He estado esperando a que aparezca, se que sale por las tardes a visitar a su abuela, aunque ya no con la frecuencia de antes, hay días en que va a llevar a los niños al parque o a pasear por ahí. Necesito verla.Hoy mi madre volvió a llamar, esto es insostenible ya y no encuentro la mejor manera de explicarle las cosas, digamos que ni siquiera hay una manera.Pasado de las siete la veo llegar, entran a la casa y veo que va encendiendo las luces a su paso hasta llegar a su habitación, subo a la mía y me quedó sentado en la orilla de la cama, ella se acuesta y lleva a la bebé consigo, la pone frente a ella y saca su teta para alimentarla y ahí estoy yo, perdido y embelesado, admirando cada día mas a esa mujer.Conozco sus rutinas. Cuando es la hora de la cena voy y toco su puerta, veo la silueta descender por los escalones, antes de abrir toma la precaución de preguntar quién es. -Soy tu vecino, Javier. Quita el cerrojo y abre la puerta.-Hola.-Hola ¿cómo estás? Me quedé preocupado
-¡Puta madre! Es Julián, es su olor.Subí a prisa las escaleras y llegué hasta la habitación, Regina seguía dormida y la pasé a su cuna, podía sentir su presencia, su fragancia seguía inundando todos mis sentidos y recordé que hacía meses de Julián no había nada en este mundo mas que recuerdos, sus hijas y que ahora estaba sola y rota.Había días en los que me sentía tan triste y otros enojada y luego cuando eso pasaba me sentía una cucaracha, Julián no eligió morir, no fue su decisión dejarme, ha sido esta vida que parece no querer que sea feliz jamás. Mi habitación estaba a oscuras, solo la luz de la calle iluminaba un poco la estancia, entonces fui y corrí las cortinas, me senté a orilla de la cama y lloré por horas, hoy era un día de los que había enojo y no quería dormir para no soñarlo, sabía que lejos de dejar que me acariciara y me llenara de mimos le iba a reclamar su ausencia.Serían casi las dos de la mañana cuando me pareció escuchar el portón cerrarse, me quedé inmóvil u
Me doy de topes al saber lo que pasó con Emilio, todo es culpa mía. Anoche quise estar cerca de ella y casi me descubre entrando a su casa, un error de esos puede ser muy malo para mi.Pensando en que puede sospechar de los encuentros casuales fue que hoy no fui con ellos al parque, pude estar atento, pude evitar que se llevaran a su hijo y no lo hice.¡Maldita sea! Todo va mal, todo va justo como no deseaba que fuera. El teléfono, ese maldito aparato que no se cansa de timbrar, toda la familia está molestando sin parar. -¿Qué pasa ahora?-Javier, hijo -la voz llorosa de mamá me hizo bufar y no respondí la dejé desahogarse -Necesitas volver, Erika no quiere la vida sin ti, temo que haga una tontería. -Madre, solo esta vez lo diré ¡Déjenme en paz!-¡Javier! Tú no eres el hijo que yo crié -en verdad no lo era y no lo entendía -nunca me habías hablado así. -Ya se, estás acostumbrada a que haga tu santa voluntad, tanto que me comprometiste con Erika, entonces ahora ocúpate tú porque el
-Papá ¿cómo estás?-Bien hija ¿Y tú? ¿Dónde están los niños?Tragué en seco para no evidenciarme y le sonreí con desgano, como si estuviera cansada simplemente. -Fue Vera por ellos para llevarlos a una fiesta que los invitaron, al rato los recojo.-Que bueno que ellos se diviertan, ahora faltas tú. Me sorprendía saber que mi papá estaba pendiente de mi, no fue mal padre, solo un hombre criado bajo las normas machistas de mis abuelos y nunca aprendió a mostrar sus afectos, a interesarse en nadie y sentía bonito que fuera en mi en quien pensara.-Poco a poco pá.Ni él preguntó mas ni yo dije nada, sentía que si hablaba me iba a delatar. Pero algo se prendió en mi cabeza y recordé que papá siempre guardaba sus armas en el closet de su cuarto.-Pá, necesito un documento de la prepa para un curso que voy a tomar.-Allá arriba, tú sabes donde están. -Sí, deja voy para regresar pronto por los niños.Subí rápido las escaleras y saqué cualquier
Su auto llegó, lo supe cuando el portón eléctrico se abrió y escuché su voz hablarle a Emilio. Lo traía de vuelta.-Corre, dile a tu tía que estás en casa.Subió corriendo las escaleras y llegó hasta Vera, quien lo abrazó con tanto amor y empezó a llorar de alegría. -¿Qué tienes? ¿Te apreté muy fuerte? -Preguntó de manera inocente.-No mi vida, es que estoy muy contenta.Me daba tanto gusto verlo bien y me agaché aún con Regina en mis brazos para darle un abrazo enorme y un beso, en ese momento la escuché atrás de mi. -¿Qué haces tú aquí?Me levanté con calma y di vuelta para mirarla.-Los esperaba.Dejó caer los hombros y siguió su paso sin siquiera responderme, se veía cansada y fue a su habitación. Vera y yo solo la vimos andar y acabamos a Emilio a preguntas sobre dónde había estado. Nos dijo que lo llevaron a un rancho muy grande y que había caballos y muchas vacas, que tenían una gran resbaladilla y cosas de ese tipo. Jamás se dio cue
—¿Quién pasó la noche conmigo? —Le pregunté al levantarme y verla en la cocina haciendo el desayuno.—¿Qué pregunta es esa? Pues yo, obviamente. —Vera, Julián estuvo aquí. Escupió la leche y casi se ahoga, comenzó a toser y yo le pasé una servilleta.—Amanda, por favor. No empieces de nuevo con eso, recuerda lo que pasó con la demanda eh. Arturo se da cuenta que estás así y te va a volver a pelear a Emilio.—¿Por qué no me crees? ¿Piensas que yo confundiría sus besos? Su olor, Vera, es su olor. Mi amiga suspiró y se sentó a mi lado y me tomó la mano.—Pienso que lo extrañas demasiado, y que tu dolor te hace imaginarlo en los demás, pero debes centrarte en la realidad y yo se que duele demasiado, pero en esta realidad, nuestra realidad —me hizo énfasis en esto último para ver si así me quedaba claro —Julián no está.—Es tan fácil para ti decirlo —le reclamé y ella suspiró frustrada, sabía que era mi reproche de siempre, que parecía que yo era la única que sufría esa pérdida. —No gü
POV. JavierEl calor se hace presente apenas pongo un pie fuera del avión, Cancún es un verdadero paraíso pero el calor es algo que no tolero muy bien y sin embargo aquí estoy de regreso, aún en contra de mis deseos. Dejar a Amanda en estos momentos y luego de lo sucedido con Emilio no es algo que me haga mucha ilusión y siendo sincero me resulta molesto y doloroso separarme de ellos.Sacó mi móvil y veo la hora, son quince para las doce, pretendo llegar al hotel en diez minutos y llamar a mi madre. Le pedí al chofer venir sin decir nada y lo veo mientras me dirijo a la salida, se acerca a mi y me saluda amable.—Señor, bienvenido.—Gracias, Víctor. Vamos pronto.—¿Sus maletas? —No traigo nada, un par de días y me iré otra vez.—La señora Eugenia no lo tomará muy bien.Solo le hice un gesto con los labios apretados dando a entender que lo sabía y sin embargo no me importaba.Llegar al hotel fue caótico, se supone que yo me encargo de todo y apenas me ven piden firmas, dan recados, pid
POV. AmandaEs lunes por la mañana y me siento mal, una sensación de vacío me embarga por completo y sé a qué se debe, pero es como si quisiera ignorarlo, como si una parte de mi se negara a aceptarlo. Julián no ha aparecido en mis sueños y recuerdo que mi abuela paterna decía que cuando dejamos de soñar a alguien que ha muerto es porque esa persona ya está del otro lado, no se cuál será ese otro lado, no soy muy creyente ni tampoco es que comprenda mucho de eso, lo único que me importa es que no me deje por completo. Verlo en mis sueños, escucharlo, ver que abraza a nuestra hija me da un impulso para seguir y van ya tres noches en que no aparece, no da muestras de nada ¿Será que ellos también olvidan y ya nos olvidó? Lo único peor a que Julián haya muerto sería que nos olvide, yo se que nunca lo olvidaré, ni tampoco dejaré que mis hijos lo hagan. Pero a él ¿Quién le hará que nos recuerde?Trato de no pensar tanto en ello y me levanto para darme un baño antes de que Regina despierte,