KIARA
Reagan sigue durmiendo sobre su abdomen, que me doy vuelta en la cama viendo el nuevo día amanecer. Tomo mi celular que esta sobre la mesita de noche y las cortinas blancas del balcón se mueven con la fresca brisa que circula por toda la habitación.
Dormimos con la ventana abierta, porque anoche el calor húmedo se tornó insoportable, que sudábamos peor que animales.
Respondo los mensajes de mi hermana Kelly y me fijo en la hora. Son las seis de la mañana. Acaricio unos segundos el cabello del chico que duerme plácidamente a mi lado y me levanto para pintar el cuadro de Raven.
«Debo avanzar como sea» Ya decidí las dos fotografías que retratare. Una la eligió ella y la otra es una sorpresa.
Anoche mientras conversábamos con Reagan, realicé los bosquejos que pintaré, ya que decidí que la acuarela es la mejor t&eac
REAGAN El nivel de adrenalina se me dispara, cuando es la décima vez que le marco y no contesta el puto teléfono. Doy vueltas en la sala de estar y vuelvo a marcar, sin tener respuesta alguna. La cabeza me duele de tanto darle vuelta al asunto que me carcome el cerebro. Llegue hace una hora a la mansión para llevarla hacer snorkel y tener una tarde romántica en mi yate tan solo siendo nosotros, antes de la fiesta de Raven, pero la muy mala agradecida salió sin decirme nada, que ardo con esas ganas de querer masacrar al primer pendejo que se me cruce en el camino. —¿Lo ves? —me dice Maite—. Te lo dije. Ella no es de fiar, apenas tuvo la oportunidad se fue con otro. La pelirroja sigue sentada en los sillones azules tomándose un Martini a las rocas, de piernas cruzadas, junto a su amiga chillona. —Con otro que es tu papá —aviva el fuego que me consume Nicol—. Yo los vi hablando a solas en el despacho y luego se fue
KIARA Las horas pasan y yo no puedo dejar de admirar aquel atardecer despejado que me regala la naturaleza, pero con la vista nublada que empañan las lágrimas de mis ojos. La tarde bonita da paso a la noche oscura, pero estrellada que no pareciera que mi alma se haya entristecido tanto. No tengo ganas de moverme ni de hablar con nadie, tan solo quiero seguir aquí, acurrucada en aquel sillón en donde esta mañana pinte sintiéndome la mujer más plena y bendecida de la vida por estar viviendo un sueño hecho realidad, pero ahora… ahora ya no sé lo que siento. Mi mente es como una jungla en donde estoy perdida, sin una salida aparente. Me abrazo a mis piernas y apoyo mi mandíbula temblorosa percibiendo el dolor de mi pecho, es como si algo se fragmentara dentro de mí y tan solo sonarán los pedazos rotos de un corazón. Las lágrimas no dejan de derramarse por mis mejillas que mis ojos arden, y me estremezco cuando me doy cuenta de que
REAGAN Perdí la cuenta de los jugos que me he tomado, de las canciones que he escuchado y de las veces que he ido al baño a orinar. Me siento nuevamente en el taburete, y otra castaña se acerca con intenciones de ligar, pero la rechazo de forma amable. Ni ganas de coger tengo, que empiezo a creer que la ninfa de cabello azabache y ojos grises, si me hizo algún hechizo, porque desde que la conozco es que no he tenido sexo con nadie y eso ya es bastante. Le doy un trago llenándome con el líquido sin alcohol y pido otro. Ni siquiera me atrevo a volver a la mansión. No quiero enfrentarla, porque sé que me dolerá ver la decepción en su mirada, que prefiero huir como un cobarde. Un cobarde que no sabe pedir perdón. Trueno mi cuello y prendo mi celular, que apenas funciona me llegan cientos de mensajes que no quiero contestar. Me voy al chat de Kiara, pero nada. Sé que debería ser yo quien inicie la conversación para buscar l
KIARALa cabeza quiero arrancármela por todo lo que estoy sintiendo. La luz potente de las ventanas me molesta, aumentando el malestar. Todo me duele y tan solo quiero desaparecer.Pero entonces lo recuerdo. Lo recuerdo todo… o bueno, en parte, ya que después del segundo trago rosado que me tome, todo se me distorsiono a un nivel que no pude prever. Pensé que tendría control de mí, pero que equivocada estaba.Creo que el peor error de la vida es juntar alcohol con penas de amor, eso te genera un problema.La realidad parecía tan irreal y tan satisfactoria a la vez, que tome y tome como si no hubiera un mañana tratando de apaciguar lo que mi corazón sentía «Soy un desastre» Me inclino para ver donde estoy y me asusto cuando veo a Reagan sentado a los pies de la cama observándome, tan solo lleva puesto su short, el mismo que usaba cuando discutimos.
REAGAN Kiara sigue desviándome la mirada, es sutil, pero lo percibo. Apenas me habla y siento que me está castigando por todo lo que le hice. No me siento orgullo de ese impulso que fue netamente mi culpa, pero al menos estoy intentado apelar a su misericordia y a esa compasión que sé que tiene guardado en el fondo de su alma. El fin de semana fue un carrusel de emociones, que ninguno pudo tolerar porque nos mareamos conociendo una parte verdadera de nuestras personalidades. Giramos en un círculo no encontrándole ninguna salida a lo que nos distancio. Pero al menos, ahora sé que es sensible, insegura, y un poco infantil. Se ilusiona con las cosas sencillas de la vida, pero también se decepciona rápido de las expectativas que siempre le pone a la gente. No obstante, cuando quiere puede tener un espíritu fuerte y con un temple de acero que hace temblar a todos. Y eso es lo que más me gusta de ella, la fortaleza que radica en su ser, que
REAGAN La conversación con Julián me sirvió para despejar la mente y darme cuenta de algo importante. No tengo porque alejarla, es mejor dejar fluir y que las piezas de este rompecabezas encajen donde mejor van. No voy a planear nada. Ni tampoco voy a forzar nada. Tan solo voy hacer lo que me nace, claramente sin dañarla en el proceso. Manejo buscando el otro lugar que me interesa llegar. Paso por la tienda infantil y compro las prendas de vestir que estoy segura que ella necesita. La vendedora me ayuda con los colores de los vaqueros, las ballerinas, el jersey y la playera de su talla. Por último, llamo a Peter preguntando por Kiara, quien me informa que sigue en mi departamento, pero que se está preparando para ir a la degustación de comida, que es a las siete de la tarde, ya que le pidió expresamente a él, si es que la podía llevar. Sonrío por lo aguerrida que es. Eso es lo otro que me gusta de ella, que no es de las
KIARA Cuando siento que las cosas no pueden ir más mal, siempre hay algo peor que me demuestra lo contrario. Mi intención jamás fue ser indiferente con Reagan, pero todo ha sucedido tan rápido, que a penas me da el tiempo de pensar en cómo quiero dirigir mi vida. Kelly es mi prioridad ahora, aun cuando mi corazón lata con fuerza por él, debo guardar energía para resistir los días que se nos avecinan. Saco el teléfono de mi bolso y busco el contacto de Reagan, esta tarde salió tan molesto, que me da miedo que se vuelque al alcohol como si no hubiera un mañana. Tan solo es apretar “llamar” y voy a poder escuchar su voz para saber que está bien, pero esa vocecita en mi cabeza vuelve aparecer con más fuerza, negándome siempre a lo que verdaderamente quiero hacer, que vuelvo a guardar el teléfono y apoyo mi cabeza en el vidrio del vehículo suspirando. Peter me lleva a la casona blanca para hacer la degustación de comida. Decidí ir,
KIARA Los nervios los tengo a flor de piel, tanto que tengo un dolor de estómago insoportable, me doy vuelta en la cama, pero de anoche que no he podido dormir absolutamente nada, que tendré unas ojeras negras horribles. Estos últimos días han sido un verdadero caos, entre elegir mi vestido de novia, mudarme y ver los últimos detalles de la boda, que de tanto moverme de aquí para allá, tengo un dolor muscular en los hombros y en todo el cuerpo. Pero lo que me tiene más tensa y llena de nudos es que hoy es mi boda. Una falsa, repite mi cabeza, pero entonces ¿Por qué se siente tan real, que tengo hasta los síntomas de una novia verdadera? Sudo helado, mis manos tiemblan y en mi mente no se dejan de repetir las decenas de cosas que pueden pasar, para arruinarme el día. Froto mi rostro y luego lo giro hacia mi lado izquierdo en donde Reagan sigue de espaldas durmiendo plácidamente. A él nada lo perturba, pero estoy que huyo de aqu