Bueno bueno, tercer capítulo del día!! Espero que lo disfruten :) Muchas gracias por leer y dejar la reseña, eso e motiva mucho a seguir escribiendo. Besooooos
Samira Me voy a volver loca. No, correción, este hombre va a volverme loca. Cada vez que creo que ya me he hecho una imagen de él y pienso que sé a qué atenerme, entonces llega él y se encarga de cambiarlo todo por completo y me asusta. Lo hace, porque en menos de 72 horas ha conseguido que, a pesar de las circunstancias desastrosas, me sienta bien. Tenga esperanza de que no todo está perdido y eso es algo que nunca me había pasado. Lo que me deja desconcertada y hace que todo para mí se reduzca a una simple pregunta. —¿Por qué haces todo esto por mí?—Digo sentada finalmente en la mesa del comedor, y lo agradezco pues hace que sea mucho más sencillo tener esta conversación. Pues así no siento que voy a caerme en cualquier momento con cada cosa que él me dice o cualquier gesto que me deja desconcertada. Él se queda en silencio por unos segundos que se me hacen eternos y por primera vez siento verdadera desesperación por no poder ver, pues me encantaría saber que gesto tiene en e
Amir Las cosas están saliendo mejor de lo esperado, si omito por supuesto la parte en la que Haifa ha llegado a incordiar a Samira. Ayudo a la chiquilla a ponerse en pie y ella se apoya en mi brazo, y la guío por el pasillo. —Bienvenida, princesa, al corazón de mi reino —anuncio con un toque de teatralidad, disfrutando de la pequeña, casi minúscula sonrisa que me da. Nos adentramos en la sala principal, donde el aroma a madera se mezcla con los aceites esenciales que siempre mantengo perfumando el lugar, envolviéndola. —Estamos en la sala, ¿quieres que te describa todo? —Eso… Eso estaría muy bien— me dice y yo comienzo a guiarla por todo el lugar al tiempo que empiezo a hablarle. —La habitación está decorada con tonos cálidos, donde los rojos profundos y los dorados crean una atmósfera acogedora—empiezo. Le describo cada rincón, los detalles intrincados de los tapices y la suavidad de los cojines en el sofá, permitiéndole imaginar el escenario. Al llegar a la gran escalinata,
Samira Diez días. Han pasado diez días desde que Amir me ha contado la verdad sobre la muerte de mi padre y ya 12 días desde que vivo con él y aunque al inicio no quise creerle, todo estaba ahí. En la forma en que mi padre se había vuelto cauteloso, o como ese mismo día no dejaba de repetirme una y otra vez que había cometido un error pero que ya lo estaba enmendando. Eso sin contar de todas esas cosas extrañas que me dijo durante el camino en el auto. Al parecer papá le debía dinero a una persona muy peligrosa, todo por un negocio de inversiones que salió mal y él hombre le exigió que le devolviera todo, pero mi padre no tenía como. Entonces terminó haciendo cosas… No tan legales para esa persona a cambio de saldar su deuda y al parecer ahí es donde aparece Amir, pues como abogado está cazando al hombre peligroso y le ofreció un trato a mi padre para ayudarlo a librarse del tipo. Sin embargo, las cosas no salieron como esperaban. Ahora mi padre está muerto, yo he quedado ciega
Amir24 horas antes —Pareces estar demasiado preocupado por ella... No olvides por lo que empezamos, te lo advertí, Amir.—Dice Said y la repentina seriedad hace que lo mire con cara de hastío. Aún cuando soy plenamente consciente de que estaba pensando en ella. Pero eso no significa que deba estar jodiendome todos los días. Soy hombre, joder, mis ojos si que funcionan y no voy a mentir y decir que la princesita no está como para comersela, porque si lo está. Sin embargo, sigo teniendo claras mis prioridades. Eso es algo que no pienso poner en juego, mucho menos por un par de piernas. —Y yo te he dicho ya tres veces que tengo todo bajo control, ¡joder! No soy un crío que va por ahí perdiendo la cabeza por una niña, para eso tengo ya tres mujeres que me complacen. Sin embargo, en los últimos días ni yo mismo me reconocía. Para empezar mis visitas a las mujeres se habían reducido, pues normalmente las iba a visitar casi a diario y en la última semana solo he ido dos veces. Aparte,
Amir24 horas antes —¿Dónde estoy? —Por fin estás despierto. Has estado en coma por dos días, ¿sabes? ¡No puedo creer que hayan pasado dos días desde el ataque! —¿Cómo está Samira? No la han encontrado, ¿verdad? —Ella está bien. Además, toda la mansión había sido puesta en alerta de primera clase y nadie podía acercarse, especialmente aquí. —Eso es bueno, no quiero que ella entre aquí... Aunque sé que ella no puede verme, el hecho de que no pueda caminar bien y solo respirar me duele horrores será suficiente para que sepa que algo me ha pasado. No quiero que me vea débil. ¿Cómo demonios va a creer que puedo protegerla si ni siquiera he podido protegerme a mi? —Te ves de la mierda—me dice Said desde la esquina de la habitación y yo le regalo un gesto obsceno con los dedos antes de decir: —Empieza a hablar, Said, no estoy de humor y tú pareces la persona perfecta para desquitarme. Mi amigo murmura algo por lo bajo que no alcanzo a escuchar, pero entonces se aclara la garganta
AmirEl cuerpo me duele, la herida me está sangrando y el corazón me está latiendo desesperado en el pecho, todo al mismo tiempo mientras camino lo más rápido posible con una Samira inconsciente en los brazos hacia las puertas del hospital. Nada más llegar al entrar ya el médico de confianza me espera en la puerta, ya él sabe que debe ingresar a Samira bajo otro nombre o simplemente no dejar registro de su visita, puedo ver como sus ojos se abren con impresión al verme y luego se abren un poco más al ver a la chica inconsciente en mis brazos. No quiero ni pensar lo que debe estar pasando por la mente de las personas, pero ahora mismo eso es lo último que me interesa. Un par de enfermeras llegan corriendo hasta mi junto al médico y parece que no saben a cuál de los dos atender primero. —¡Señor Rahal! ¿Qué les ha pasado? Está usted sangrando—dice el médico e intenta sostenerme, pero yo niego con la cabeza. —A ella, atiendan a ella de inmediato, se ha caído de las escaleras de la ca
Samira El dolor que siento en el cuerpo y en la esquina de mi cabeza es insoportable. Un quejido lastimero sale de mis labios cuando intento moverme un poco y es ahí cuando me doy cuenta de la vía que tengo conectada en la mano. Mi cuerpo se paraliza de repente y retengo la respiración cuando escucho el pitido proveniente de la máquina a mi lado que me confirma que me encuentro en el hospital. Por un segundo siento que estoy en un Dejavu y que el médico va a entrar a la habitación y decirme que mi padre ha muerto y que yo he quedado ciega, sin embargo aunque la puerta si es abierta, eso no es lo que sucede. No es la voz de un médico la que escucho en está ocasión, si no la de Anya que parece que corre hasta mí en el momento en el que se da cuenta que estoy despierta. —Oh, alabado sea alá, ¡Has despertado!—me dice y el tono preocupado de su voz hace que una calidez se apodere de mi pecho. Nunca nadie se había preocupado por mi de la manera en que está mujer y, para que negarlo, Am
Amir Sigo a Anya por los pasillos del hospital sin decir una sola palabra, hasta que me lleva directo a la puerta de la habitación en la que ella se encuentra. Con cada paso que doy el recuerdo de lo ocurrido regresa a mi mente consiguiendo que la rabia, la frustración y el miedo se entretejan en mi interior. ¿Por qué demonios tuvo que subir? Y ya puestos ¿Cómo se le ocurrió correr de esa forma hacia las escalares? Para el momento en que Anya da un paso a un lado yo ya estoy hecho una furia y sin siquiera tomarme un segundo en relajarme, abro la puerta de un tirón y entonces siento que tengo un Dejavu cuando la veo semi recostada en la camilla y llevando la cabeza vendada y la ropa del hospital pareciendo un cervatillo asustado. Sin embargo, su mirada perdida y asustada no hace nada en estos momento para apaciguar la rabia que llena mi cuerpo, por el contrario sólo consiguen incrementarla. ¿Cómo pudo ser tan irresponsable para ponerse en esta situación? ¿Qué carajos iba a buscar?