…Una respiración profunda y un par de lágrimas.¡Mafiosillas! Wow. Si quiera se que decir después de esta larga, preciosa y llena de aprendizaje travesía. ¡Simplemente gracias!A ustedes,a esa parte de la mafia,a esos hombres poderosos que son parte de ustedes y de mí,y a esas mujeres fuertes.¡Gracias, gracias, gracias…!Gracias por llegar, por permanecer y quedarse hasta el final.Gracias por amar a cada uno de nuestros personajes. Si, nuestros, porque hicimos un equipo para formarlos y darles vida.Gracias por confiar en mi trabajo.Gracias por la oportunidad.Espero seguir viéndolas por aquí con próximos trabajos. Próximos libros. Próximos personajes.Cada día mejoro, cada día aprendo algo nuevo, cada día me esfuerzo por ofrecer algo de calidad.¡Millones de gracias!Spoiler: Hay próximos trabajos a punto de salir de la luz.“La viuda de mi hermano”“Una propuesta indecorosa”“La propuesta de Jack Daniel”Síganme en mi página de fase book para estar al tanto de todo: Miladys Ca
¡Hola queridas mafiosillas/os! Estoy aqui de vuelta con una maravillosa noticia: HAY UNA SEGUNDA PARTE DE LA TENTACIÓN DEL MAFIOSO! Está disponible en mi perfil como : La pasión del mafioso y promete muchisimo. Un bebé. Un secuestro. Una boda. Una adicción... y una nueva lucha por el poder. ¡Corran ya a leerla y no olviden seguirme para no perderse las notificaciones de los nuevos capitulos! Esta nueva entrega promete... ¡Y promete muchisimo! Existe una delgada linea entre el final de la mafia y el inicio de ella. Ahora que roma les pertenece, la sombra de nuevos enemigos acorrala sin medir consecuencias.
BellaTenía nueve años cuando lo conocí, quince cuando buscaba cualquier excusa para tenerle cerca y dieciocho cuando lo inalcanzable, se me antojó deleitable.Lo que significaba que llevaba media amándole, pero era el mejor amigo de mi hermano y unos considerablemente nueve años mayor que yo, como para poder admitirlo en voz alta.A veces creía que era demasiado idiota como para no darse cuenta de que había crecido, y que mis sentimientos por él se habían intensificado con el pasar de los años. Sebastian jamás aceptaría mirarme con otros ojos, excepto en ocasiones, que me hacía armarme un montón de teorías confusas dentro de mi cabeza como ahora, cuando entró por las puertas de la iglesia.El corazón me palpitó con fuerza al descubrirlo observándome como si no existiese otra mujer sobre la faz de la
BellaDesperté sintiendo los parpados pesados. Me dolía la cabeza y me hormigueaban las manos. Reconocí la habitación de un hospital cuando abrí lentamente los ojos hasta acostumbrarlos al nuevo cambio de luz.Escuché un par de voces muy cerca, supe de inmediato quienes eran. Sebastian y Carlo murmuraban cosas casi sin sentido, ni siquiera los veía, pero difícilmente podría confundir sus voces.¿Cuánto tiempo había pasado? Cuestioné al verme vestida con una típica bata blanca de hospital.Alguien tocó mi mano, erizándola, palma con palma. Comprendí inmediatamente que se trataba de Carlo, el muy soberbio tenía la particularidad de no entrelazar dedos, según él, aquella tontería era de enamorados, y un arrogante como él, no se enamoraba.—Hola, piccola. —Susurr&
BellaTuve que contenerme demasiado al descubrir a Giovanna en la recepción del casino. Iba metida dentro de un corto vestido negro aterciopelado de mangas largas, unas botas del mismo tono hasta el final de sus rodillas y un abrigo para el frío que sujetaba en su brazo.La muy arpía venia completamente preparada para lo que sea y a mí me provocó un vuelco en el estómago solo de imaginarlo. ¡Tenía que impedirlo!Me dirigí al elevador, sabiendo que aquel también sería su destino. Al percatarse de mi presencia, todo su semblante se llenó de fastidio y sorpresa, lo que me permitió regocijarme en su casa, a ella tampoco le hacia un mínimo de gracia toparse conmigo, mucho menos en el casino de su prometido.—Señoritas. —Saludó el muchacho del recibidor y apretó los botones para que las puertas se abrieran.Yo
Bella Los días posteriores a la noticia que rayó todos los periódicos de Roma acerca de la muerte de Mauro, se convirtieron en un puto calvario. Las calles, el hotel, incluso nuestra propia casa, ya no se sentía un lugar seguro. Los rumores se afincaban en que el helicóptero que volaba mi hermano aquella tarde había sido manipulado para que se estrellara, también, especulaban que se trataba de algún ajuste de cuentas. Pero hasta el momento, nadie confirmaba nada, y todos allí afuera esperaban que alguno de los familiares, diera declaraciones al respecto. La muerte de Mauro Ferragni aun no sucumbía en Italia. Yo, por mi parte, aun no me acostumbraba a pronunciar aquella palabra; muerte. De alguna manera, me retorcía y me producía espasmos, nunca creí experimentar la perdida tan cerca de alguien que amaba. Y no es como si le hubiese tenido miedo a la muerte, es que simplemente no quería estar presente cuando ella llegara.
BellaLos días previos a mi cumpleaños estaban volviéndome un poco loca. Sorpresas tras sorpresas, regalos tras regalos. Cualquiera diría que aquel era el beneficio de pertenecer a una de las familias más influyentes de Roma, incluso de Italia, pero, a decir verdad, quería un poco menos de la atención que recibía.Parecía ser que a todos se les olvidaba que había vivido la perdida de mi propio hermano, por ende, no quería celebrarlo. Mi padre, por su parte, había decidido que la celebración seria un hecho y no había forma de que pudiese cuestionarlo.Mi madre aún no se reponía de su partida, la vida seguía pasando para ella así sin más, lenta y dolorosa, pero sabía que a diario lo intentaba. Mi padre, por su parte, había decidido que la celebración si se llevase a cabo en uno de los hoteles Fer
CarloConocía perfectamente a las mujeres como Gia Parisi. De hecho, en los clubes nocturnos había muchas de ella. La diferencia, es que aquellas se conformaban con el sueldo de una noche, pero esta resultó lo suficientemente astuta para querer quedarse con una buena parte de la fortuna Ferragni.Pero que tontería se le había metido en la cabeza a esta tía.A mí no me engañas, Gia, —Pensé y encendí un cigarrillo—. tu plan lo voy a llevar al precipicio y haré que se venga abajo como en picada.Esa mañana en la terraza del hospital hacia un frio para coger un buen resfriado. Por eso me había fumado al menos una cuarta parte de la cajetilla de cigarros. De ese modo, el humo de las caladas me haría entrar en calor.Necesitaba tener la mente lo suficientemente despejada, no sabía que tanto había planeado esta mujer