Emily sentía que su vida iba a caerse de un momento a otro, no esperaba tener tantas responsabilidades solo a sus veinte años, pero era la vida que le había tocado. En sus tiempos libres, iba al gimnasio donde sentía que podía desestresarse y sacar toda la energía mala que retenía en su interior, hoy como cualquier día se dirigió hacia él mientras su madre le colaboraba cuidando al pequeño Leo. Iba vestida con un leggins negro y un top del mismo color, su cabello recogido con una moña fucsia y un saco de lana encima para el otro acompañado de los tenis. Había decidido que iba a hacer pierna, debía buscar la forma de relajar su mente porque debía buscar trabajo rápidamente, su madre la necesitaba.
Decidió colocarse los audífonos mientras entrenaba para escuchar música donde le encontraba la bachata y el vallenato. Inicio con su rutina… uno, dos, tres y así sucesivamente hasta completar la serie. Cuando decidió dirigirse hacia las pesas se encontró con su buen amigo, Nicolas. Era un joven de tez morena, cabello negro y ojos penetrantes que daban miedo color café, tenía un buen cuerpo debido a que iba al gimnasio hace un año además que era una persona reconocida; no era alguien con leves recursos como ella sino al contrario era el vicepresidente de la gran cadena de hoteles Baccarat pero había nacido en un lugar humilde, donde no lo iba a dejar por estatus ni por dinero; eso hacía que ella lo adorara cada día más porque había sido un gran apoyo en medio de las terapias de su hijo.
— Es un gusto verte, Nico — Expresó con una sonrisa tierna, mientras le daba un pequeño beso en la mejilla.
— Lo mismo digo, sigo diciendo que estás desperdiciando tu vida aquí, Deberías ir a un gran gimnasio — Manifestó con dulzura, mientras le pasaba unas pesas de 10 kg.
— Eso te digo yo, vicepresidente de Baccarat — Contestó con risa, él la cuestiona por asistir a un gimnasio de barrio, pero él hacía lo mismo, con la diferencia que si tenía posibilidades económicas.
— Es un secreto, un día de estos te llevaré a uno exclusivo — Contestó cogiendo su botella de agua — Algún día, conocerás el paraíso — Pronunció antes de irse, dejando sola a Emily para seguir con su rutina.
Paso aproximadamente una hora cuando finalizo, Nicolas decidido llevarla a su casa en su gran vehículo Bugatti la Voiture Noire negro, aunque ella recibía buen dinero de las cadenas de hoteles de Cuba, buscaba la forma de salir sola independientemente en Nueva York, donde vivía actualmente con su madre e hijo. En medio del camino, hablaron de las miles de ocupaciones que tenía el señor Nicolas por su trabajo; donde Emily se imaginaba tener un gran futuro en su carrera haciendo que su hijo y madre se sintieran orgullosos de ella. En medio del camino, Nicolas manifestó que debía ir a la empresa a recoger unos papeles donde ella no estaba molesta, Emily decidió esperarlo en la recepción mientras él iba rápido.
Cuando Nicolas iba subiendo, se encontró en el ascensor con su jefe Sergio Miller quien era un hombre bastante apuesto y amable. Se saludaron y Sergio llegó a la recepción, como siempre se dirige hacia la puerta despidiéndose de la secretaria; pero esta vez había sucedido algo diferente porque al llegar paró en seco observando a Emily Brown; donde su lobo interior inicio a latir, fundir fuego apasionado en su interior sintiendo como su mate estaba cerca ¿será que la había encontrado? pensó dentro de sí mismo, no había tenido esta sensación ni con su prometida Elisa, así que decidió acercarse para conocerla al menos el nombre.
— Disculpa, ¿quién eres y qué haces aquí? — Pregunto amablemente, brindándole una sonrisa mientras su lobo interior le gritaba “mía”.
— Mucho gusto, Emily Brown — Dijo brindándole la mano la cual fue correspondida — Estoy esperando a mi amigo, Nicolas.
— No te había visto antes, ¿volverás pronto? — Pregunto descaradamente, donde internamente se cacheteo se estaba dejando dominar de su lobo para decirle mía y pedir su mano, sentía que la había encontrado.
— Tal vez, ¿quién es usted? a propósito — Preguntó con interés Emily mientras lo detalla, era un hombre bastante apuesto que podía cautivar a cualquier mujer.
— Sergio Miller, dueño de este maravilloso hotel — Contesto con egocentrismo, causando fastidio en Emily odiaba las personas prepotentes y egoístas.
— Una duda señor Miller, ¿por qué dentro de su legado están los seres sobrenaturales? — Interrogó entrecerrando los ojos mientras miraba el cuadro grande que se encontraba encima de la secretaría, algo que odiaba era ese tema, pero tenía curiosidad mientras bajaba su amigo.
— Los seres sobrenaturales son fantásticos ¿no lo crees? — Respondió devolviendo la pregunta, él era uno de ellos esperando que su mate lo entendiera o sintiera lo mismo.
— No lo creo, aborrezco todos esos seres para mí no existen — Manifestó con insignificancia donde Sergio sintió un latigazo en su corazón ¿era enserio? encontrarla por fin para que fuera rechazado finalmente.
— ¿Los interrumpo? — Pronunció Nicolas tocando el hombro derecho de Sergio quien tenía la mirada perdida — Ella es Emily Brown, tal vez podría ayudarte a propósito — Propuso donde Sergio hizo señas; ya que no entendía a qué se refería mientras Emily frunció su ceja.
— Emily es Terapeuta Ocupacional, podría ayudarte con Lily — Comentó haciendo caer a Sergio en su situación, necesitaba urgente a alguien así para la niña y que mejor que la propia mujer de sus sueños.
— ¿Te interesa? — Propuso con nervios Sergio, al ver que Emily no era tan fácil de conocer y manipular como pensaba.
— Tal vez, hablamos después — Respondió dando media vuelta, dando a entender que se iba y Nicolas tenía que ir detrás de ella.
Emily se había sentido extraña en aquel lugar especialmente con la presencia de Sergio; porque sentía que no era una buena persona ¿Lily? quien sabe que sería y que tendría para necesitarla, tal vez aceptaría, pero debe primero saber cuál era el trato a fondo de esto para poder ayudar a la pequeña y no caer en manos de nada ni nadie, desde el abandono de su novio había cerrado su corazón totalmente a todo y todos. Había sentido que la habían usado, menospreciado y no volvería a dejar que alguien más lo hiciera, en el pasado había intentado tener una relación con alguien sobrenatural donde solo termino lastimándola física, mental y psicológicamente así que los aborrecía, los odiaba y no iba a permitir que un ser de esos volviera a acercarse a ella y a su familia.
Durante todo el camino a su casa hubo silencio total, Nicolas sentía la tensión de Emily después del encuentro con su jefe ¿que había sucedido? no podía entenderlo, pero sabía que si insistía no iba a tener respuesta sí no al contrario lograría que ella se bajara del vehículo a medio camino. Finalmente, llegaron al pequeño hogar de Emily el cual estaba construido desde hace muchos años, tenía paredes de color café claro con una puerta de madera, al lado se encontraba un pequeño jardín que cuidaba su madre cuándo podía, a pesar de la artritis su madre no dejaba su gran pasión, la jardinería o sentiría que moría así que Emily le había conseguido unas adaptaciones para que no la fuera a lastimar y limitándola al tiempo de estar allí.
Agradeció a Nicolas por todo, entro a casa donde fue recibida por su pequeño Leo de dos años quien solo la volteo a ver, movió las manos como signo de saludo y se sentó nuevamente a ver su serie Ben 10 aunque para ella era una situación dura había aprendido a convivir con el diagnóstico de su hijo. Después de la serie, venía a la terapia del pequeño donde para esta vez había pensado trabajar las emociones a través de títeres y un cuento. Decidieron sentarse en el pequeño salón sensorial que ella estaba construyendo poco a poco con los ahorros que quedaran; allí se sentaron juntos donde Leo decidió tener el títere de león mientras Emily tenía el de un oso. Iniciaron con la gran obra, donde en medio de ella se debía expresar como el león ocultaba sus sentimientos ante la sociedad solo por ser catalogado como el animal más feroz, depredador y peligroso del mundo. Se sentía triste, pero el oso había llegado para ayudarlo y sacarlo adelante dando la gran moraleja que lo mejor era expresar lo que sentía, quería enseñarle esto para que iniciara a confiar un poco más en ella, su madre.
Por otro lado, Sergio se había quedado en shock desde que había visto a Emily porque sabía que algún día iba a encontrar su mate o al menos eso quería creer. Pero no pensaba que fuera a hacerse realidad, solo que con el gran dilema que ella odiaba a todo ser sobrenatural ¿qué método debe usar? porque era obvio que ella lo detestaría apenas supiera de su origen, de su identidad oculta. No entendía el porqué de su reacción así que eso era lo primero que debía averiguar, para poder planear un plan para poder conquistar su corazón logrando su perdón y aceptación como ser sobrenatural a ser rechazado para toda la vida. Decidió dirigirse hacia su cara después de un duro trabajo donde tuvo que firmar varios papeles, reuniones con sus empleados donde le pidió el favor a Nicolas de pasarle el número de Emily, para contratarla como Terapeuta.
Por ese lado, podría matar dos pájaros de un solo tiro debido a que iba conociéndola poco a poco además su pequeña hija iba estimulando cada vez más; era perfecto para él. Llegó a su casa donde lo primero que hizo fue subir a la recamara de Lily observándola en su gran cuna como dormía como un ángel, era un ángel verdadero porque no inspiraba y sabía que no iba a inspirar ningún sentimiento de maldad dentro suyo, pero a la vez sabía que no iba a ser aceptada ante la sociedad tan fácilmente solo por tener una discapacidad.
Emily se sentía mal después de aquella conversación con el señor Sergio Miller, debido a que recordó su infancia. Ella provenía de una familia de hombres lobos donde sus abuelos y su padre fueron descendencia teniendo una gran manada. Recordaba cuando le contaron que su abuelo paterno había sido el gran Alpha supremo donde tenía el poder especial sobre el elemento del fuego; era una leyenda completa al lado de su mate, es decir, su abuela paterna; de ese amor nació Hamilton su padre quien heredó y dirigió esa manada hasta que conoció a su madre; ya que ella era una simple humana y corriente. A pesar de ella no tener poderes, fue el mate de su padre donde se complementaron naciendo la pequeña Emily, quien había sido bendecida por la diosa luna siendo una loba blanca; con el fin de seguir el legado de la familia pero sucedió una tragedia; la pequeña sufrió desplantes
Emily llegó al gimnasio donde se encontró con Nicolás, no podía negarlo sentía mariposas en el estómago cuando lo veía, pero era inalcanzable para ella por ser alguien rico y de estatus social. Aunque, él siempre le había manifestado la humildad que tenía igual no se arriesgaba a confesarse. Juntos hicieron la rutina completa, donde él era su inspiración para buscar tener un mejor cuerpo cada día, mientras la hacía reír entre sus chistes tontos.— ¿Cómo te fue con el jefe? — Preguntó Nicolás con interés, quien era un don Juan sólo que a Emily la quería como una hermana.— Bien, conseguí trabajo — Respondió restándole importancia, no quería pensar en él al menos en este momento.— É
Emily se levantó con entusiasmo, porque primero iba a entrenar en un gimnasio nuevo y completo gracias a las tonterías de su amigo Nicolas; iba a conocer un poco más de su mundo y cómo actuaba ante la otra cara de la moneda. A la vez, porque había tenido permiso de llevar al pequeño Leo a la terapia con Lily para hacerla conjunta, aunque tenía claro que la prioridad en ese momento era la pequeña, había leído en internet sobre el síndrome de Down que se manifestaba como un cromosoma adicional en el 21 ocasionándola, se evidenciaba especialmente por las características físicas en la cara pero eran muy importantes, tenían un alma pura de ángel que iban a tener toda su vida haciéndolos únicos, su intervención se basaba específicamente en estimulación de las diferentes destrezas y en su secuencia de desarrollo, debido a que era más lent
Emily quedó plasmada por la reacción de Sergio, porque a pesar de actuar impulsivo ella no sentía miedo ni desconfianza ante sus actos, aunque si le parecía extraño esas situaciones donde se desaparecía sin explicación alguna, le causo risa la reacción que había tenido Leo ante la muestra de afecto, así que decidieron seguir en la habitación para terminar la terapia. Media hora después, llamo a la nona de Lily para que la llevara a la habitación propia de ella y se encargara de ella, dirigiéndose hacia la puerta para volver a su casa al lado de su pequeño hijo.Cuando llegaron, su madre le pregunto cómo le había ido donde le conto toda la experiencia, omitiendo lo que había sentido y la forma de tratarla de su jefe; no quería que su madre se imaginara escenarios como siempre hacia pensando que iba a venir un príncipe azul qu
Sergio había llegado a su casa sintiéndose extraño después de la transformación, tenía nervios de descubrir cual deseo especial de los cuatro elementos había sido otorgado. Pero primero verifico como se encontraba su pequeña Lily al lado de la nona, quien le terminó de contar como le había ido con la terapia, lastimosamente tuvo que irse donde quería aprovechar la oportunidad de invitarla a comer algo, pero iría despacio para no ahuyentarla. Había decidido que el mejor método para que ella dejara de aborrecer a los seres sobrenaturales era primero entenderla, saber el motivo secreto detrás de eso además ir despacio enseñándole que no eran seres despreciables como ella creía, sino al contrario podrían ser lo más tierno del mundo si ella decidía conocerlos, compartir con ellos y especialmente dejarse marcar por él, su Alpha.&n
Fue una gran experiencia el haber entrado en un gimnasio diferente pensó Emily; se notaba la diferencia desde las máquinas hasta los entrenadores personales, pero igual extrañaba su gimnasio del barrio, porque se había acostumbrado con lo poco, pero adecuado. Nicolás la llevó a su casa, despidiéndose de un beso en la mejilla y entro a saludar a su madre y a su pequeño Leo quien le mostró el color rojo donde estaba molesto por no haberlo llevado con la terapia de Lily donde la sorprendió, porque a él no le gustaba compartir con nadie más a diferencia de ella que parecía que tenían conexión y eso que ella era una bebe y el un infante más grande.Al siguiente día, se despertó y se colocó su uniforme de terapeuta ocupacional mientras se peinaba su cabello, lo adoraba a pesar de ser poquito donde quería buscar un tratamiento para
Emily llegó a su casa agitada por lo que acababa de suceder con su jefe, no entendía sus reacciones ante ella y como lograba hacer que su corazón palpitara; además a ella le gustaba Nicolas ¿no? pensó para dentro de sí misma. Así que decidió intentar dejar los pensamientos atrás para concentrarse en su pequeño Leo quien estaba molesto todavía con ella, pero le mostró una estampilla de una rosa que significaba que mañana era sábado, donde cambió su semblante a uno feliz porque sabía que iba a ver a la pequeña Lily. Habían quedado que los domingos no habría terapia, pero que iba a ir igualmente solo para que Leo compartiera con Lily; ya que eso le ayudaba a él con su propia terapia donde Sergio aceptó sin ningún inconveniente.Emily decidió contestar el mensaje de William a quien había dejado
— Saluda mi amor, él es un amigo y nuestro jefe — Manifestó Emily mirando a su pequeño, esa reacción definitivamente no era para Sergio, si no para William.— Tal vez sabe que es alguien no digno de admirar — Pronunció Sergio, cacheteándose internamente porque ella no sabía de su rivalidad, donde tuvo una mirada conectada con Leo parecía que estaba tranquilo por él.— No te preocupes, es porque recién me está viendo — Contestó William con delicadeza arrodillándose sobre su pantalón odiando ese acto porque se iba a ensuciar, pero hacía parte de su plan — Leo te llamas, ¿verdad? mucho gusto, mi nombre es William — Dijo mostrando su mano como signo de paz.— No te acerques — Afirmó Leo con recelos escondiéndose detrás de Emily, quien