Santino estaba colgado de una cuerda, mientras pataleaba a punto de asfixiarse.— ¡No! —gritó Eva desesperada al verlo rojo, casi ahogado.— ¡Por favor Santi! ¡Aguanta por dios! —gritó corriendo a la cocina para tomar unos cuchillos, y cortar la cuerda.Las manos de Evangelina comenzaron a sudar ¿Por qué Santino era capaz de hacer eso? Comenzó a culparse por la sencilla razón de que él hacía eso por ella, sin ni siquiera imaginar que era una vil manipulación.Tomó un cuchillo que estaba en la mesa de la cocina (¿Qué casualidad no?). Y corrió de nuevo a la habitación, para montarse en una silla y cortar la cuerda de prisa.Santino cayó al piso, respirando con dificultad a la misma vez que comenzaba a llorar.Eva estaba asustada. Comenzó a llorar en un estado de shock, aterrada.¿Qué tenía él en la cabeza? ¿Acaso era su culpa?Abrazó a Santi por la espalda, pegándose a él a la misma vez que seguía llorando.—No hagas esto, ¡Santino, por dios! ¿Por qué hiciste esto? —lloraba preocupada.—
Evangelina había decidido ayudar a Santino en todo el proceso de terapia con el psicólogo. Demetrio se había mantenido distante a toda la situación, pero no dejaba para nada que sus hijos fueran a casa de Eva, cosa que Evangelina le molestaba un poco, pero era el progenitor de los niños y no quería quebrantar su autoridad, e incluso Ramona se había ido a la mansión Laureti, dónde junto a la otra niñera los cuidaba. —¿Crees que soy exagerado Antonio? Pero Santino manipula a Evangelina y temo que esto termine por separarnos en algún momento —dijo Laureti, mientras llevaba una copa de champaña a sus labios.—No sé qué decirte, Eva y Santino han sido amigos por mucho tiempo, imagino que debe ser difícil para ella alejarse de él, y creerlo un peligro —respondió con paciencia Antonio, que intentaba ponerse en la posición de Eva.—También lo he pensado, y a veces pienso que exagero, no creas que no lo hago, pero, algo dentro de mí me lo dice. Me dice que Santino está obsesionado con Eva y no
A horas de la madrugada Evangelina se levantó para ver a Demetrio dormir a su lado, lo despertó con un beso en los labios para irse.—Tengo que irme, mi amor —besó sus labios con ternura.—¿Ya? —preguntó entredormido.—Sí, quiero irme temprano para volver lo antes posible, además, recuerda que voy a ir con Alexander y él es un problema con el horario —dijo acariciando su rostro.—¡Cuidado con el ruso! —bufó con burla.—Soy solo tuya, Demetrio —dijo sonriendo mostrando los hoyuelos que se marcaban en las mejillas.Demetrio la miró con amor, Evangelina detalló su hermoso rostro, largas pestañas y ojos tan azules que la hacían estremecer.—Sé que soy hermosa, pero no me acoses —soltó su arrogancia como siempre.Eva golpeó un poco su estómago —Eres un prepotente —bufó.—Ja, ja, ja, lo sé —dijo Demetrio en medio de un bostezo.—Cuida a los niños, voy a traerles regalos a todos, no sabes la sorpresa enorme que te tengo —besó sus labios y con una extraña sensación se metió en la ducha.Una h
Cuando Evangelina llegó a la clínica, estaba asustada, con las manos temblorosas y el corazón acelerado. Demetrio Laureti era el único hombre que ella había amado e incluso que amaba.—¿Massimo, dime que Demetrio está bien? —le preguntó a su suegro que estaba en la sala de espera, sentada con las manos en la cabeza, mirando al piso.—Está fuera de peligro —Eva suspiró sintiendo que el alma volvía a su cuerpo en ese momento.—¿Puedo verlo? —preguntó ansiosa.—Eva, Demetrio sufrió una explosión y gran parte de su rostro quedó desfigurado —musitó Mássimo con dolor.Evangelina llevó las manos a su boca sorprendida. Demetrio era un hombre vanidoso con su cuerpo, que le encantaba mostrar sus atributos y que amaba cada parte de él, y seguramente verse desfigurado le causaría un gran shock emocional.Eva notó como una lágrima espesa salía de sus ojos; en ningún momento pensó en ella, en cómo lo vería ahora, a ella no le importaba el aspecto físico de Demetrio, todo lo contrario, a ella le impo
Apenas rayó el alba, Evangelina se levantó de la cama decidida a luchar por el hombre que amaba.Tomó una larga ducha de jazmines y se colocó una pijama sexi, para lucírsela a ese hombre qué tanto amaba. Había dormido en la habitación al lado de la de Laureti, y por largas horas lo escuchó sollozar con el deseo de ir a su habitación, pero no quiso hacerlo, para no atosigarlo.Cuando estuvo lista, bajó para subirle el desayuno a Demetrio, e intentar que comiera un poco, ya que los últimos días en la clínica casi no había querido comer.—Buenos días mis amores —saludó a los tres Italianos que estaban sentados en fila en el comedor.—Buenos días, mami, estamos despiertos temprano porque hoy es clase de música —exclamó Andrea con una sonrisa de entusiasmo.—Mami, le he hecho un dibujo a mi papi, para que se lo entregues —intervino Fernanda que le encantaba dibujar.—A ver, de qué se trata el dibujo —tomó el dibujo en sus manos; era un dibujo de Demetrio con un enorme corazón rojo en la mit
—¡Joder, Eva! Te dije que ese hombre era un peligro —gritó Demetrio con el rostro rojo de coraje.Evangelina sentía su corazón latir lentamente, pensaba que conocía a Santino de toda la vida, compartió con él, y nunca lo conoció.Llevó las manos a su rostro empapado mientras ahogaba el llano en ellas, aun sin poder creerlo. Aunque no era seguro, existía la posibilidad, por qué nadie conocía la empresa tan bien como Santino y justo esa misma madrugada Eva le había dicho que no lo quería en su vida.Eva sentía que su mundo daba vueltas cada vez que lo pensaba, intentó levantarse para ir al baño, pero no pudo hacerlo provocando que vomitara al pie de la cama.Demetrio la tomó por el cabello, mientras daba palmadas en su espalda —Te llevaré al médico.Eva negó con la cabeza, pero Demetrio insistió tanto que una hora después estaban en el hospital, tomando análisis de sangre para saber el porqué de los mareos repentinos de Eva.—Deja de tapar tu cara Demetrio, el que no quiera mirarte que
Después de darle un té a Luisa, y convencerla de que sería uno más y ya, Evangelina subió con su marido a la habitación. Estaba feroz por tenerlo, y él lo sabía muy bien.Se metió en la ducha por largas horas, para difundir su cuerpo en un baño de rosas y usar todas las cremas con olores que le encantaba usar, y así despertar al hombre salvaje que tenía Demetrio por dentro.Su entrepierna palpitaba de solo imaginar que iba a estar con él. Lo deseaba realmente con locura.Eva peinó su largo cabello, para dejarlo suelto y que hiciera juego con el baibidor de color rojo que había optado por ponerse.Mordió su labio en el espejo al verse. Su corazón latía a mil por hora de una manera tan fuerte que parecía que lo podía oír.Cuando salió a la habitación, todo el deseo que sentía por estar con su futuro esposo se derrumbó al verlo dormido en la cama.Eva se acercó a él con cautela para verlo "dormir plácidamente'' en la enorme cama de sábanas blancas de su habitación.—¡Ay, no esté, no me va
La alegría volvió al cuerpo de Demetrio. Sentía de nuevo esa esperanza de vivir, y luchar, no solo por ser guapo o no, era más que eso, era sociedad, una sociedad que seguramente lo iba a humillar hasta cansarse, ya lo había experimentado el día anterior con apenas unos niños curiosos que lo miraban, y definitivamente para el italiano, que era un hombre sensible a los sucesos, por todo el dolor que había pasado, era demasiado que soportar.El médico le dijo que después de la operación estaría un par de semanas vendado, y que no podía salir a la luz solar, además de mucho descanso; cosa que retrasaría de nuevo la boda de Evangelina, y era algo que Anderson no quería tolerar, no quería seguir viviendo y durmiendo con Laureti sin estar casada, en el tiempo de antes era muy conservadora, y aún quedaba un poco de ese miedo o respeto por ahí en su interior.Salieron contentos del consultorio. A Eva le costó convencer a Demetrio de casarse primero y después ser operado, pero, después de unos