Al despertar como la luna del Alfa, su loba compañera, Conan debía presentarla frente a su padre, Jena planeo visitar al señor Boran al llegar al valle, una serie de acontecimientos le había impedido hacerlo.

Ella necesitaba agradecerle al señor Boran por abrirle los ojos, su vida pasada lo que no recordaba no le importaba, su vida empezaba ahora, el amor que tenía por Conan era lo que en realidad importaba confiaba en él, lo que le contó.

—Buenos días. —Saludo a la joven que le abrió la puerta. Jena se quedó esperando en el recibidor a Conan

Edmundo la vio de pie junto a la puerta sonriendo y acariciando su barriga. No podía a soportar su belleza, la naturalidad de sus movimientos, que m*****a suerte tenía Conan al tener a una mujer tan hermosa, aún más hermosa que Débora.

Recordarla en medio del bosque, esa perfecta imagen de una loba superior, quería poseerla, necesitaba hacerla suya.

Al ver a Edmundo bajar la escalera se tensó algo desagradable le provocaba la cercanía de Edmu