Feliz viernes, cariñitos!!! Aquí tienen el capítulo de hoy, besoooooooos
Samira Estar nuevamente en la casa que me vio crecer me llena de sentimientos contradictorios. Por un lado no puedo evitar sentir el anhelo y la añoranza que los recuerdos de mi padre, y los pocos que tengo de mi madre antes de morir, me generan. Pero por otro lado, solo puedo sentir el cuerpo lleno de tensión debido al infierno que viví en estos últimos ocho años desde que esa mujer llegó a nuestras vidas. No entiendo porque desde el primer momento ella decidió convertirme en el centro de sus desprecios y maltratos, nunca le hice nada, por el contrario, solo era una niña que anhelaba que la nueva compañera de su padre la quisiera, pero a estas alturas sobra decir que eso nunca pasó. Amir me tiene bien sujeta de la mano mientras subimos por las escaleras que son tan familiares y extrañas para mi, cuando llegamos al rellano él se detiene y me doy cuenta que está a la espera de que yo le de las indicaciones. —Oh, lo lamento, derecha, es a la derecha.—digo saliendo de mí trance y él
Amir Los papeles están justo dónde Samira me dijo que estaban, no puedo creer que esté tan cerca de poder acabar con mi padre. Sin embargo cuándo le digo que los he encontrado me sorprendo al no tener una respuesta y al girarme por poco me caigo de la m*****a silla en la estoy montando al no verla en la habitación. —Me lleva el…. Por poco me voy de cabeza al intentar tomar todos los papeles que hay en la abertura del techo y solo cuándo lo consigo me bajo con rapidez y los guardo en mi saco antes de salir de la habitación para buscar a Samira. Sin embargo, no tengo que hacer demasiado porque la veo en medio del pasillo hablando con Sujen. ¿Cómo demonios se le escapó a Said? Voy a matarlo por idiota, pienso mientras avanzo con rapidez hacia ellas esperando escuchar lo que esa mujer le dice, pero no lo consigo. —¿Qué está pasando aquí?—digo y mi tono sale más amenazante que nunca De inmediato veo como todo el cuerpo de Sujen se tensa y por el contrario el de la chiquilla se relaja
Samira Los nervios me están volviendo loca. Dentro del auto no alcanzo a escuchar nada de lo que pasa afuera y el hecho de no poder ver qué ocurre lo empeora todo. —Señor Abraham— digo llamando al chofer—¿Qué está pasando afuera? Amir… ¿él está bien? Escucho cómo el hombre se remueve en su asiento y por un momento creo que no va a decirme nada, a fin de cuentas es la primera vez que le dirijo la palabra, sin embargo, después de unos segundos que se me hacen eternos, él finalmente me contesta. —El señor está bien, está hablando con quienes nos persiguen. Sus palabras lejos de tranquilizarme solo me ponen más inquieta, pues ví suficiente televisión en su momento para saber que hablar con los perseguidores no puede terminar bien. —¿Está seguro?—Sigo insistiendo—Porque no parecían nada amigables cuándo nos embistieron. Esa vez el hombre no me contesta y estoy a punto de treparme por las paredes de la desesperación, y mejor ni hablar del beso que Amir me ha dado antes de bajar y es q
AmirEntro con Said a mi estudio y nada más hacerlo dejo salir un grito frustrado porque en definitiva este día ha sido una completa m****a.Primero mi padre apareciendo en la casa, luego haber tenido que ir a dónde esa desagradable mujer y ahora el imbécil de Karim reclamando a Samira.Y es que esto último no me importara demasiado de no ser por el documento que ese hijo de puta me mostró en donde está la firma de Mohamed prometiendo la mano de su hija, sin embargo no tengo ninguna duda de que ese documento sea falso. Y si a eso le sumamos el hecho de que el infeliz no cree para nada que Samira murió, entonces termina de joderme la existencia.—¿Qué piensas hacer?—me dice Said, antes de agregar—No entiendo como ese capullo está tan seguro de que Samira sigue viva.—Oh yo sí que lo sé—digo, sintiendo como la rabia está a punto de explotar dentro de mí—¿O es que acaso crees que ha sido casualidad que nos estuviese esperando fuera de la casa de Sujen?Said se queda en silencio por unos
Samira Dios mío, me ha visto desnuda. Ese pensamiento no abandona mi mente mientras seco mi cuerpo y salgo de la tina colocandome la ropa interior y atando con fuerza el albornoz a mi cuerpo, sin embargo, el simple hecho de saber que tengo que enfrentarlo hace que todo el cuerpo se me acalore. Es que ¡Es un atrevido! ¿Cómo se le ocurre entrar de esa forma al baño? Tomando un respiro me decido finalmente a salir del baño, no vaya a ser que por estar demorando vuelva a entrar de imprevisto. Abro con lentitud la puerta y me es imposible saber en qué parte del cuarto se encuentra, ahora mismo debo pareces un pobre cervatillo asustado, pero no puedo evitarlo. —¿Amir?—digo, para cerciorarme que sigue aquí, aunque su olor está muy presente, lo que me hace saber que si es así. —Aquí estoy, princesa—me dice y el hecho de que su voz se oiga más gruesa de lo habitual no me ayuda para nada con el acaloramiento. —¿Po-¿Podrías salir un momento? Tengo que cambiarme y…. —Yo no tengo ningún pr
Amir Ha dicho que sí. No pensé que aceptaría, mucho menos con tanta rapidez. Joder, si es que cuándo le he dicho a Said que pienso hacerla mi esposa, ni siquiera estaba pensando en hacerlo hoy, pero entonces ella me ha visto con esa cara de princesa y ha empezado a hablar sobre estar confundida y sintiendo cosas por mi y sencillamente no pude evitarlo. Las palabras salieron solas de mí y aunque sé que hay muchas más identidades que puedo darle para que no esté en la mira de nadie, el hecho de saberla mía, es algo que despierta mi lado más animal. Ahora la tengo justo enfrente, viéndose malditamente tentadora, sonrojada y llevando únicamente un albornoz cubriendo su cuerpo y no puedo estar más de acuerdo con la locura que acabo de hacer, pues plan o no de por medio, la chiquilla es y será únicamente mía. Un gruñido bajo sale de mí y me apego más a su cuerpo sintiendo como su figura encaja perfecto bajo mi cuerpo y en el momento en que ella deja salir un pequeño gemido, ahí mi cord
Samira Han pasado varios días desde ese momento en el que Amir y yo decidimos comprometernos, pero la tranquilidad que debería acompañar un compromiso se ve opacada por la oscura nube de problemas que se ciernen sobre nosotros. Para empezar está el misterio del asesino de mi padre, luego el hombre extraño que vino a la mansión a incordiar y la cereza del pastel fue el hombre que nos seguía, desde entonces la mansión ha estado llena de una tensión palpable. Los hombres de seguridad ahora patrullan cada rincón, pero aún así, no puedo sacudirme la inquietud que se ha instalado en mi pecho. A pesar de mis dudas iniciales sobre Amir, ahora cada vez que pienso en él solo tengo a un hombre dispuesto a protegerme, aunque sospecho que su método de hacerlo es más oscuro de lo que imagino. Pues algo me dice que hay mucho de Amir Rahal que no conozco. Sin embargo, no puedo negar que me siento segura a su lado, aunque la sombra del pasado y sus enemigos nos acechan, amenazando con destruir
Amir Los documentos que Samira me entregó son mucho mejor de lo que pensaba. Estoy en la oficina con Said desde las siete de la mañana revisando letra a letra, número a número lo que se encuentra ahí y no puedo evitar que la emoción se apodere de mí. Al parecer, Mohamed no solo había llevado un registro de todos los movimientos extraños que mi padre hacía, sino que además ha dejado las ubicaciones y los nombres de los posibles implicados, los cómplices. Muchos de los cuales ya tengo incluidos en mi tablero del caso y sé muy bien que están más que ligados a mi padre. Sin embargo, como siempre mi amigo sabe encontrar la manera de arruinar mi humor y esta última semana lo ha hecho con más frecuencia de lo debido, en especial desde que se ha enterado de todo el tema del compromiso. No entiendo porque demonios está tan sorprendido con el tema, si yo mismo ya le había dicho que ella sería Samira Rahal, pero al parecer, según él, quien no se da cuenta de las cosas soy yo. —Muy bien,