[Perspectiva de Nerea]No volvimos a hablar de lo que sucedió. Yo no tenía la valentía necesaria para siquiera preguntarle por mensaje. Él se había tomado licencia en el trabajo y desapareció casi un mes. Caleb se encargó de averiguar cómo se encontraba, pero no quiso decirme nada, solo que estaba bien y que estaba resolviendo unos asuntos.Mi hermano era bueno para mantener la privacidad de la gente.Los pocos recuerdos seguían vivos en mi mente, rápidos, sí, pero cada beso llevaba el peso de un deseo reprimido.Nadie sabía al respecto, no pretendía iniciar un escándalo. No supe si para él significó algo, aunque para mí sí.Se sintió un poco como ser traicionada, pero no tenía nada que reclamar, pues no era quién para tal cosa. Ese mes pasó con calma, me concentré en mis estudios y las vacaciones se avecinaban. Eso hasta que... me di cuenta de que mi periodo se estaba atrasando de más.Ir a comprar a la farmacia fue un martirio, primero porque esperaba no cruzarme con nadie conocido
[Perspectiva de Nerea]Un año después.El parto fue doloroso. Rompí bolsa en el taxi en el que estaba yendo al hospital, las contracciones habían empezado horas atrás y el taxista mismo me ayudó a subir las escaleras hasta llegar a la recepción, luego esperamos a ser atendidos. Le agradecí infinitamente.Un par de horas después, había un bebé en mis brazos sudorosos. Una bebé. Rompí en llanto al verla. Tenía los vivos ojos de su padre.La nombré Aine, propio de la mitología irlandesa, que significaba "resplandor" y le pertenecía a la reina de las hadas.Mi corazón se llenó de algo inexplicable, de una dicha que me rebasaba. Aine ya tenía cuatro meses, se veía especialmente tierna con su ropa de color violeta y sus accesorios. La cuidaba con mi vida. Por fortuna no estaba sola en eso, ya que los de la empresa que me contrataron decidieron darme el puesto y una licencia por maternidad desde el séptimo mes de embarazo hasta ahora. No tenía el coraje para contratar una niñera, ni tampoc
[Perspectiva de Nicholas]Mis sospechas fueron confirmadas tras escucharla. De un momento a otro, esa frase corta transformó mi vida y la puso de cabeza.Había sido un completo hijo de puta. No pude ni siquiera enojarme con ella después de lo que hizo, quedé demasiado aturdido como para hacer tal cosa. De hecho, cuando la vi llorar silenciosamente me olvidé del enojo que llevaba encima.Simplemente me acerqué, me puse a su lado y la abracé con fuerza. Me sorprendió que devolviera aquel abrazo con tanta necesidad como la mía de tenerla cerca.Por fin, sentí que respiraba después de mucho tiempo. La aparté un rato y nos miramos a los ojos, los suyos y los míos se conectaron. No necesitamos palabras aquella vez. Acomodé su cabello con una ligera sonrisa.—Lo lamento mucho, hermosa, lamento haberte dejado sola y...Me besó. Me sorprendió, pero no desperdicié ni un segundo más. Enredé mi mano en su cabello y seguí ese beso con tanto amor y deseo como podía hacerlo.Nuevamente, era padre. N
Un año atrás. [Perspectiva de Nerea]Había un millón de razones por las que no debía estar en la calle, ni en ese lugar. Sobre todo, por la sangre que estaba perdiendo. Tenía que ir a un hospital, lo sabía. El problema radicaba en que al mismo tiempo alguien me estaba siguiendo. Supe que no iba a sobrevivir si me encontraba.Vi el enorme edificio que se imponía en el centro de Los Ángeles, completamente negro y que, de ver hacia arriba, inspiraba una sensación vertiginosa. intenté abrir la puerta inmensa y pesada de la entrada, pero, o bien me encontraba demasiado débil como para lograr moverla, o bien la seguridad de la sede principal de Empresas Grayson era tan reforzada que de verdad debía pasar mi identificación por esta. Claro que no tenía ninguna, pues no trabajaba ahí, ni tampoco tenía un teléfono. Nunca antes había pisado ese sitio. Casi sin aire y con los músculos adoloridos, me resigné a esperar a que alguien llegara a abrirla. Lo único que tenía era a mi familia. En esp
[Perspectiva de Nerea]. Una semana después.Mis manos temblaron a medida que el vehículo se acercaba a la entrada del edificio.El chófer de Caleb, mi hermano, estacionó, así que se despidió de mí y me vi obligada a salir de ese auto para hacerle frente a la vida, así que lo hice. Abracé mi bolso con ambos brazos y vi la inmensa edificación que se extendía delante de mí.Compañía Grayson. Ahí era donde iba a trabajar. Tenía un título en abogacía y estaba graduada con honores. Me había quemado las pestañas estudiando esa carrera, pero entonces, apenas era capaz de salir a la calle y el único trabajo que quería hacer (o que más bien me veía en la posibilidad de hacer) era detrás de una oficina con cuatro paredes y la mayor privacidad posible, por lo que Caleb tuvo la amabilidad de contratarme como su secretaria. Se había hecho cargo de mí los dos años que había pasado bajo diferentes tratamientos, me había dejado quedarme en su casa y ofrecido su hombro cuando lo necesitaba para llora
No sabía que los ojos podían tener filo hasta que noté los suyos sobre mí. Bajé la mirada al instante y apreté un poco más el bolso en mi mano.Repasé una y otra vez el recuerdo de su rostro en mi mente mientras que mi vista estaba fija en el suelo, presa de vergüenza y nervios. No era el momento para encontrarme un sujeto atractivo. La ansiedad por el nuevo empleo me haría jugar una mala pasada. Tenía la mandíbula marcada, era pálido y tenía el pelo más oscuro que había visto en mi vida. Una de sus cejas tenía un corte, pero no lucía como el que algunas personas se hacían intencionalmente, sino que parecía ser parte de una cicatriz que cruzaba en diagonal desde su sien hasta llegar a su mejilla. La otra mitad de su cara llamaba más la atención todavía, pues la mejilla tenía tres cortes más y lucía como si tuviera cicatrices de quemadura. Su cuello estaba lleno de tatuajes. Lo que me llevaba a preguntarme, ¿qué hacía un sujeto que parecía recién salido del ejército en un edificio com
Así es como terminé siendo asistida en la oficina por la secretaria de mi hermano mientras los otros dos esperaban afuera. Al parecer, me había hecho un pequeño corte en la espalda tras la caída. No me había dado cuenta, tal vez por los nervios de comenzar un nuevo día. Estaba con el sujetador puesto, sentada en el escritorio mientras me limpiaba la herida y tenía la vista clavada en la pared. En mis manos sostenía mi camisa. Por lo menos estaba vestida cómodamente. —¿Te sientes bien? Clara era una mujer maravillosa. Mi hermano estaba flechado por ella. Llevaba el cabello corto y castaño, tenía una mirada tierna y su familia era tan influyente cómo alguna vez lo había sido la nuestra. Estaba a nada de recibirse de su carrera. Era admirable. —Más allá de la vergüenza, sí.—Te vi entrar hace un rato, parecías asustada —reconoció.De a poco, mis mejillas pasaron a estar rosadas y quise pegarme en la frente. Tapé mi cara con las dos manos y gimotee.—¡Perdón! No te vi.Rio.—Tranquila
Lo que sea que discutieron mi hermano y Nicholas Wilde en mi presencia, no le presté atención en lo más mínimo. No, estaba ocupada recordando la manera en la que me miró al escucharme.Me lo merecía por lo que había dicho, ya estaba siendo una prejuiciosa sin siquiera tomarme la molestia de esperar a conocerlo. Para ser honesta, no se había comportado de la manera más amable posible tampoco. No había sido bueno conmigo, como yo no lo fui con él.Tal vez me avisó lo de la espalda, pero el resto del tiempo se comportó como un patán. ¿O solo seguía siendo una prejuiciosa?Estaba segura de que no iba a volver a dirigirme la palabra a no ser que sea estrictamente necesario. Podía esperar lo mismo de mí, ya que no haría más que eso tampoco. Le hablaría por educación y...—¿No es así, Nerea?Levanté la mirada. Me encontré con dos pares de ojos expectantes.—¿Uhmm? —inquirí desorientada.—Que si ya estás lista para ir a ver la que va a ser tu oficina a partir de ahora, así ya van y se quedan