Emma se encontraba en el antiguo cuarto de Henry, sonrió, se sentía como estar metida en su cabeza. La emocionaba saber de su adolescencia. El cuarto estaba limpio y bien ordenado, al parecer procuraban mantenerlo siempre limpio, sin embargo, no se había cambiado su esencia de como cuando él estaba allí, era evidente. A un lado de la pared podía ver un poster con las citas de las 48 leyes del poder, se acercó a verlo de cerca y soltó una risita. Había otro poster, pero este era del equipo de fútbol de Manchester City, no sabía que le gustara el fútbol, tal vez lo dejara a un lado una vez se convirtió en un gran ejecutivo.Había un estante lleno de libros de diversos géneros, comenzando desde economía a las obras de grandes pensadores, al parecer siempre fue un tipo muy inteligente que desde siempre leía grandes obras.Bostezó, eran ya las nueve cuarenta, debía descansar. Abrió su bolso y sacó de él su pijama de algodón, con aquel clima le venía mejor que un camisón. Se quitó lo que ll
Emma abrió los ojos y descubrió que había amanecido, sin embargo, Henry no se encontraba en la cama ¿había sido tan solo un sueño? Pero, se vivió tan real. Se incorporó de inmediato, entonces lo vio, vio su chaqueta sobre el respaldo del sillón que había junto a la ventana donde se asomaba la luz de la mañana, sonrió mientras se llevaba los dedos a los labios, lo de anoche no había sido tan solo un sueño húmedo con su falso esposo, él realmente había ido a buscarla y la había besado y acariciado toda la noche. Sintió que se le aceleraba el pulso, ¿y si tan solo la había puesto a prueba? O de lo contrario ¿por qué estaba ella sola en la cama? si ese era el caso, agradecía que no hubieran llegado a más, o se sentiría aún más humillada.Decidió bajarse de la cama, tenía que saber si él todavía estaba allí, y saber qué pretendía hacer después de lo que sucediera en la noche, no iba a permitir que la considerara como a una cualquiera, ni formar parte de sus experimentos sobre las mujeres,
Emma se armó de valor y logró apartarlo.―Esto…no está bien. No forma parte de lo que acordamos.―Tienes toda la razón. Creo que tenemos que hablar de esto.Ella lo miró confusa ¿quería hablar de esto? ¿qué tenía que decirle? ¿iba a confesarle su problema con las mujeres? No se creía capaz de hablar de eso antes de enfrentarse a la gente desconocida que iba a estar con ellos.―¿Podemos hablar después? Tengo…que prepararme, nos están esperando.―¿Cómo lo haces?―¿Hacer el qué?―Encajar en todas partes. Odio estar aquí, si ahora me pidieras que nos fuéramos créeme que nos iremos de inmediato.―Pero…son tus padres.―Claro. Son mis padres, saben perfectamente que detesto celebraciones de este tipo y más con la gente de este pueblo, y sin embargo, aquí estoy teniendo que fingir que todo está bien, que no pasa nada.Emma se quedó en silencio, no sabía qué decir. No sabía que se sentía incómodo en aquel lugar, suponía que el haber regresado después de mucho tiempo le traería añoranza. ¿Qué t
“Rosas, ¿en serio?” pensaba Henry observando el resultado de lo que había encargado, solo había pedido una mesa romántica, no sabía que se lo tomarían tan literal en tan poco tiempo.Vio a la chica acercarse lentamente hacia la mesa y se preguntaba si le gustaba lo que veía. No había dicho nada desde que llegaran allí. Ella tomó en manos el frasco que había en medio de la mesa.―Ositos de gominolas―murmuró ella con una sonrisa en los labios.―¿Te gustan? ―él caminó lentamente hacia ella, Emma se dio la vuelta para verlo.―Tuve la oportunidad de probarlos mientras estudiaba fuera, creo que me encantan. ―miró alrededor―Y…todo esto. Aunque no entiendo por qué…―Por eso estamos aquí, para hablar.Tomó el frasco de las gominolas de sus manos y lo depositó de nuevo sobre la mesa para poder cogerla de la mano y guiarla al borde de la torre, donde la rodeó con sus brazos y se quedaron con la vista hacia la ciudad.Emma estaba inmóvil, envuelta en sus fuertes brazos y sintiéndolo respirar, hab
―¿Seguro que te has enamorado? ―Emma solo asintió con la cabeza―Entonces demuéstramelo.Ella lo miró confusa, ¿a qué se refería con que se lo demostrara? Creyó entenderlo cuando Henry pasó su mano alrededor de su cuello y la besó, la besó con toda su voluntad y succionó con desesperación, ella era suya y quería que eso quedase claro. Parecía desesperado por querer borrar cualquier sentimiento que ella pudiera tener por otro que no fuera él y eso iba a dejarlo claro.La atrajo aún más a él y siguió besándola. Besó sus mejillas y se guio a su cuello, parecía desesperado por dejar su huella por todo su delicado y suave cuerpo, marcarla y que le perteneciera solo a él. Con su mano apartó la manga de su vestido y lo deslizó por su brazo mientras seguía acariciándola con sus besos.Regresó a sus labios y los devoró con tanta intensidad, Emma lo dejaba hacer, sentir todas aquellas sensaciones no parecía mal, no después de que le contara lo que sentía por ella, creía en él, nunca le había dad
Llegaron en la casa y aparcaron el auto en el patio. Afortunadamente todos se habían marchado y solo se habían quedado los asistentes para poner en orden el lugar. Sin embargo, junto a la puerta principal vieron a April, estaba sentada en una de las sillas, parecía esperar algo, o a alguien. Henry resopló.―Deberías hablar con ella. ―le dijo su protegida. ―Necesita una explicación, solo de esa forma podrá dejarte tranquilo. ―le tomó de la mano. ―Todo irá bien.―Supongo que tienes toda la razón. ―besó su mano―Bajemos.Henry tomó su chaqueta, ella su frasco de gomitas y se bajaron del auto dirigiéndose hacia la casa. April se puso en pie mientras se acercaban.―Solo quiero hablar. ―dijo ella. ―Prometo no armar ningún escándalo.―Os dejaré solos.Dijo Emma y entró sola en la casa dejándolos.―¿Nos sentamos? ―Henry tomó otro asiento y se sentó junto a ella.―Primero quiero disculparme por provocar que os fuerais y se estropeara vuestra fiesta.―Me hiciste un favor, no me gustan las fiesta
Después de cenar, Emma se había metido bajo el edredón y se había quedado de vista hacia el escritorio donde estaba sentado Henry trabajando con su computadora. Una de las mejores vistas que había tenido en mucho tiempo. Se había acostado con aquel hombre, el hombre más hermoso que había conocido, y que resultaba ser aparte de atento un romántico, sintió mariposas en el estómago. Parecía todo tan irreal, debía de estar soñando.Le había confesado que estaba enamorada de él, bueno, él se lo había puesto muy fácil después de pedirle que salieran de verdad. Se preguntaba cómo serían sus vidas a partir de entonces, ¿siempre sentiría aquella sensación dentro de ella? Le gustaba realmente, podía confesárselo a sí misma sin más necesidad de negárselo.―¿Es muy importante? ―le preguntó, quería escucharlo. Él apartó la mirada del aparato para mirarla.―Félix solicita mi autorización para contratar un especialista que ayude con el márquetin del nuevo producto que está por salir.―¿Y eso es malo
Henry estaba de pie, en el pasillo, a una distancia del despacho de Emma. La estaba observando, estaba con Mario y estaban conversando, él parecía explicarle algo y ella lo estaba escuchando con atención. Mario y su esposa ¿por qué nunca había pensado que algo podía salir mal? ¿debía buscarla un asistente propio? Preferentemente que fuera una mujer.Emma se volteó y lo vio, ella le sonrió y le saludó con la mano, era tan linda. Él levantó la mano y le devolvió el saludo.Se dio la vuelta, el motivo principal por el que había salido de su despacho no había sido exactamente para espiar a su esposa y su asistente, aunque era bueno saber que ningún Peters la estaba merodeando. Su verdadero propósito era acercarse al bloque de márquetin y logística para ver cómo lo estaban llevando, especialmente qué medidas estaba tomando Félix con el equipo y averiguar en qué podría afectarle. En todo caso, debía asegurarse de que todo iba bien, Pocas veces visitaba aquella sección, Mario se encargaba de