Capítulo 7

Fuera solo quedaba una candidata, Rebeca. La chica que acababa de salir sonrió nerviosa y se acercó a ella.

- Si yo fuera tú, saldría corriendo y renunciaría a esta entrevista. - Becca frunció el ceño y preguntó por qué. - Aunque es un sueldo alto, no merece la pena. Quiere que estés disponible las veinticuatro horas del día, ¿cómo puedes tener una vida así? Nadie está tan loco como para aceptar eso y renunciar a su propia vida.

- Señorita Clifford. - Rebecca se levantó con un largo suspiro y le dio las gracias cuando la mujer le dedicó una sonrisa alentadora antes de abandonar el pasillo.

- Rebeca Clifford. - Dijo Edward leyendo los documentos que tenía delante sin molestarse siquiera en mirar a la mujer. - Treinta años, licenciada en arquitectura, hizo algunas prácticas hasta los veintitrés, pero luego se dedicó al diseño gráfico, pero abandonó los estudios en el tercer año y nunca trabajó en ese campo. De los 23 a los 27 no trabajó en absoluto, solo fue "ama de casa". Trabajó en RRHH para una pequeña empresa durante tres años. Se divorció hace poco. ¿Ya está?

- Sí, señor. - Rebecca estaba sudando frío, sentía que la tensión aumentaba por miedo a no aprobar, realmente quería y deseaba ese sueldo.

- ¿Por qué eligió nuestra empresa de juegos para móviles? - Cruzó las manos mientras miraba fijamente los documentos, totalmente perplejo y absorto en lo que estaba viendo, la mujer que tenía delante lo tenía todo para ser una gran arquitecta, o si terminaba la escuela de diseño, sería genial en su trabajo. - Por lo que puedo ver, fuiste la primera de tu clase cuando estudiabas arquitectura, con varios premios y certificados por ello, así como varios proyectos que se convirtieron en edificios reales hace años. También has ganado varios premios de diseño. ¿Por qué haces una entrevista para una secretaría? Pareces tener mucho talento, lo harías bien en cualquier sitio. Estoy segura de que con este título podrías trabajar en algún otro campo, sobre todo en el que has estudiado. Seguro que podría trabajar en la empresa de mi madre, ¿por qué no probar con Vintage? Podría ser la diseñadora de los proyectos cosméticos, ¿qué te parece?

- En este momento no necesito trabajar en ninguna de estas áreas... Solo necesito... necesito este dinero, inmediatamente. - Suspiró y cerró los ojos durante unos segundos. - Aunque probara suerte en otra empresa, en algo que me hiciera ganar dinero en arquitectura o diseño, incluso en Vintage, seguiría empezando desde abajo. No trabajé en esas áreas durante años, como tú mismo has visto. Y pasarían años antes de que llegara lo suficientemente alto como para ganar lo mismo que ganaría si trabajara aquí como tu secretaria, así que tu oferta me resulta extremadamente tentadora en estos momentos. 

- Me gustó la sinceridad. - Frunció los labios, pensando en otra forma de rebatir a la mujer aparentemente "perfecta" que tenía delante- ¿Tienes hijos? - Edward sonrió con picardía, alzando los ojos para mirar a la rubia que tenía delante. - Si los tuviera, no creo que me fuera posible trabajar aquí, porque no tendría tiempo para tu hijo, por no hablar de viajar por negocios conmigo. Una madre no cambiaría a su hijo por la empresa.

- Yo -Rebecca se mordió el labio y respiró hondo, sintiendo el peso de aquellas afiladas palabras procedentes de la boca de su futuro jefe. Necesitaba aquel trabajo más que nadie. Necesitaría trabajar al menos uno o dos años antes de tener la estabilidad económica suficiente para volver a tener a Tom con ella. - No tengo trabajo.

- ¿No lo tienes? - Él enarcó una ceja, visiblemente decepcionado. Becca frunció el ceño, pero no le hizo mucho caso. - ¿Estarías disponible las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana y solo tendrías vacaciones una vez al año? Supongo que como te acabas de divorciar, probablemente querrás divertirte un poco, ¿no? Tal vez salir y besarse...

- ¡Tengo esa disponibilidad! - dije rápidamente, al ver que la señora sentada en otra silla sonreía y su futuro jefe parecía serio. - Mi principal objetivo en estos momentos es estabilizarme económicamente, creo que ya he pasado la edad de salir por diversión. Además, como ves, me divorcié hace muy poco, así que no quiero meterme en cosas de relaciones, me duele la cabeza solo de pensarlo. Solo necesito este trabajo.

- ¡Está contratada, señorita Clifford! - La señora sonrió y se levantó, tendiéndole la mano a Rebecca. - Soy Elizabeth GreenWood.

- ¡Mamá! Dijiste que no interferirías en la selección de la secretaria, ¡esta es mi empresa! - Edward miró atentamente a su madre, algo irritado. Becca bajó el rostro y le dedicó una sonrisa ligeramente triste, recordando a su hijo, pero pronto volvió a ponerse seria.

- Si no fuera por mí, habrías descartado al mejor candidato de hoy. - Elizabeth sonrió, recogió su bolso y se marchó. - Si no la contrata, ya lo hemos hablado. Señorita Clifford, cuento con usted para que cuide de mi hijo.

- Oh, m****a. - Murmuró enfadado. - Señorita Clifford, está contratada. - Dijo sintiendo un sabor amargo en la boca.

Rebecca estaba esperando el autobús para poder volver al piso de Olivia y darle la noticia. Estaba eufórica y casi rebosante de felicidad por haber conseguido por fin un trabajo después de tanto tiempo. Sabía que podrían despedirla si alguno de los GreenWood descubría la verdad sobre su hijo, pero tenía que arriesgarse, necesitaba el dinero más que nunca. Evitaría cualquier cosa que pudiera irritar a los GreenWood, intentaría ser lo más invisible posible para que nada saliera mal. Aguantaría un año, y si lo conseguía, dos, y entonces intentaría obtener de nuevo la custodia de su hijo. Su suerte era que ya tenía una herencia de sus padres, pero aún no era suficiente para comprar una casa.

Su sonrisa iba de oreja a oreja, pues estaba encantada de conseguir trabajo tan fácilmente. En el fondo, tenía la sensación de que algo pasaría y no tardaría mucho, era demasiado fácil. Por supuesto, tener que convivir con su jefa veinticuatro horas al día durante siete días a la semana la volvería loca enseguida, pero aun así, estaba contenta de estar dando un paso hacia su objetivo.

Le pareció un poco extraño que la señora Elizabeth tuviera tanta prisa en que empezara a trabajar para su hijo, pero se limitó a sonreír y aceptó encantada todas las condiciones que la señora le había dicho. Al final, todas esas cosas serían innecesarias en su vida y el sueldo sería tres veces mayor de lo que ella pensaba, por suerte en menos de un año tendría todo lo que deseaba.

En cuanto llegó el autobús, despertó de sus ensoñaciones y se dirigió al piso de su amiga. Por suerte, sus maletas aún no se habían abierto del todo, así que sería mucho más fácil empaquetar el resto de sus cosas. En dos días empezaría a trabajar y solo de pensarlo se le aceleró el corazón. 

- ¡Liv! - Entró en el piso y cerró rápidamente la puerta tras de sí, dirigiéndose hacia la habitación de su amiga, buscándola excitada. - Tengo que decirte algo. Rápido, ¡estoy emocionada! Antes de que explote de felicidad.

- ¡ESTOY EN EL BAÑO! - La voz apagada de la morena resonó desde el cuarto de baño mientras Rebecca se sentaba en la cama y movía los dedos de los pies como una niña ansiosa. - Estoy terminando, dame cinco minutos.

Becca suspiró con ansiedad, casi estallando de excitación. En cuanta Olivia salió del baño vestida solo con una camiseta larga y una toalla enrollada en el pelo, Rebecca saltó de la cama emocionada y se dirigió en su dirección. 

- ¿Qué? - Olivia abrazó a su amiga por los hombros y tiró de ella hacia la cocina. Tenía hambre, así que iba a preparar algo de comer. - ¿Ya has comido? - Becca negó, apartándose para sentarse en uno de los taburetes giratorios de la encimera de la cocina. - Conozco esa sonrisa, estás a punto de estallar de felicidad. ¿Qué ha pasado? 

- Me han contratado. - Levantó los brazos emocionada mientras los ojos de Olivia se abrían de par en par y soltaba las verduras que sostenía para abrazar a su amiga y compartir con ella toda aquella felicidad.

- ¡Sabía que podías hacerlo! - Besó en la frente a su amiga, que seguía sentada, y volvió a abrazarla. - ¿Cuándo empiezas? ¿En qué vas a trabajar?

- Bueno... sobre eso. - Becca hizo un pequeño guiño, apartó la mirada y se levantó mientras se dirigía hacia las verduras para disimular su rostro. - Es un poco complicado de explicar, pero te aseguro que todo va bien.

- Rebecca Clifford. - Olivia se puso seria, intuía que algo iría mal, nunca ignoraba una sensación así. - Es bueno empezar a hablar antes de que me entere por las malas. Espero que no hayas empezado a traficar con drogas ni nada por el estilo.

- Así que... empezaré en dos días... y no es tráfico. - Empezó a picar las verduras, evitando mirar a su amiga, sabía que se llevaría una reprimenda, pero estaba desesperada, y al final sabía que Olivia lo entendería. - Voy a trabajar para el Sr. GreenWood... como... su secretaria.

- Sé que hay algo que no me estás diciendo, te conozco y sé que estás dudando. Hasta ahora lo estás haciendo bien. - Se cruzó de brazos y se acercó a ella con mirada interrogante. - ¿Cuál es la bomba? 

- Así que... voy a ser su secretaria. - Soltó el cuchillo y juntó las manos en plan "mono" mientras sonreía. - Trabajaré... 24/7. Tengo que estar disponible para él en todo momento... - bajó la voz - Tendré que vivir con él.

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