Emma no conseguía pegar ojo, pensaba en lo que había sucedido en el cuarto de Henry, ¿y si lo había malentendido? Pero ¿cómo podía saberlo? Él la había acariciado de aquella manera, sintió mariposas al recordarlo, podía sentirle todavía acariciándola. Tal vez la culpa era de ella, ¿cómo se le había ocurrido ofrecerse a hacerle la maleta a esas horas de la noche? No era su esposa, al menos no su verdadera esposa.Se dio cuenta de que había logrado dormir cuando escuchó el sonido del despertador de su móvil sobre la cama, abrió los ojos y alargó la mano para apagarlo, miró la hora, daban las seis de la mañana y entonces se acordó.―¡Henry!Se incorporó de inmediato y se bajó de la cama, se puso la bata encima y caminó hacia la puerta, pero mientras lo hacía se acordó de lo ocurrido la noche anterior y se detuvo. ¿Con qué cara lo vería? Se sentía algo avergonzada, pero él se estaba yendo de viaje, ¿lo que pasaba iba a impedir que se despidiera de él?Abrió la puerta y caminó rápido hacia
Emma estaba en el salón con Mario terminando de estudiar algunos detalles sobre la empresa. Diana se había marchado y llevaba un par de horas con el chico, era muy organizado y estaba al tanto de todo, se notaba que era muy inteligente, aunque un poco extrovertido, en todo caso entendía que Henry confiara en él.―Ah, por cierto. Se me olvidaba. Le traje fotos de la boda―dijo el chico retirando un sobre grande de su maletín. ―Aquí tiene.Emma lo tomó sorprendida, se había olvidado por completo de aquellas fotos, en verdad no creía que fuera importante.―Gracias. Ya las miró después. ―se preguntaba si debía verlas con Henry.―Enmarqué una y la coloqué en la oficina del jefe, creo que le gusta, aunque no lo diga―ella sonrió, simplemente sonrió porque le resultó gracioso que él pensara aquello. ―¿Su sonrisa significa que no cree que le pueda gustar?―No exactamente, lo que creo es que es complicado saber lo que piensa, aun cuando te lo dice te vuelves a quedar dudando de si se refería a l
Después de que Henry le hiciera aquella llamada a Emma se dibujó una sonrisa en su rostro, se imaginaba la expresión de la chica y eso le producía placer. Deseaba ya que amaneciera, quería estar ya con ella.Recibió una llamada, se trataba de la jefa comercial, lo estaba invitando a conocer la ciudad, le dijo que no estarían solos, que estarían acompañados, sin embargo, cuando llegó al club de encuentro le salió con la excusa de que los demás se habían echado para atrás, lo que le faltaba.No le quedó de otra que hacerla compañía y escuchar sus historias personales, hasta que posó una mano sobre la suya, él la apartó de inmediato sorprendiéndola.―Así que está casado. ―dijo la mujer.―Es obvio, llevo un anillo puesto―le mostró el anillo.―Su matrimonio ha tomado a todos por sorpresa, ¿no habrá sido muy apresurado? ―preguntó mientras jugueteaba con su pelo.―Ese es asunto mío ¿no le parece?―Tiene razón. ―se inclinó sobre la mesa―Afortunadamente hoy está en Berlín, cuando regrese a Lon
Emma se encontraba en el antiguo cuarto de Henry, sonrió, se sentía como estar metida en su cabeza. La emocionaba saber de su adolescencia. El cuarto estaba limpio y bien ordenado, al parecer procuraban mantenerlo siempre limpio, sin embargo, no se había cambiado su esencia de como cuando él estaba allí, era evidente. A un lado de la pared podía ver un poster con las citas de las 48 leyes del poder, se acercó a verlo de cerca y soltó una risita. Había otro poster, pero este era del equipo de fútbol de Manchester City, no sabía que le gustara el fútbol, tal vez lo dejara a un lado una vez se convirtió en un gran ejecutivo.Había un estante lleno de libros de diversos géneros, comenzando desde economía a las obras de grandes pensadores, al parecer siempre fue un tipo muy inteligente que desde siempre leía grandes obras.Bostezó, eran ya las nueve cuarenta, debía descansar. Abrió su bolso y sacó de él su pijama de algodón, con aquel clima le venía mejor que un camisón. Se quitó lo que ll
Emma abrió los ojos y descubrió que había amanecido, sin embargo, Henry no se encontraba en la cama ¿había sido tan solo un sueño? Pero, se vivió tan real. Se incorporó de inmediato, entonces lo vio, vio su chaqueta sobre el respaldo del sillón que había junto a la ventana donde se asomaba la luz de la mañana, sonrió mientras se llevaba los dedos a los labios, lo de anoche no había sido tan solo un sueño húmedo con su falso esposo, él realmente había ido a buscarla y la había besado y acariciado toda la noche. Sintió que se le aceleraba el pulso, ¿y si tan solo la había puesto a prueba? O de lo contrario ¿por qué estaba ella sola en la cama? si ese era el caso, agradecía que no hubieran llegado a más, o se sentiría aún más humillada.Decidió bajarse de la cama, tenía que saber si él todavía estaba allí, y saber qué pretendía hacer después de lo que sucediera en la noche, no iba a permitir que la considerara como a una cualquiera, ni formar parte de sus experimentos sobre las mujeres,
Emma se armó de valor y logró apartarlo.―Esto…no está bien. No forma parte de lo que acordamos.―Tienes toda la razón. Creo que tenemos que hablar de esto.Ella lo miró confusa ¿quería hablar de esto? ¿qué tenía que decirle? ¿iba a confesarle su problema con las mujeres? No se creía capaz de hablar de eso antes de enfrentarse a la gente desconocida que iba a estar con ellos.―¿Podemos hablar después? Tengo…que prepararme, nos están esperando.―¿Cómo lo haces?―¿Hacer el qué?―Encajar en todas partes. Odio estar aquí, si ahora me pidieras que nos fuéramos créeme que nos iremos de inmediato.―Pero…son tus padres.―Claro. Son mis padres, saben perfectamente que detesto celebraciones de este tipo y más con la gente de este pueblo, y sin embargo, aquí estoy teniendo que fingir que todo está bien, que no pasa nada.Emma se quedó en silencio, no sabía qué decir. No sabía que se sentía incómodo en aquel lugar, suponía que el haber regresado después de mucho tiempo le traería añoranza. ¿Qué t
“Rosas, ¿en serio?” pensaba Henry observando el resultado de lo que había encargado, solo había pedido una mesa romántica, no sabía que se lo tomarían tan literal en tan poco tiempo.Vio a la chica acercarse lentamente hacia la mesa y se preguntaba si le gustaba lo que veía. No había dicho nada desde que llegaran allí. Ella tomó en manos el frasco que había en medio de la mesa.―Ositos de gominolas―murmuró ella con una sonrisa en los labios.―¿Te gustan? ―él caminó lentamente hacia ella, Emma se dio la vuelta para verlo.―Tuve la oportunidad de probarlos mientras estudiaba fuera, creo que me encantan. ―miró alrededor―Y…todo esto. Aunque no entiendo por qué…―Por eso estamos aquí, para hablar.Tomó el frasco de las gominolas de sus manos y lo depositó de nuevo sobre la mesa para poder cogerla de la mano y guiarla al borde de la torre, donde la rodeó con sus brazos y se quedaron con la vista hacia la ciudad.Emma estaba inmóvil, envuelta en sus fuertes brazos y sintiéndolo respirar, hab
―¿Seguro que te has enamorado? ―Emma solo asintió con la cabeza―Entonces demuéstramelo.Ella lo miró confusa, ¿a qué se refería con que se lo demostrara? Creyó entenderlo cuando Henry pasó su mano alrededor de su cuello y la besó, la besó con toda su voluntad y succionó con desesperación, ella era suya y quería que eso quedase claro. Parecía desesperado por querer borrar cualquier sentimiento que ella pudiera tener por otro que no fuera él y eso iba a dejarlo claro.La atrajo aún más a él y siguió besándola. Besó sus mejillas y se guio a su cuello, parecía desesperado por dejar su huella por todo su delicado y suave cuerpo, marcarla y que le perteneciera solo a él. Con su mano apartó la manga de su vestido y lo deslizó por su brazo mientras seguía acariciándola con sus besos.Regresó a sus labios y los devoró con tanta intensidad, Emma lo dejaba hacer, sentir todas aquellas sensaciones no parecía mal, no después de que le contara lo que sentía por ella, creía en él, nunca le había dad