Malas decisiones
Santino estaba colgado de una cuerda, mientras pataleaba a punto de asfixiarse.

— ¡No! —gritó Eva desesperada al verlo rojo, casi ahogado.

— ¡Por favor Santi! ¡Aguanta por dios! —gritó corriendo a la cocina para tomar unos cuchillos, y cortar la cuerda.

Las manos de Evangelina comenzaron a sudar ¿Por qué Santino era capaz de hacer eso? Comenzó a culparse por la sencilla razón de que él hacía eso por ella, sin ni siquiera imaginar que era una vil manipulación.

Tomó un cuchillo que estaba en la mesa de la cocina (¿Qué casualidad no?). Y corrió de nuevo a la habitación, para montarse en una silla y cortar la cuerda de prisa.

Santino cayó al piso, respirando con dificultad a la misma vez que comenzaba a llorar.

Eva estaba asustada. Comenzó a llorar en un estado de shock, aterrada.

¿Qué tenía él en la cabeza? ¿Acaso era su culpa?

Abrazó a Santi por la espalda, pegándose a él a la misma vez que seguía llorando.

—No hagas esto, ¡Santino, por dios! ¿Por qué hiciste esto? —lloraba preocupada.

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