Era un niño muy pequeño, era varón y era de Débora, Conan lo tenía recostado solo sobre su brazo izquierdo, observándolo.Jena no podía leer sus pensamientos, le angustiaba pensar que se apegaría tanto a ese niño, dejando en segundo lugar al bebe que ella tenía en sus entrañas.—¿Quién es el padre?—Alguien de la manada, lo que si me queda claro y calculando los tiempos, cuando mi hermana se fue ya llevaba a ese crio en sus entrañas.El silencio de Conan era insoportable, solo miraba al niño, no decía ni una sola palabra. Era un pequeño indefenso lo entendía perfectamente, pero ese niño era el hijo de la mujer que con amaba.Ese niño podria haber sido suyo, el hijo que los uniría para siempre mucho mas que un matrimonio o un lazo mágico invisible.—¿Tu debes saber con quien me engaño Débora?—Juro que no lo sé, Conan te juro que nunca vi nada que me hiciera imaginar que mi hermana te estuviera traicionando. —Es idéntico a ella,—¿Quizás fue víctima de un abuso?—No, me lo hubiera di
Samara se escabullo rápidamente, abandonando la oficina.Habia un silencio entre los hermanos—No es lo que estas imaginando.Derek camino mas dentro de la oficina, estaba desilusionado de Conan, estaba muy molesto. Aun con eso contuvo las ganas de propinarle un golpe, ante todo lo respetaba.—No, es que no me estoy imaginando nada, lo vi con mis propios ojos.—No pasa nada entre Samara y yo, tu sabes que ella siempre…—También sé que por un momento llegaste a considerar la idea de casarte con ella.—¿Tú también con eso?, que lo considerara no fue por que la amara o me interesara, tu mejor que nadie conocía…—Conan —Derek no parecía entender —, solo te advierto no te atrevas a traicionar a Jena, tu esposa no merece esto, te ha pasado muchas cosas, pero esto es el colmoJamás le habia hablado en ese tono tan frio, ni su postura lo habia retado nunca en su vida, la conexión y amistad entre ellos era la mejor las fuerte entre los hermanos Imperión, pero una mujer lo cambia todo,—¿Por qu
—¡Jena!, —la puerta principal estaba abierta entro y salto a las escaleras —Jena ya estoy aquí.Los mellizos estaban en la sala emocionados, lo vieron entrar como un huracán, dejando Salir risitas. Derek los observo reprendiéndolos con sus serenos ojos grises.En el pasillo de arriba se encontró con Alison con una tina de agua fría, el chacoteo de agua empapo a la enjuta jovencilla, ella soltó un graznido de enfado. —¿Dónde está?, ¿ya nació? Mi cachorro está bien?—Padre primerizo, mi hermana no llora tanto y es quien esta pariendo… —se sacudió el agua pero su ropa quedo totalmente empapada—Aun no nace, apenas comenzó la labor de parto, tendrás que esperar algunas horas para conocer a tu cachorro, Kenia está apoyándola. Yo iré a tibiar más agua, y quitarme esta ropa. —Dime ¿dónde está? —grito — ¡Jena!—la llamo.Jena al escucharlo desde la entrada sonrió, sus ojos se llenaron de lágrimas al saber que cubriría los brazos de Conan con un niño que por sus venas corría su sangre, lo ver
Una semana paso, Jena estaba de pie, ocupándose del cuidado de su hijo, pero sin ningún signo de debilidad o algún reflejo de cansancio, su cuerpo habia recuperado toda fuerza y naturalidad.En un par de horas estaba acondicionada una de la habitaciones para su bebe, con un enorme oso de felpa, una cuna de madera fina, una cómoda llena de ropa, los mellizos y Alison se encargaron de ordenarla, un enorme cesto lleno de juguetes que Derek se encargó de proveer, y una silla mecedora para que Jena arrullara al pequeño Imperión sin fatigarse.La puerta blanca volvió a cerrarse, no hubo preguntas ni reclamos, Conan toma la llave y la guardo donde nadie tendría acceso y así mismo nadie volvería a entra en esa habitación.Ver la actitud de Conan al respecto de esa habitación le demostró que Débora aun le importaba, que aun cuando se hubieran jurado amor eterno, y que ella hubiera dado a luz a un hijo suyo no era suficiente para que la olvidara.Decidió no tocar el tema, lo que ahora menos bus
Su lobo nunca había sentido tanto deseo por una mujer, pero esto iba más allá de toda lógica. Era como un deseo vital. Una imploración de poder sobrevivir en este mundo solo con un beso.—Me gustaría que se lo dijeras —trago saliva—, a quien crees que le crea a ti que eres una terapeuta con los conocimientos necesarios de manipular a tu antojo a un hombre o, a mí… que siempre he sido un buen hermano, que la sangre nos une, vamos me gustaría que se lo contras todo, hazlo ahora mismo.Seguía intentando zafarse. Edmundo se conformaba con roce de sus labios, aunque fuera un segundo. —Tus amenazas no me intimidan—advirtió Jena —, si tengo que perder a Conan por no vivir un chantaje lo hare. ¡Suéltame!, me das asco.—¿Por qué no lo has hecho antes entonces?, una parte de ti duda o sabes que he dicho la verdad, tu yo nos entendemos.—No soy esa clase de mujer.Se volvía loco con el estremecimiento de su cuerpo, con el olor de su piel, con la suavidad que lograba conocer debajo de su tosca
Estaban rodando por toda la estancia, aferrados el uno al otro para dar el mejor golpe, sus lobos dentro no estaban furiosos, al contrario se encontraban confundidos, no eran enemigos.—Jena no, no te metas. —Alison impidió que Jena se acercara para tratar de tomar a Conan de los hombros. —sabes que cuando están peleando no razona quien lo toca, puede volverte a lastimar.Derek solo obtuvo un golpe hasta ahora, mientras que Conan tenia un par de señas de golpe en cara, se quejaba del dolor en las costillas,Todos sabían que Conan era un buen peleador, hábil astuto, pero Derek era mucho mejor que él.Con una patada lo hecho atrás, Jena tomo esa oportunidad para entrar en medio del combate como réferi.—Basta quien me va decir que está pasando aquí, ¿por qué se están peleando?—Díselo, ahora —dejo la responsabilidad a Conan.—¿Decirme que?—Si tu aceptas tus sentimientos —arremetió Conan con deseos de volver sobre su hermano, devolverle al menos uno de todos los golpes.—Estás loco Cona
Derek caminaba con cargos de conciencia, era verdad Conan tenía razón al decir que no fue tan grave, él la rechazo, no permitió que nada sucediera, se habia metido en un asunto que no le competía, él no era así, Conan no necesitaba que le dijera que hacer, estaba feliz con su cachorro recién nacido, actuó como si quiera destruir esa felicidad.No fue su intención en realidad.Kenia lo encontró en el camino, a casa, frotándose la parte trasera del cuello. su ropa estaba sucia, y rasgada. Algunas manchas de sangre, pero su rostro estaba tan hermoso y perfecto sin ningún solo rasguño. —Derek. ¿Qué sucedió?, ¿por qué estas así?Pensó que alguien lo habia atacado quizás de otra manada o una pelea con algún trabajador de la mina.—Kenia, ¿necesitas algo, la despensa está vacía lo que sea…? —preguntó echando a un lado la preocupación de la chica, quería huir lejos. Derek estaba pensativo, un poco aturdido.Jena no merecía ser burlada por su hermano. Ella era tan hermosa, tan noble, e muy in
—¿De qué estás hablando? —el fuego y la rabia que parecía estarse apagando, volvió a encenderse aún más abrasador.—Conan no me hagas...—¡Habla! —habia cometido una imprudencia, no era el momento de usar esa carta, —¡¡Habla!! —la sacudió de los brazos.—No tengo nada que decir… —dijo con suavidad, cubriéndose del feroz lobo que brotaba impetuoso.— ¿Cómo te atreves a difamar a mi esposa?La empujo, sin medir sus fuerza, la joven gitana no tenía cara para confrontarlo, no tenía nada que decir jamás habia visto a Jena coqueteando con Edmundo, ni a él cerca de Jena, era tanta su frustración que hablaba sin darse cuenta que no tenía pruebas.Tan mojigata era Jena que lo más probable es que Edmundo solo era un canalla mentiroso que la acosaba.—Lo siento Conan, no debí hablar, después de todo no tengo ninguna certeza de nada.Se impulso un paso para ir a confrontarla, se contuvo, la cabeza estaba caliente los celos y la rabia se apoderaron de su cuerpo como un torbellino.Derek no era un