KIARA
Pasamos por mi departamento, esquivando a los periodistas que jamás se aburren de estar las veinticuatro horas del día parados como los espantapájaros en el campo ahuyentándome de que no vuelva a mi hogar.
El señor Smith les prohíbe la entrada y se lo agradezco con una sonrisa cuando a empujones logro entrar al edificio.
Subo las escaleras junto a Reagan y saco las llaves para abrir la puerta de mi departamento y buscar el cuadro a carbón, que hice de Kelly y Cali en el parque interior que hay dentro del hospital, que está puesto en el atril.
Termino por escribirle una dedicatoria cortita y Reagan me ayuda a cargarlo hasta el auto, haciendo la misma odisea que al principio.
Los flashes de las cámaras me ciegan, pero ninguno da declaraciones, ignorando a medio mundo, cuando el McLaren negro prende su motor, dejándolos atrás.
En el camino pasa
KIARAEl miércoles en la mañana contrató a Marcia, quien será la encargada de decorar el cuarto de Kelly, mientras nosotros no estemos. Silvia será quien la supervise. Con Reagan elegimos los colores y también el diseño de los muebles, y en la noche dimos la conferencia de prensa en un canal nacional.Era la primera vez que estaba en un estudio de televisión, que ver el maquillaje y vestuario fue un cúmulo de estrés, pero con la compañía de Raven y Julián, los nervios de apoco se fueron esfumando.Reagan aclaro todos los puntos a tratar, respondió las preguntas controversiales y no oculto mi origen ni mi nacimiento, cosa que me gustó mucho más, porque de cierta forma fue sincero con mi status.Y hoy jueves salimos en la primera plana del diario local, siendo una de las parejas más famosas de todo New York. Nuestra uni&oac
KIARAEl avión privado de la familia Armstrong aterriza en el aeropuerto exclusivo de Honolulu después de once horas de viaje. Desabrocho mi cinturón de seguridad y la sonrisa de Reagan me vuelve a desestabilizar.—¿Lo ves? —se burla—. No fue tan terrible.—Excepto por las turbulencias. De verdad pensé que esta cosa se iría al mar profundo y me ahogaría con todos mis sueños no cumplidos y tendría que vivir encadenada a ti por la eternidad, por morirnos juntos.—Me dices exagerado, cuando la exagerada eres tú.Una risa abandona mis labios y me pongo de pie junto a él. Me cuelgo al hombro el morral café de tejidos que traje y Reagan entrelaza nuestras manos, que su toque cálido siempre me conforta en una seguridad que me cuesta creer en mi misma.Las miradas furtivas de Maite, de la Señora Renata y de
KIARA Después de ordenar parte de nuestro equipaje, y aunque el viaje fue agotador, igual aprovechamos la tarde para ir a la playa. Salimos de la casa tan solo con la toalla, el bronceador y los lentes de sol como accesorios. Llevo un tapado bordado de encaje color blanco que combina con mi bikini rojo y mis hawaianas negras. La casa de la familia Armstrong queda a la orilla del mar, que tan solo bajamos tres escalones y mis pies tocan las calientes arenas blancas de la playa Lanikai. En medio de las aguas cristalinas se ven dos islotes, que por lo que me conto la rubia, una de ellas es reserva de aves nativas. También se puede llegar a esas tierras en kayak o lanchas a motor. Me saco el tapado y nos estiramos en las dos reposeras que hay cerca de la orilla, cada una a un lado y me acomodo las tiras de mi bikini, para que el bronceado me quede parejo. Reagan y Julián se van con las tablas de surf al fondo del mar a bus
KIARAReagan sigue durmiendo sobre su abdomen, que me doy vuelta en la cama viendo el nuevo día amanecer. Tomo mi celular que esta sobre la mesita de noche y las cortinas blancas del balcón se mueven con la fresca brisa que circula por toda la habitación.Dormimos con la ventana abierta, porque anoche el calor húmedo se tornó insoportable, que sudábamos peor que animales.Respondo los mensajes de mi hermana Kelly y me fijo en la hora. Son las seis de la mañana. Acaricio unos segundos el cabello del chico que duerme plácidamente a mi lado y me levanto para pintar el cuadro de Raven.«Debo avanzar como sea» Ya decidí las dos fotografías que retratare. Una la eligió ella y la otra es una sorpresa.Anoche mientras conversábamos con Reagan, realicé los bosquejos que pintaré, ya que decidí que la acuarela es la mejor t&eac
REAGAN El nivel de adrenalina se me dispara, cuando es la décima vez que le marco y no contesta el puto teléfono. Doy vueltas en la sala de estar y vuelvo a marcar, sin tener respuesta alguna. La cabeza me duele de tanto darle vuelta al asunto que me carcome el cerebro. Llegue hace una hora a la mansión para llevarla hacer snorkel y tener una tarde romántica en mi yate tan solo siendo nosotros, antes de la fiesta de Raven, pero la muy mala agradecida salió sin decirme nada, que ardo con esas ganas de querer masacrar al primer pendejo que se me cruce en el camino. —¿Lo ves? —me dice Maite—. Te lo dije. Ella no es de fiar, apenas tuvo la oportunidad se fue con otro. La pelirroja sigue sentada en los sillones azules tomándose un Martini a las rocas, de piernas cruzadas, junto a su amiga chillona. —Con otro que es tu papá —aviva el fuego que me consume Nicol—. Yo los vi hablando a solas en el despacho y luego se fue
KIARA Las horas pasan y yo no puedo dejar de admirar aquel atardecer despejado que me regala la naturaleza, pero con la vista nublada que empañan las lágrimas de mis ojos. La tarde bonita da paso a la noche oscura, pero estrellada que no pareciera que mi alma se haya entristecido tanto. No tengo ganas de moverme ni de hablar con nadie, tan solo quiero seguir aquí, acurrucada en aquel sillón en donde esta mañana pinte sintiéndome la mujer más plena y bendecida de la vida por estar viviendo un sueño hecho realidad, pero ahora… ahora ya no sé lo que siento. Mi mente es como una jungla en donde estoy perdida, sin una salida aparente. Me abrazo a mis piernas y apoyo mi mandíbula temblorosa percibiendo el dolor de mi pecho, es como si algo se fragmentara dentro de mí y tan solo sonarán los pedazos rotos de un corazón. Las lágrimas no dejan de derramarse por mis mejillas que mis ojos arden, y me estremezco cuando me doy cuenta de que
REAGAN Perdí la cuenta de los jugos que me he tomado, de las canciones que he escuchado y de las veces que he ido al baño a orinar. Me siento nuevamente en el taburete, y otra castaña se acerca con intenciones de ligar, pero la rechazo de forma amable. Ni ganas de coger tengo, que empiezo a creer que la ninfa de cabello azabache y ojos grises, si me hizo algún hechizo, porque desde que la conozco es que no he tenido sexo con nadie y eso ya es bastante. Le doy un trago llenándome con el líquido sin alcohol y pido otro. Ni siquiera me atrevo a volver a la mansión. No quiero enfrentarla, porque sé que me dolerá ver la decepción en su mirada, que prefiero huir como un cobarde. Un cobarde que no sabe pedir perdón. Trueno mi cuello y prendo mi celular, que apenas funciona me llegan cientos de mensajes que no quiero contestar. Me voy al chat de Kiara, pero nada. Sé que debería ser yo quien inicie la conversación para buscar l
KIARALa cabeza quiero arrancármela por todo lo que estoy sintiendo. La luz potente de las ventanas me molesta, aumentando el malestar. Todo me duele y tan solo quiero desaparecer.Pero entonces lo recuerdo. Lo recuerdo todo… o bueno, en parte, ya que después del segundo trago rosado que me tome, todo se me distorsiono a un nivel que no pude prever. Pensé que tendría control de mí, pero que equivocada estaba.Creo que el peor error de la vida es juntar alcohol con penas de amor, eso te genera un problema.La realidad parecía tan irreal y tan satisfactoria a la vez, que tome y tome como si no hubiera un mañana tratando de apaciguar lo que mi corazón sentía «Soy un desastre» Me inclino para ver donde estoy y me asusto cuando veo a Reagan sentado a los pies de la cama observándome, tan solo lleva puesto su short, el mismo que usaba cuando discutimos.