KIARA
La cabeza quiero arrancármela por todo lo que estoy sintiendo. La luz potente de las ventanas me molesta, aumentando el malestar. Todo me duele y tan solo quiero desaparecer.
Pero entonces lo recuerdo. Lo recuerdo todo… o bueno, en parte, ya que después del segundo trago rosado que me tome, todo se me distorsiono a un nivel que no pude prever. Pensé que tendría control de mí, pero que equivocada estaba.
Creo que el peor error de la vida es juntar alcohol con penas de amor, eso te genera un problema.
La realidad parecía tan irreal y tan satisfactoria a la vez, que tome y tome como si no hubiera un mañana tratando de apaciguar lo que mi corazón sentía «Soy un desastre» Me inclino para ver donde estoy y me asusto cuando veo a Reagan sentado a los pies de la cama observándome, tan solo lleva puesto su short, el mismo que usaba cuando discutimos.
REAGAN Kiara sigue desviándome la mirada, es sutil, pero lo percibo. Apenas me habla y siento que me está castigando por todo lo que le hice. No me siento orgullo de ese impulso que fue netamente mi culpa, pero al menos estoy intentado apelar a su misericordia y a esa compasión que sé que tiene guardado en el fondo de su alma. El fin de semana fue un carrusel de emociones, que ninguno pudo tolerar porque nos mareamos conociendo una parte verdadera de nuestras personalidades. Giramos en un círculo no encontrándole ninguna salida a lo que nos distancio. Pero al menos, ahora sé que es sensible, insegura, y un poco infantil. Se ilusiona con las cosas sencillas de la vida, pero también se decepciona rápido de las expectativas que siempre le pone a la gente. No obstante, cuando quiere puede tener un espíritu fuerte y con un temple de acero que hace temblar a todos. Y eso es lo que más me gusta de ella, la fortaleza que radica en su ser, que
REAGAN La conversación con Julián me sirvió para despejar la mente y darme cuenta de algo importante. No tengo porque alejarla, es mejor dejar fluir y que las piezas de este rompecabezas encajen donde mejor van. No voy a planear nada. Ni tampoco voy a forzar nada. Tan solo voy hacer lo que me nace, claramente sin dañarla en el proceso. Manejo buscando el otro lugar que me interesa llegar. Paso por la tienda infantil y compro las prendas de vestir que estoy segura que ella necesita. La vendedora me ayuda con los colores de los vaqueros, las ballerinas, el jersey y la playera de su talla. Por último, llamo a Peter preguntando por Kiara, quien me informa que sigue en mi departamento, pero que se está preparando para ir a la degustación de comida, que es a las siete de la tarde, ya que le pidió expresamente a él, si es que la podía llevar. Sonrío por lo aguerrida que es. Eso es lo otro que me gusta de ella, que no es de las
KIARA Cuando siento que las cosas no pueden ir más mal, siempre hay algo peor que me demuestra lo contrario. Mi intención jamás fue ser indiferente con Reagan, pero todo ha sucedido tan rápido, que a penas me da el tiempo de pensar en cómo quiero dirigir mi vida. Kelly es mi prioridad ahora, aun cuando mi corazón lata con fuerza por él, debo guardar energía para resistir los días que se nos avecinan. Saco el teléfono de mi bolso y busco el contacto de Reagan, esta tarde salió tan molesto, que me da miedo que se vuelque al alcohol como si no hubiera un mañana. Tan solo es apretar “llamar” y voy a poder escuchar su voz para saber que está bien, pero esa vocecita en mi cabeza vuelve aparecer con más fuerza, negándome siempre a lo que verdaderamente quiero hacer, que vuelvo a guardar el teléfono y apoyo mi cabeza en el vidrio del vehículo suspirando. Peter me lleva a la casona blanca para hacer la degustación de comida. Decidí ir,
KIARA Los nervios los tengo a flor de piel, tanto que tengo un dolor de estómago insoportable, me doy vuelta en la cama, pero de anoche que no he podido dormir absolutamente nada, que tendré unas ojeras negras horribles. Estos últimos días han sido un verdadero caos, entre elegir mi vestido de novia, mudarme y ver los últimos detalles de la boda, que de tanto moverme de aquí para allá, tengo un dolor muscular en los hombros y en todo el cuerpo. Pero lo que me tiene más tensa y llena de nudos es que hoy es mi boda. Una falsa, repite mi cabeza, pero entonces ¿Por qué se siente tan real, que tengo hasta los síntomas de una novia verdadera? Sudo helado, mis manos tiemblan y en mi mente no se dejan de repetir las decenas de cosas que pueden pasar, para arruinarme el día. Froto mi rostro y luego lo giro hacia mi lado izquierdo en donde Reagan sigue de espaldas durmiendo plácidamente. A él nada lo perturba, pero estoy que huyo de aqu
KIARA Me miro al espejo viendo un reflejo que desconozco totalmente. No puedo creer que sea yo, pero la mirada brillosa de mi hermana y de mi cuñada, me dicen que sí, que este es mi momento, uno que nunca espere, pero que ahora está sucediendo. El aire no me sale y los ojos se me cristalizan, añorando a mis padres. Si esto realmente fuera real, estaría devastada por aquella ausencia que ahora siento que necesito como a nadie. A veces me siento sola, cargando con un montón de cosas que nunca he expresado, y que en ocasiones me ahogan. Ser fuerte todo el tiempo, también tiene sus desventajas, que trato de asimilar que también soy humana, y debo tener debilidades que me hacen ser quien soy. Alguien frágil, alguien rota, alguien llena de frustraciones, pero con un camino que tan solo está recién comenzando. Nunca nadie dijo que la vida era fácil, pero aquí estoy de pie luchando y eso me hace ser alguien imparable, suficiente para
REAGAN Kiara camina elegante y altiva junto a mi padre, quien la mira casi con orgullo. Ella le agrada, le agrada mucho, que después de la conversación que tuvimos esta mañana, nuestra relación ha mejorado notablemente. No somos confidente con Rogelio, pero al menos dejamos las peleas de lado e hicimos un trato: No sacar el pasado para empañar el presente. Me vuelvo enfocar en mi mujer que me hace tragar duro con el modelo de vestido blanco que eligió. Me deja apreciar su silueta que se le marca hasta la cintura, y de las caderas la tela le cae con un poco de relieve que termina en una sutil cola. El cabello azabache hace contraste con la dulzura que muestra, ya que el maquillaje es suave conservando la naturalidad y la esencia de Kiara. —Se ve preciosa —me dice Kelly quien se mantiene a mi lado, sosteniendo el almohadón que tiene el cofre con los anillos. —Es preciosa —susurro y ella se ríe. Mi padre llega a mi
KIARA Entramos al salón entre aplausos eufóricos. Más de la mitad de las personas que fueron invitadas no las conozco, pero aquí estoy dándolo todo, como siempre. Con la frente en alto. Nos movemos hacia otro salón más pequeño, en donde el juez nos está esperando para oficiar la ceremonia civil aquella que es ante la ley. Nos leen el código estatal y federal de los EE. UU, contándonos los derechos y deberes que tenemos como cónyuges, nos preguntan si venimos libres y voluntariamente a casarnos, y una vez que decimos el sí, firmamos el acta, estampado la firma y nuestra huella con tinta negra. Raven y Julián son nuestros testigos y padrinos, que ellos también firman el acta de matrimonio, la cual deja la constancia de que desde hoy el plazo comenzará a regir. Seis meses para despedirme de este sueño que parece tan real y que estoy amando profundamente. Los invitados nos vuelven a felicitar entre abrazos y buenos deseos.
REAGAN Kiara se desploma generándome un terror que nunca antes había sentido. Mis reflejos alcanzan a coaccionar para sostenerla en mis brazos, pero igual caigo con ella al suelo, dejando que la primera convulsión aparezca. —¡¿Que m****a hiciste?! —Raven encuella a Maite a la pared, que esta última se comienza a reír escandalosamente. —Llama una ambulancia —ordeno sacándome el teléfono del pantalón y pasándoselo a Abril. El temblor de mis extremidades no me deja soltar a Kiara quien se sacude violentamente y la dejo de lado para que no se ahogue con sus propios fluidos, vomita sangre, sus ojos los pone en blanco y los segundos se vuelven eternos lacerándome por dentro, que sudo frio al verla tan vulnerable. —Muñeca…—susurro y la voz se me apaga cuando no sé qué hacer para detener su dolor. Otra convulsión la ataca y comienzo a desesperarme. «La voy a perder». La respiración se le ralentiza y de pronto queda inconscient