Cariñitooooos aquí les dejo un capítulo más!! Muchas gracias por el apoyo!!!
Amir La adrenalina está corriendo por todo mi cuerpo mientras espero que Said llegue a la mansión, para llegar a la antigua casa de Samira y buscar los benditos documentos que escondió. Estuve dándole vueltas al asunto como un león enjaulado, buscando la excusa perfecta para meterme en la casa de esa mujer, fue Samira quién me dio la solución. Al parecer ella tiene varias fotos y recuerdos de su madre antes de que muriera que quiere recuperar, asi que por más rebuscado que sea, voy a aprovechar la situación para sacar los documentos. Gracias al cielo la chiquilla los escondió en su habitación, justo en una abertura del techo que está segura que la mujer no conoce. —Ni siquiera puedo verte y ya estoy mareada—la voz de Samira me hace detenerme y girar hacia ella. Es la primera vez que bromea libremente conmigo y eso consigue sacarme una sonrisa de inmediato. En definitiva me he ganado su confianza. No voy a negar que luego de que ella me contara todas las reservas que tiene al mome
Samira No sé qué pensar sobre la chica que está conmigo en la habitación. Ella no ha sido más que amable y no olvido que fue quien me salvó de morir ahogada en esa m*****a piscina dónde Amina me lanzó. Sin embargo, la solo idea de saber que ella es una de “sus mujeres” hace que un malestar se instale en mi cuerpo, en especial porque Amir me aseguró que ya había terminado del todo con ellas, entonces ¿Qué hace Maya aquí? —¿Te sientes mejor?—escucho entonces que me pregunta y no sé qué cara tengo que ella se apresura a agregar—Lo digo por lo ocurrido ayer. Tratando de dejar a un lado mi incomodidad le doy mi mejor intento de una sonrisa antes de asentir en su dirección. —Sí y no tuve tiempo de decirlo ayer, pero muchas gracias por haberme sacado. —No tienes que agradecer, nada. Ella no debió haber hecho eso, pero lo bueno es que ya no tendrás que volver a verla ni a ella ni a Haifa. Puedes estar tranquila. Lo intenté, realmente intenté mantener mi curiosidad a raya, pero simplemen
Amir Nunca antes había dado tantas explicaciones en mi vida y mucho menos de buen agrado, porque la verdad es que los pequeños reclamos que me está haciendo Samira ni siquiera me molestan. Por el contrario, consiguen despertar una emoción que no conocía. Y aquello de decirle que la veo como mi esposa, joder, ni siquiera yo sé de dónde demonios ha salido aquello, pero decir que la he dejado sorprendida sería quedarme corto. —¿Qué… ¿Qué significa eso? Trago en seco tratando de pensar cómo demonios responderle, cuándo soy, literalmente salvado por la campana. Pues dos toques en la puerta de la habitación y la voz de Anya desde el otro lado me libran de momento. —Señor Amir, el joven Said ha llegado. —Dile que ya vamos— responde viendo como Samira frunce el ceño y eso me recuerda que no le he dicho mi propuesta. —¿Vamos? Yo… ¿Voy a ir con ustedes?— No sé cómo describir la reacción de Samira en estos momentos. Parece parte asustada y parte emocionada, lo que me confunde mucho más.
Samira Estar nuevamente en la casa que me vio crecer me llena de sentimientos contradictorios. Por un lado no puedo evitar sentir el anhelo y la añoranza que los recuerdos de mi padre, y los pocos que tengo de mi madre antes de morir, me generan. Pero por otro lado, solo puedo sentir el cuerpo lleno de tensión debido al infierno que viví en estos últimos ocho años desde que esa mujer llegó a nuestras vidas. No entiendo porque desde el primer momento ella decidió convertirme en el centro de sus desprecios y maltratos, nunca le hice nada, por el contrario, solo era una niña que anhelaba que la nueva compañera de su padre la quisiera, pero a estas alturas sobra decir que eso nunca pasó. Amir me tiene bien sujeta de la mano mientras subimos por las escaleras que son tan familiares y extrañas para mi, cuando llegamos al rellano él se detiene y me doy cuenta que está a la espera de que yo le de las indicaciones. —Oh, lo lamento, derecha, es a la derecha.—digo saliendo de mí trance y él
Amir Los papeles están justo dónde Samira me dijo que estaban, no puedo creer que esté tan cerca de poder acabar con mi padre. Sin embargo cuándo le digo que los he encontrado me sorprendo al no tener una respuesta y al girarme por poco me caigo de la m*****a silla en la estoy montando al no verla en la habitación. —Me lleva el…. Por poco me voy de cabeza al intentar tomar todos los papeles que hay en la abertura del techo y solo cuándo lo consigo me bajo con rapidez y los guardo en mi saco antes de salir de la habitación para buscar a Samira. Sin embargo, no tengo que hacer demasiado porque la veo en medio del pasillo hablando con Sujen. ¿Cómo demonios se le escapó a Said? Voy a matarlo por idiota, pienso mientras avanzo con rapidez hacia ellas esperando escuchar lo que esa mujer le dice, pero no lo consigo. —¿Qué está pasando aquí?—digo y mi tono sale más amenazante que nunca De inmediato veo como todo el cuerpo de Sujen se tensa y por el contrario el de la chiquilla se relaja
Samira Los nervios me están volviendo loca. Dentro del auto no alcanzo a escuchar nada de lo que pasa afuera y el hecho de no poder ver qué ocurre lo empeora todo. —Señor Abraham— digo llamando al chofer—¿Qué está pasando afuera? Amir… ¿él está bien? Escucho cómo el hombre se remueve en su asiento y por un momento creo que no va a decirme nada, a fin de cuentas es la primera vez que le dirijo la palabra, sin embargo, después de unos segundos que se me hacen eternos, él finalmente me contesta. —El señor está bien, está hablando con quienes nos persiguen. Sus palabras lejos de tranquilizarme solo me ponen más inquieta, pues ví suficiente televisión en su momento para saber que hablar con los perseguidores no puede terminar bien. —¿Está seguro?—Sigo insistiendo—Porque no parecían nada amigables cuándo nos embistieron. Esa vez el hombre no me contesta y estoy a punto de treparme por las paredes de la desesperación, y mejor ni hablar del beso que Amir me ha dado antes de bajar y es q
AmirEntro con Said a mi estudio y nada más hacerlo dejo salir un grito frustrado porque en definitiva este día ha sido una completa m****a.Primero mi padre apareciendo en la casa, luego haber tenido que ir a dónde esa desagradable mujer y ahora el imbécil de Karim reclamando a Samira.Y es que esto último no me importara demasiado de no ser por el documento que ese hijo de puta me mostró en donde está la firma de Mohamed prometiendo la mano de su hija, sin embargo no tengo ninguna duda de que ese documento sea falso. Y si a eso le sumamos el hecho de que el infeliz no cree para nada que Samira murió, entonces termina de joderme la existencia.—¿Qué piensas hacer?—me dice Said, antes de agregar—No entiendo como ese capullo está tan seguro de que Samira sigue viva.—Oh yo sí que lo sé—digo, sintiendo como la rabia está a punto de explotar dentro de mí—¿O es que acaso crees que ha sido casualidad que nos estuviese esperando fuera de la casa de Sujen?Said se queda en silencio por unos
Samira Dios mío, me ha visto desnuda. Ese pensamiento no abandona mi mente mientras seco mi cuerpo y salgo de la tina colocandome la ropa interior y atando con fuerza el albornoz a mi cuerpo, sin embargo, el simple hecho de saber que tengo que enfrentarlo hace que todo el cuerpo se me acalore. Es que ¡Es un atrevido! ¿Cómo se le ocurre entrar de esa forma al baño? Tomando un respiro me decido finalmente a salir del baño, no vaya a ser que por estar demorando vuelva a entrar de imprevisto. Abro con lentitud la puerta y me es imposible saber en qué parte del cuarto se encuentra, ahora mismo debo pareces un pobre cervatillo asustado, pero no puedo evitarlo. —¿Amir?—digo, para cerciorarme que sigue aquí, aunque su olor está muy presente, lo que me hace saber que si es así. —Aquí estoy, princesa—me dice y el hecho de que su voz se oiga más gruesa de lo habitual no me ayuda para nada con el acaloramiento. —¿Po-¿Podrías salir un momento? Tengo que cambiarme y…. —Yo no tengo ningún pr