Fue una tarde algo ocupada, llegamos del parque directo al botiquín. Mientras Emilio jugaba con unos niños se resbaló y un raspón fue el resultado.
Le limpié bien con jabón neutro y agua tibia, luego lavé con isodine y le puse una cremita para evitar infecciones. Regina seguía durmiendo, me encantaba que mi hija no era inquieta y me dejaba trabajar tranquila, mientras su barriguita estuviera llena ella estaba feliz.Me entretuve mucho en la computadora que no me di cuenta que ya era tarde, Regina había despertado pero se entretenía con el móvil de su cuna y solo balbuceaba sin parar. Pero Emilio tenía hambre ya.-Mami ¿qué cenaremos? -Me preguntó y se sobaba la pancita.-Ay mi vida, no preparé nada, ahorita pedimos algo ¿de acuerdo?-Tacos, quiero tacos.-Yo también mi vida, trae mi teléfono para hacer el pedido, por favor.Yo tomé a Regina en mis brazos y fui a la sala con ella, mi pequeña era la niña mas tranquila del mundo, fui afortunada con mis dos hijos. Cuando Emilio me dio el teléfono y lo desbloqueé ahí estaba él, mis ojos se aguaron de nuevo. Julián, mi amado Julián que me hacía falta cada día de mi vida.-Yo también lo extraño mucho -dijo Emilio y yo le di una leve sonrisa, no iba a llorar frente a él. -Está bien mi vida, Julián está bien.Hice el pedido y mientras vimos un rato la televisión, luego de media hora llegaron los tacos y bajé por ellos, pagué y me quedé un instante ahí, lo esperaba, aún después de meses lo seguía esperando y mi corazón albergaba la esperanza de un día verlo llegar, sin importar lo que los demás dijeran yo esperaría eternamente por él. Cenamos y fui a preparar el baño de Emilio, saqué su pijama y dejé todo listo.-¡Emilio! Está lista la ducha -le grité porque andaba en el patio de atrás jugando con sus carros, lo oí entrar con su montón de juguetes y mientras él se bañaba fui a preparar la tina para Regina, ya andaba algo inquieta, necesitaba su baño para descansar y hacer lo que sabía muy bien y eso era dormir.Mientras estaba terminando de vestirla Emilio entró a la habitación de su hermana, era un sitio al que entraba solo a bañarla porque lo demás era todo en mi recámara. -Estás hermosa hermanita -le dio un besito en la frente y Regina trataba de alcanzarlo, sus movimientos eran algo torpes aún, los tres meses son eso.Llevé a Emilio a la cama, antes de dormir hablamos un poco, me preguntó si podría visitar a su papá en las próximas vacaciones y le dije que sí.Aunque Arturo no se portaba conmigo de la mejor manera, era el padre de mi hijo y entendía que ahora mas que nunca lo echara de menos, cuando Julián estaba con nosotros él de alguna manera cubría ese hueco en su vida y debo confesar que lo hacía mejor que Arturo, le enseñó muchas cosas a mi hijo, le dio tanto amor y Emilio lo sabía, por ello seguía llorando de vez en cuando y es que no había pasado tanto tiempo, apenas poco mas de nueve meses y para mi seguía doliendo como si hubiera sido ayer.-Nos haces tanta falta, Julián -le dije a la foto que estaba sobre el mueble del pasillo, era Julián en su despacho, lo tomé por sorpresa y me regaló una sonrisa tan auténtica, a esa foto solamente le faltaba hablar, era como si estuviera vivo aún. Arrullé un poco mas a Regina en lo que andaba allá y acá preparando sus maletas para la guardería al día siguiente, cuando llegué a la cuna con ella iba dormida, la coloqué con cuidado y saqué mi pijama, luego me desvestí.Me quedé solo en mis bragas y me paré frente al espejo, era una manera de sentirlo cerca, recordaba cada vez que me había colocado así, unas veces para mirarme, otras para hacerme gozar mientras me hacía el amor. Hoy estaba aquí intentando sentirlo a través de mi tacto, quería que mis manos transmitieran su calor, su amor, su pasión a mi piel.Me di placer con mis dedos imaginando que eran los suyos, sería solo un rato mas, sabía que en la noche vendría a hacerme el amor otra vez.Luego de bañarme salí por mi taza de té y la llevé hasta la mesita de noche, puse diez gotas y lo dejé reposar. Desde lo sucedido con Julián ya no me fue fácil conciliar el sueño, estaba yendo a terapia de acupuntura y ahí me dieron unas gotitas que me hacían caer como bebé, en la mañana era un enorme trabajo abrir mis ojos y me ayudaban a descansar. Accedí a tomarlas porque eran naturales y no interferían con la lactancia, la cual no quería suspender.Me tomé el té y me metí a las sábanas, recuerdo haber estado leyendo unos correos cuando me quedé dormida, luego lo escuché entrar lentamente. Fue como cada noche a ver a Regina, la tomó con amor en sus brazos y mi pequeña sonreía al escucharlo, era maravilloso poderlos ver juntos y me di cuenta que la mente es tan poderosa que escuchaba su voz.-Julián, te extraño tanto.-Duerme, corazón. Ahora estoy contigo. No soy consciente de si me dormí en realidad o solo fue en el sueño, pero comencé a sentir sus labios recorriendo mi cuerpo, besaba mis piernas y masajeaba mis senos.-Estás preciosa, corazón. Luego su boca fue a esa parte de mi cuerpo que tanto le gustaba explorar, me hizo gemir y gritar sin control y entonces desperté, la alarma sonaba incesante y mis latidos golpeaban con fuerza mi pecho.La curiosidad me llevó a meter mis dedos entre mis pliegues y descubrí una humedad increíble, ya no distinguía si era un sueño o era la realidad.Hoy, como cada día voy a seguirla en su rutina diaria, lleva a los niños a la guardería y regresa a su casa, sube al auto y va a su trabajo. Sale a una reunión y la sigo de cerca, ella no lo sabe, pero siempre la cuido, cuando va por la calle todos la miran, odiaría que alguien quisiera propasarse con ella y es que es una tentación andando, no se qué tienen los embarazos que embellecen a las mujeres y Amanda es la muestra de ello, siempre fue hermosa y ahora tiene un aire distinto, luego de que diera a luz la veo mas linda, con un brillo especial en todo su ser, aún a pesar de la tristeza que refleja.La veo ir al portal y sentarse en una de las mesas, pide un café y yo la imito, permanezco unos metros mas allá y finjo estar absorto en un libro de crucigramas y no la pierdo de vista por mas de diez segundos. Rato después llegan dos hombres mas y se sientan frente a ella. Comienzan a hablar y se entregan papeles uno a otro, Amanda los lee y niega con la cabeza, ellos se miran entre si
Debo decir que fue un día por demás extraño, primero esos hombres que desde luego me causaron miedo, especialmente cuando mencionaron a mis hijos, pero una cosa tenía yo y era que jamás demostraba el miedo, eso lo aprendí de mi padre.Luego el hecho de que ese hombre, Javier, haya sido quien me defendió y por casualidad sea mi vecino, de principio me dio mala espina, pero fue muy amable con nosotros y volvió a interceder por mi. Ahora me preocupa que estas personas sepan donde vivo.Timbra el teléfono de la casa y voy a responder.-Hola -digo al levantar la bocina.-Amiga ¿dónde te metes? -Es Vera.-Aquí ando.-Te llamé al celular y me mandaba a buzón. -Seguro se descargó y no me di cuenta, voy llegando de la calle.-Me imagino, te estuve marcando y no atendías, ya iba a ir a buscarte.-Pues ven y cenas con nosotros. -Okey, al rato llego ahí. Pasó una temporada viviendo aquí conmigo, se fue cuando Regina cumplió un mes y la extrañaba demasiado, aunque venía seguido a visitarnos.Me
He estado esperando a que aparezca, se que sale por las tardes a visitar a su abuela, aunque ya no con la frecuencia de antes, hay días en que va a llevar a los niños al parque o a pasear por ahí. Necesito verla.Hoy mi madre volvió a llamar, esto es insostenible ya y no encuentro la mejor manera de explicarle las cosas, digamos que ni siquiera hay una manera.Pasado de las siete la veo llegar, entran a la casa y veo que va encendiendo las luces a su paso hasta llegar a su habitación, subo a la mía y me quedó sentado en la orilla de la cama, ella se acuesta y lleva a la bebé consigo, la pone frente a ella y saca su teta para alimentarla y ahí estoy yo, perdido y embelesado, admirando cada día mas a esa mujer.Conozco sus rutinas. Cuando es la hora de la cena voy y toco su puerta, veo la silueta descender por los escalones, antes de abrir toma la precaución de preguntar quién es. -Soy tu vecino, Javier. Quita el cerrojo y abre la puerta.-Hola.-Hola ¿cómo estás? Me quedé preocupado
-¡Puta madre! Es Julián, es su olor.Subí a prisa las escaleras y llegué hasta la habitación, Regina seguía dormida y la pasé a su cuna, podía sentir su presencia, su fragancia seguía inundando todos mis sentidos y recordé que hacía meses de Julián no había nada en este mundo mas que recuerdos, sus hijas y que ahora estaba sola y rota.Había días en los que me sentía tan triste y otros enojada y luego cuando eso pasaba me sentía una cucaracha, Julián no eligió morir, no fue su decisión dejarme, ha sido esta vida que parece no querer que sea feliz jamás. Mi habitación estaba a oscuras, solo la luz de la calle iluminaba un poco la estancia, entonces fui y corrí las cortinas, me senté a orilla de la cama y lloré por horas, hoy era un día de los que había enojo y no quería dormir para no soñarlo, sabía que lejos de dejar que me acariciara y me llenara de mimos le iba a reclamar su ausencia.Serían casi las dos de la mañana cuando me pareció escuchar el portón cerrarse, me quedé inmóvil u
Me doy de topes al saber lo que pasó con Emilio, todo es culpa mía. Anoche quise estar cerca de ella y casi me descubre entrando a su casa, un error de esos puede ser muy malo para mi.Pensando en que puede sospechar de los encuentros casuales fue que hoy no fui con ellos al parque, pude estar atento, pude evitar que se llevaran a su hijo y no lo hice.¡Maldita sea! Todo va mal, todo va justo como no deseaba que fuera. El teléfono, ese maldito aparato que no se cansa de timbrar, toda la familia está molestando sin parar. -¿Qué pasa ahora?-Javier, hijo -la voz llorosa de mamá me hizo bufar y no respondí la dejé desahogarse -Necesitas volver, Erika no quiere la vida sin ti, temo que haga una tontería. -Madre, solo esta vez lo diré ¡Déjenme en paz!-¡Javier! Tú no eres el hijo que yo crié -en verdad no lo era y no lo entendía -nunca me habías hablado así. -Ya se, estás acostumbrada a que haga tu santa voluntad, tanto que me comprometiste con Erika, entonces ahora ocúpate tú porque el
-Papá ¿cómo estás?-Bien hija ¿Y tú? ¿Dónde están los niños?Tragué en seco para no evidenciarme y le sonreí con desgano, como si estuviera cansada simplemente. -Fue Vera por ellos para llevarlos a una fiesta que los invitaron, al rato los recojo.-Que bueno que ellos se diviertan, ahora faltas tú. Me sorprendía saber que mi papá estaba pendiente de mi, no fue mal padre, solo un hombre criado bajo las normas machistas de mis abuelos y nunca aprendió a mostrar sus afectos, a interesarse en nadie y sentía bonito que fuera en mi en quien pensara.-Poco a poco pá.Ni él preguntó mas ni yo dije nada, sentía que si hablaba me iba a delatar. Pero algo se prendió en mi cabeza y recordé que papá siempre guardaba sus armas en el closet de su cuarto.-Pá, necesito un documento de la prepa para un curso que voy a tomar.-Allá arriba, tú sabes donde están. -Sí, deja voy para regresar pronto por los niños.Subí rápido las escaleras y saqué cualquier
Su auto llegó, lo supe cuando el portón eléctrico se abrió y escuché su voz hablarle a Emilio. Lo traía de vuelta.-Corre, dile a tu tía que estás en casa.Subió corriendo las escaleras y llegó hasta Vera, quien lo abrazó con tanto amor y empezó a llorar de alegría. -¿Qué tienes? ¿Te apreté muy fuerte? -Preguntó de manera inocente.-No mi vida, es que estoy muy contenta.Me daba tanto gusto verlo bien y me agaché aún con Regina en mis brazos para darle un abrazo enorme y un beso, en ese momento la escuché atrás de mi. -¿Qué haces tú aquí?Me levanté con calma y di vuelta para mirarla.-Los esperaba.Dejó caer los hombros y siguió su paso sin siquiera responderme, se veía cansada y fue a su habitación. Vera y yo solo la vimos andar y acabamos a Emilio a preguntas sobre dónde había estado. Nos dijo que lo llevaron a un rancho muy grande y que había caballos y muchas vacas, que tenían una gran resbaladilla y cosas de ese tipo. Jamás se dio cue
—¿Quién pasó la noche conmigo? —Le pregunté al levantarme y verla en la cocina haciendo el desayuno.—¿Qué pregunta es esa? Pues yo, obviamente. —Vera, Julián estuvo aquí. Escupió la leche y casi se ahoga, comenzó a toser y yo le pasé una servilleta.—Amanda, por favor. No empieces de nuevo con eso, recuerda lo que pasó con la demanda eh. Arturo se da cuenta que estás así y te va a volver a pelear a Emilio.—¿Por qué no me crees? ¿Piensas que yo confundiría sus besos? Su olor, Vera, es su olor. Mi amiga suspiró y se sentó a mi lado y me tomó la mano.—Pienso que lo extrañas demasiado, y que tu dolor te hace imaginarlo en los demás, pero debes centrarte en la realidad y yo se que duele demasiado, pero en esta realidad, nuestra realidad —me hizo énfasis en esto último para ver si así me quedaba claro —Julián no está.—Es tan fácil para ti decirlo —le reclamé y ella suspiró frustrada, sabía que era mi reproche de siempre, que parecía que yo era la única que sufría esa pérdida. —No gü