—¿Qué pasa? —se controlo, limpio sus mejillas.

—Solo me mareé un poco, me das un vaso de agua por favor Kenia

Pidió para poder estar un momento a sola con Conan.

—Dime la verdad Jena, todo está bien quizás es muy fuerte tu cambio necesito saberlo todo para encontrar una solución.

No respondió, suplico con sus ojos que confiara en ellas ciegamente.

—Yo te amo Conan, por favor nunca dudes que yo te amo, mi vida sin ti no tiene ningún sentido, nunca dudes de mi por favor Conan yo no te traicionaría nunca, lo juro

—¿Qué pasa? Me estás asustando

Un beso, quizás la palabras no eras suficientes para firmar lo que decía, beso sus labios cargando todo su amor en ese pequeño acto.

Conan no pudo detenerla, ella era tan encantadora, tan fresca, amorosa, sus labios eran una droga que lo embrutecía, Jena lo tenía en sus manos. Ella no debía saberlo o haría de él un papalote.

Cuando ella se apartó él se quedó con los ojos cerrados jadeando, aturdido por ese profundo y enorme amor que sintió en ese