestra de ello, siempre fue hermosa y ahora tiene un aire distinto, luego de que diera a luz la veo mas linda, con un brillo especial en todo su ser, aún a pesar de la tristeza que refleja.La veo ir al portal y sentarse en una de las mesas, pide un café y yo la imito, permanezco unos metros mas allá y finjo estar absorto en un libro de crucigramas y no la pierdo de vista por mas de diez segundos. Rato después llegan dos hombres mas y se sientan frente a ella. Comienzan a hablar y se entregan papeles uno a otro, Amanda los lee y niega con la cabeza, ellos se miran entre si
Debo decir que fue un día por demás extraño, primero esos hombres que desde luego me causaron miedo, especialmente cuando mencionaron a mis hijos, pero una cosa tenía yo y era que jamás demostraba el miedo, eso lo aprendí de mi padre.Luego el hecho de que ese hombre, Javier, haya sido quien me defendió y por casualidad sea mi vecino, de principio me dio mala espina, pero fue muy amable con nosotros y volvió a interceder por mi. Ahora me preocupa que estas personas sepan donde vivo.Timbra el teléfono de la casa y voy a responder.-Hola -digo al levantar la bocina.-Amiga ¿dónde te metes? -Es Vera.-Aquí ando.-Te llamé al celular y me mandaba a buzón. -Seguro se descargó y no me di cuenta, voy llegando de la calle.-Me imagino, te estuve marcando y no atendías, ya iba a ir a buscarte.-Pues ven y cenas con nosotros. -Okey, al rato llego ahí. Pasó una temporada viviendo aquí conmigo, se fue cuando Regina cumplió un mes y la extrañaba demasiado, aunque venía seguido a visitarnos.Me
He estado esperando a que aparezca, se que sale por las tardes a visitar a su abuela, aunque ya no con la frecuencia de antes, hay días en que va a llevar a los niños al parque o a pasear por ahí. Necesito verla.Hoy mi madre volvió a llamar, esto es insostenible ya y no encuentro la mejor manera de explicarle las cosas, digamos que ni siquiera hay una manera.Pasado de las siete la veo llegar, entran a la casa y veo que va encendiendo las luces a su paso hasta llegar a su habitación, subo a la mía y me quedó sentado en la orilla de la cama, ella se acuesta y lleva a la bebé consigo, la pone frente a ella y saca su teta para alimentarla y ahí estoy yo, perdido y embelesado, admirando cada día mas a esa mujer.Conozco sus rutinas. Cuando es la hora de la cena voy y toco su puerta, veo la silueta descender por los escalones, antes de abrir toma la precaución de preguntar quién es. -Soy tu vecino, Javier. Quita el cerrojo y abre la puerta.-Hola.-Hola ¿cómo estás? Me quedé preocupado
-¡Puta madre! Es Julián, es su olor.Subí a prisa las escaleras y llegué hasta la habitación, Regina seguía dormida y la pasé a su cuna, podía sentir su presencia, su fragancia seguía inundando todos mis sentidos y recordé que hacía meses de Julián no había nada en este mundo mas que recuerdos, sus hijas y que ahora estaba sola y rota.Había días en los que me sentía tan triste y otros enojada y luego cuando eso pasaba me sentía una cucaracha, Julián no eligió morir, no fue su decisión dejarme, ha sido esta vida que parece no querer que sea feliz jamás. Mi habitación estaba a oscuras, solo la luz de la calle iluminaba un poco la estancia, entonces fui y corrí las cortinas, me senté a orilla de la cama y lloré por horas, hoy era un día de los que había enojo y no quería dormir para no soñarlo, sabía que lejos de dejar que me acariciara y me llenara de mimos le iba a reclamar su ausencia.Serían casi las dos de la mañana cuando me pareció escuchar el portón cerrarse, me quedé inmóvil u