KIARA
Entramos al salón entre aplausos eufóricos.
Más de la mitad de las personas que fueron invitadas no las conozco, pero aquí estoy dándolo todo, como siempre. Con la frente en alto.
Nos movemos hacia otro salón más pequeño, en donde el juez nos está esperando para oficiar la ceremonia civil aquella que es ante la ley. Nos leen el código estatal y federal de los EE. UU, contándonos los derechos y deberes que tenemos como cónyuges, nos preguntan si venimos libres y voluntariamente a casarnos, y una vez que decimos el sí, firmamos el acta, estampado la firma y nuestra huella con tinta negra.
Raven y Julián son nuestros testigos y padrinos, que ellos también firman el acta de matrimonio, la cual deja la constancia de que desde hoy el plazo comenzará a regir.
Seis meses para despedirme de este sueño que parece tan real y que estoy amando profundamente.
Los invitados nos vuelven a felicitar entre abrazos y buenos deseos.
REAGAN Kiara se desploma generándome un terror que nunca antes había sentido. Mis reflejos alcanzan a coaccionar para sostenerla en mis brazos, pero igual caigo con ella al suelo, dejando que la primera convulsión aparezca. —¡¿Que m****a hiciste?! —Raven encuella a Maite a la pared, que esta última se comienza a reír escandalosamente. —Llama una ambulancia —ordeno sacándome el teléfono del pantalón y pasándoselo a Abril. El temblor de mis extremidades no me deja soltar a Kiara quien se sacude violentamente y la dejo de lado para que no se ahogue con sus propios fluidos, vomita sangre, sus ojos los pone en blanco y los segundos se vuelven eternos lacerándome por dentro, que sudo frio al verla tan vulnerable. —Muñeca…—susurro y la voz se me apaga cuando no sé qué hacer para detener su dolor. Otra convulsión la ataca y comienzo a desesperarme. «La voy a perder». La respiración se le ralentiza y de pronto queda inconscient
REAGAN Después de insistir una hora, el doctor me dejo ver a Kiara, que ahora estoy en esta sala de esterilización para entrar a la sala de unidades de cuidado intensivos, la rabia me carcome por dentro. Atentaron contra su vida y no voy a darme por vencido hasta encontrar con los culpables. Una de las enfermeras me pasa un traje verde que me pongo encima de la camisa y los pantalones de tela que estoy usando, también me acomodo el gorro y la mascarilla. Salgo al pasillo y la misma mujer me guía hacia la sala en la cual la tienen monitoreando en observación. La entrada esta custodiada con otros cuatro policías, ya que, si la intentaron matar una vez, el detective Smith no descarta otro intento. Ella me abre la puerta y a mí el ánimo se me baja hasta el suelo al verla en aquella camilla. —Si algo sucede… —No tiene que amenazarme —me adelanto. Se que soy el primer sospechoso, pero yo seria incapaz de atentar cont
REAGAN Despierto con una contractura muscular que me rompe la espalda y los hombros. Me ducho rápido y tan solo me coloco zapatillas, un vaquero negro y una camisa blanca. Salgo al pasillo arremangándome la camisa y me topo con Julián que se está mirando al espejo arreglándose su traje azul impecable. Adulándose como siempre. —Vamos —le señalo. —¿Y el desayuno? —reclama juntando sus cejas—. No puedo empezar mi jornada laboral sin comer, si no mis neuronas se van a morir y las necesito para ser el mejor cabrón que existe en la faz de la tierra. Ruedo los ojos. —De camino. Bufa y se despide de Silvia, quien le da un sándwich que se come en el trayecto. Manejo por las calles para ir a dejarlo al tribunal. Pero antes, pasamos por una cafetería en la cual compro dos cajas de donas y café. Julián se traga media caja solo, pero yo no puedo probar ningún bocado, el mal sabor se extiende al no tenerla conmigo. —
Bellas personitas lamento mucho la demora en la actualización de capítulos, estas últimas semanas han sido algo caóticas para mí, pero ya estoy de vuelta. Les pido disculpa a los lectores frecuentes, sé que han invertido tiempo y dinero, por eso desde ya les agradezco por su paciencia, espero que mi retraso no vuelva a ocurrir, ya que les debo respeto a todos ustedes. También quería informarle que desde el capítulo cuarenta hubo algunos cambios para agilizar la trama, (así no extenderme más de lo necesario) por si quieren leerlos. Intentare subir todos los capítulos que mi tiempo me permita y la historia no se alargara más de lo debido para que estén tranquilos. Les vuelvo agradecer por su tiempo y espero que cada uno de ustedes este bien. Les mando un abrazo grande. Se despide atentamente Elika.
REAGANLlego a la pequeña tienda del centro de la ciudad y Aníbal me recibe en su despacho. Dejo los objetos sobre el mesón, ya que no confió en nadie, y necesito hacer mis propias averiguaciones con respecto a mi madre.—Esto es confidencial. No importa el precio, pero la información que saques de estos aparatos no puede filtrarse por nada de nada —advierto.—Si, tan solo dígame que necesita en específico.—Todo lo que puedas rescatar —declaro—. Necesito que abras esta caja fuerte y me informes que es lo que contiene. También necesito que hagas un catastro de todos los números de teléfonos que llamo este celular. Cuentas bancarias, fotografías, mensajes y correos electrónicos. Todo lo movimiento que ha tenido estos últimos tres años.El chico se tensa.—Eso…—Por el
KIARADespierto somnolienta, fijándome que Reagan se fue dejándome sola en esta fría habitación.Me siento en la camilla y miro hacia la ventana. Mis ojos buscan el hermoso cielo azul, que es uno de las pocas cosas que me quitan la ansiedad. Trato de calmar los nervios que sienten mis extremidades imaginándome otra historia, pero es en vano porque no dejo de temblar, estando alerta a todo lo que me rodea.«Debo ser fuerte y valiente» me repito una y otra vez, pero no dejo de pensar en el desconocido que pudo ser capaz de cometer una atrocidad como esta.Me intentaron matar y tan solo proyectarme en ese suceso tan fatídico, mi corazón duele y sangra, no porque le tenga miedo a la muerte, sino porque mi Kelly se hubiera quedado sola, sin nadie que fuera su apoyo, su protección, su compañía. Eso es lo que más coraje me da.La rabia me entra a mome
REAGAN Llego a la estación de policía y de lejos veo como Julián sigue sentado, mostrando un rostro decaído que me genera un malestar en el centro del abdomen. Se ha sacado la chaqueta de su traje azul y se remango las mangas de la camisa, dejando lucir el Rolex de oro que siempre usa. Esta tecleando algo en la laptop que tiene en su regazo, concentrado y serio. Camino por los pasillos para llegar a la sala de espera, que es el lugar idóneo para hacer las denuncias y querellas respectivas. El teléfono de la estación no deja de sonar y el mesón está lleno de personal que se afana en hacer papeleos dando las indicaciones a las decenas de personas que preguntan por sus causas criminales. Varios se me quedan mirando, pero ignoro a medio mundo, ya que no me queda más que afrontar que las últimas horas he sido noticia de primera plana. Me acerco a mi amigo y él alza su vista, que deja la laptop a su lado y se levanta de los asientos azules.
REAGANJulián se queda a cargo de Rav y le pido que me informe de lo que va a suceder con mamá.—Ve tranquilo —susurra sin dejar de abrazar a mi hermana pequeña. Ella esconde su rostro en el cuello de mi amigo, y los dejo ahí, a la espera de un nuevo reporte.Salgo corriendo de la estación, para montarme en mi vehículo y así llegar al hospital lo más rápido posible.El camino se me hace eterno y no dejo de tener esa maldita espina atravesada en la garganta.Llamo a Peter exigiéndole que hoy mismo me tenga los seis guardaespaldas que acompañaran a Kiara, de aquí hasta que este caso se resuelva. También le pido que busque a alguien para que me adecue el departamento que tengo en el Hudson Square.Todo el edificio de esa calle es mío, pero los apartamentos los tengo arrendados a excepción de uno, que est&aa