Eros.
James se ve jodidamente bien, sus pechos están apretados en una blusa que deja muy poco a la imaginación, tiene una falda negra que deja ver la longitud de sus piernas blancas, ella no ha dejado de moverlas, es obvio que quiere que la note y yo no pienso decepcionar a la mujer, pero al mismo tiempo, no puedo dejar de notar los rasguños que tiene en el cuello.
–Eso que hiciste esta tarde fue una estupidez – corto de repente la ridícula historia que me está contando sobre sus padres y el último viaje en el que fueron juntos.
–¿Que? – me mira confundida.
–Hablo de la pelea con Larsson, fue una idiotez, una indelicadeza por no decir otra cosa.
Ella se remueve incomoda en su asiento y se baja la falda, ¡Como si ya no le hubiera visto hasta la ropa interior! Es que desde donde estoy puedo saber a la perfección que tiene puesta unas bragas c
Eva. –Te veré en el campo de artillería, no tardes en llegar – me pide Aaron al tiempo en que se aleja de mí. Después de recibir la alerta, Aaron me despertó con afán y no tardamos ni cinco minutos en estar en la base de nuevo, esto es serio, que las águilas negras estén rodeando un pozo petrolero de tanta importancia significa un combate, y mi experiencia me dice que siempre que hay combate, tambien hay muertos y heridos inocentes.Subo corriendo a mi habitación mientras paso alrededor de los soldados que corren para hacer formación y esperar las ordenes de nosotros los altos mandos, cuando me meto dentro del cuarto, me quito rápidamente el vestido y no tardo en ponerme el uniforme y el equipo que requiere una situación como esta, me pongo el chaleco antibalas y el resto del equipamiento.Salgo del lugar y corro nuevamente a artiller&i
Eva. Ya conozco a Eros cabreado, creo que he compartido bastante tiempo con él como para reconocer cuando esta que mata y come del muerto, pero es que ahora se ve peor, su rostro bajo la luz de la luna lo hace ver como un ser mitológico al que yo personalmente, le tengo miedo, mi instinto básico me dice que corra lejos de él, pero la Eva que aún es sensata sabe que debe enfrentarse a las consecuencias de sus actos estúpidos e irresponsables. –¡Te dije que no lo hicieras! No, corrijo, no te lo pedí – me grita – te ordené que te quedaras donde estabas, que cerraras la puta boca y que por una vez en tu miserable vida atendieras a mis palabras – sus fosas nasales se expanden a medida que llena sus pulmones de aire y lo deja escapar – ¡Una cosa, Larsson! ¡Una maldita cosa y no fuiste capaz de escucharme! Quiero saber por qué – sigue v
Eva.La punzada de dolor se hace más fuerte, me llevo una mano al lado y veo los dedos manchados de sangre, ¡Joder! Me he herido y esta vez parece serio. Intento caminar, pero me cuesta demasiado incluso respirar, creo que la adrenalina que había estado sintiendo no me había dejado concentrarme en el dolor.–Vamos te cargaré hasta el helicóptero, deben estar esperándonos – él intenta acercarse a mí, pero yo retrocedo enseguida.Después de la pelea que acabamos de tener, lo que menos quiero es estar entre sus brazos, eso no le hace bien a mi pobre corazón que lo único que me pide es que vuelva a besarlo, aunque sea por una última vez.–No, no quiero que me cargues – suelto un quejido de dolor, mi costado se siente como si tuviera algo muy filoso atravesado en la mitad.–Deja de ser tan obstinada, aprenderás
Eva.–¿Qué haces aquí? – mi cuerpo está conectado a un montón de máquinas, tengo suero inyectado en la muñeca y además hay una maquina dictando los latidos de mi corazón, suena despacio porque mi corazón estaba trabajando mas lento de lo normal, hasta ahora en que se ha agitado de forma traicionera.–Ya te lo dije, Eva – camina más cerca de la camilla y pone su mano encima de la mía.De inmediato la máquina que dicta los latidos comienza a sonar más fuerte y cada vez más rápido.–Creo que también debo darte credito por algo, tu también tenias razón en una cosa – trago saliva al escucharlo
Eva.El sol se cuela por las cortinas transparentosas de la enfermería, yo intento moverme, pero me duele el brazo izquierdo y me es imposible darme la vuelta, abro los ojos con pesades y miro a mi alrededor, aun estoy en la enfermería y me he maltratado la aguja con suero de la muñeca porque la zona se me ha amoratado.–¡Joder! – gruño al intentar sacarme la aguja.–¿Qué pretende hacer? – pregunta la enfermera que me ve batallando con todo lo que tengo dentro del cuerpo.–Volver a funcionar como un humano normal que no necesita todas estas cosas –respondo. Ella me mira de mala gana, pero después de hacerme un chequeo rápido comienza a desatarme del montón de cables, yo comienzo a sentirme nuevamente como una persona a medida que me siento libre, ¡Agh! Odio los hospitales, enfermerías y demás.&
Eva. –¿Por qué no dijiste nada? – gruñe.–¿Qué podia decir? Creo que después de lo que pasó anoche tampoco tengo demasiado derecho a opinar.–Tu nunca tienes nada para decir cuando se trata de Campbell.–SI te refieres al ministro, entonces sí, tienes toda la razón – chasqueo la lengua – no quieras armar una tragedia de un vaso de agua, Aaron, todavía no tengo el instinto suicida que hace falta para contradecir al ministro de la FAEA – lo corto, para evitar una pelea – y no sé cual es tu miedo, no vamos a estar solos, Gigi, Gillies, y los soldados irán con nosotros.–No me gusta cómo te mira, ni como se acerca a ti, es como si estuviera esperando el momento para usarte en mi contra.Trago saliva y respiro profundo, cada vez que Aaron hace un comentario similar siento que me s
Eva. El dolor de cabeza que siento es insoportable, me duele la espalda y estoy segura de que ahora si debo haberme perforado algo en el costado que no me había terminado de sanar, de verdad, si es que aun estoy completa entonces debo ser un jodido gato de nueve vidas que no se muere a pesar de toda la mierda. Abro los ojos y el sol encima de mi cabeza me pega de golpe, el cielo esta brillante y despejado, solo hay un par de nubes que lo adornan.–Quédate quieta – manda Eros, que nubla mi visión del paisaje.Yo lo veo quitarse la guerrera, y entonces se quita la camiseta, parpadeo un par de veces por la imagen de su pecho completamente desnudo, ¡joder! Creo que nunca lo habia visto a plena luz del sol como ahora.–¿Qué me estás haciendo?–Tengo que amarrarte esto en la cabeza para evitar que se te salga el cerebro.–¡Ja! ¡Ja! Muy graci
Eva. Yo me siento sobre una roca mientras él arma el campamento que consiste básicamente en una carpa improvisada con su ropa, se ha quedado únicamente en camisilla y en los pantalones.–Quítate la chaqueta – me manda con ese tono de voz rudo tan característico de él.–¿Que? ¿Acaso quieres que me muera de frio? Cuando anochezca, voy a necesitarla – le recuerdo.–Encenderé fuego, no tienes que hacer tanto drama – rueda los ojos.–No te la voy a dar – levanto los hombros con indiferencia, me importa un bledo si tengo que dormir sobre el césped húmedo y lleno de insectos, prefiero eso que exponer mis brazos a la intemperie.–¡Joder! Eva, ¿Cuándo vas a entender que se tratan de órdenes y no de favores? – grita y camina peligrosamente hacia donde yo estoy.<