La bestia dentro de mí despierta con una violencia descontrolada. Siento cómo mis huesos se rompen y se reconfiguran, cómo mis músculos se desgarran y se reconstruyen al mismo tiempo. El dolor es un incendio que me recorre cada fibra, pero no me importa.Porque en cuanto mi transformación se completa, mi único objetivo es Natan.Él sigue sujetando a Rita, con esa maldita sonrisa ladeada, como si todo esto fuera un juego. Pero apenas me muevo, su expresión cambia.No me esperaba así.No me esperaba este nivel de furia.Carga contra mí, rápido como una sombra, pero lo recibo con mis garras. Mi cuerpo se mueve antes de que mi mente lo procese. Lo golpeo con tanta fuerza que lo estrello contra la pared opuesta.Pero él se ríe.—Eso es, hermano. Eso es lo que quería ver.Antes de que pueda atacarlo de nuevo, las luces titilan.El sonido bajo nuestras pies regresa.Un latido.No, no es un latido.Es algo más.Rita grita mi nombre, pero no logro reaccionar a tiempo.El suelo se hunde bajo no
El mundo estalla en un torbellino de sombras y rugidos. No sé qué es esa cosa, pero sé que no pertenece a este lugar. No debería existir. Las paredes metálicas del complejo gimen como si estuvieran vivas, deformándose bajo una presión invisible. Un chillido desgarrador corta el aire y mi sangre se congela. Rita. No la veo, pero la siento. Su miedo, su angustia, su desesperación. —¡RITA! —gruño, luchando con todo lo que tengo para liberarme de Natan. Él me mantiene sujeto con una fuerza brutal, sus garras clavándose en mi piel, en mis músculos, pero algo en su mirada ha cambiado. Ya no es solo odio, ya no es solo rivalidad. Hay algo más. Algo roto. —¿Lo ves? —su voz es apenas un susurro, cargado de algo que no comprendo—. Siempre estuvo aquí. Esperándonos. —¡SUÉLTAME, MALDITO! Me revuelvo, araño, muerdo, pero es inútil. Y entonces… lo siento. Un aliento caliente y pútrido sobre mi espalda. La criatura. Está tan cerca que su presencia me presiona el pecho como una losa de piedr
El aire se siente denso, cargado de electricidad y muerte. Rita corre junto a mí, su mano aferrada a la mía como si soltarme significara desaparecer en la oscuridad. Eliot va delante, su arma lista, avanzando con movimientos calculados. Pero los disparos no detendrán a la cosa que viene detrás de nosotros.Un rugido profundo y distorsionado sacude los pasillos. Es un sonido antinatural, como si la misma estructura del complejo se quejara con él. El metal cruje, las luces parpadean y la sombra de la criatura se proyecta en la pared, alargada y amorfa.—¡Por aquí! —Eliot señala una puerta lateral.Nos lanzamos dentro justo cuando algo pesado golpea la pared exterior, abollando el metal como si fuera papel.La habitación es pequeña, llena de cajas y monitores encendidos que muestran imágenes de distintas partes del complejo. Algunas cámaras ya no funcionan, pero en las que siguen activas, veo cuerpos… demasiados cuerpos.—Mierda… —murmura Eliot, explorando la habitación.Pero yo solo ten
El eco del disparo aún vibra en mis oídos. El cadáver del hombre sigue ahí, con los ojos abiertos, pero no lo miro. Estoy congelado, procesando lo que acaba de pasar. Lo que él dijo.—No tenemos tiempo para esto —gruñe Eliot, alejándose del cuerpo. Se asoma por la puerta rota, con el arma en alto.Rita se aferra a mi brazo, su pulso acelerado.—Luke… —su voz es un hilo tembloroso—. ¿Qué significa eso?Sé exactamente lo que significa.Natan no nos dejó escapar. Nos está guiando.Nos está llevando justo donde él quiere.Trago saliva y me obligo a moverme.—Después hablaremos de eso. Ahora tenemos que salir.Salimos del cuarto y nos adentramos en otro pasillo. Las luces parpadean, los cables chisporrotean. A lo lejos, se escuchan pasos. Varios.—No estamos solos —susurra Eliot.Nos pegamos contra la pared. El olor a sangre sigue en el aire, pero hay otro aroma… algo más químico, podrido. Y debajo de eso…—Lobos —murmuro.Rita me mira, aterrada.Eliot frunce el ceño.—¿Estás seguro?Un gr
Los lobos avanzan en sincronía perfecta, como si fueran extensiones de la voluntad de Natan. No gruñen ni rugen, solo se mueven con una precisión escalofriante.Eliot recarga su arma, pero no tiene suficiente munición para todos. Rita, a mi lado, mantiene el arma firme, aunque sus manos tiemblan levemente.Yo estoy paralizado. No por miedo.Por ira.—¿Qué demonios hicieron contigo? —le gruño a Natan, pero él solo inclina la cabeza con una expresión indescifrable.—Me hicieron mejor.Mi pecho se contrae con un dolor amargo.—No. Te convirtieron en su marioneta.Natan aprieta la mandíbula y por un segundo, veo un destello de duda en su mirada. Pero desaparece tan rápido como llegó.—Siempre creíste que eras mejor que yo, Luke.—Eso no es cierto.—Sí lo es.Los lobos están a un paso de saltarnos encima. Yo sé que no podré con todos. No en mi estado. No sin ayuda.Pero no pienso rendirme.Con un rugido, me transformo.El dolor es instantáneo, desgarrador. Mi cuerpo se rompe y se reconstru
El silencio pesa como una losa.El cuerpo de Natan yace inmóvil frente a mí, pero no me engaño. No aún.Rita está a mi lado, sus manos temblorosas se posan sobre mi rostro con un toque desesperado. Sus ojos oscuros están anegados de miedo y algo más. Algo que me perfora hasta los huesos.—Luke, ¿estás bien? —Su voz es apenas un susurro.Trato de responder, pero un dolor punzante en el costado me lo impide. Mis costillas protestan con cada respiración.—He estado peor —murmuro, forzando una sonrisa.Eliot se acerca con el arma aún lista. Sus ojos pasan de mí a Natan con cautela.—¿Está muerto? —pregunta, pero su tono deja claro que tampoco está seguro.Lo miro otra vez. La sangre empapa su pelaje oscuro, el mordisco en su cuello sigue sangrando, pero…Algo en él no me deja tranquilo.—No lo sé —admito.Como si mis palabras lo despertaran, un sonido gutural escapa de la garganta de Natan.Rita ahoga un grito y retrocede.Yo me fuerzo a incorporarme, ignorando el dolor.Los ojos de Natan
El temblor bajo nuestros pies se intensifica, como si la tierra estuviera conteniendo un rugido que está a punto de estallar. Rita se aferra a mi brazo, su respiración acelerada. Eliot se queja en el suelo, su hombro destrozado, la sangre empapando su ropa. Y Natan…Natan sonríe.—¿Lo sientes, Luke? —Su voz es casi un susurro, pero resuena como un trueno en mi cabeza—. Lo que está por venir.La habitación parece encogerse, el aire se vuelve denso. Algo más está presente, algo que no pertenece a este mundo.—¿Qué hiciste, Natan? —gruño, obligándome a mantenerme firme, aunque mi instinto grita que corra.—Lo que tú nunca tuviste el valor de hacer.Entonces, el suelo cede.Una grieta se abre justo a nuestros pies y un hedor espantoso emana de su interior. Rita grita cuando nos tambaleamos, y en el instante en que Natan alza la cabeza hacia el techo, una sombra se desliza desde la grieta.No es humana.No es animal.Es algo que no debería existir.Múltiples extremidades, un cuerpo informe
El sonido de los huesos de Eliot crujiendo me pone la piel de gallina. Su grito, ahogado y desesperado, se apaga de golpe cuando la criatura lo aprieta con más fuerza. La sangre brota de su boca en un último estertor. Rita ahoga un grito y se cubre los labios con ambas manos, temblando.—¡Eliot! —Rita da un paso hacia él, pero la agarro del brazo antes de que haga una estupidez.No hay nada que hacer por él.Su cuerpo cae como un muñeco roto cuando la criatura lo suelta. Un charco oscuro y espeso se extiende debajo de él.Natan sonríe.—No lo entiendes, Luke. Todo esto… es inevitable.Lo observo fijamente, intentando reconocer en él al chico que solía seguirme a todas partes, el que intentaba imitar mis pasos, el que me miraba con admiración cuando éramos niños. Pero ya no queda nada de eso. La sombra que lo envuelve, el brillo enfermizo de sus ojos… ya no es mi hermano.Es otra cosa.La criatura comienza a moverse de nuevo, sus extremidades resbalando por las paredes como si fueran u