Capítulo 37.

Eva.

La punzada de dolor se hace más fuerte, me llevo una mano al lado y veo los dedos manchados de sangre, ¡Joder! Me he herido y esta vez parece serio. Intento caminar, pero me cuesta demasiado incluso respirar, creo que la adrenalina que había estado sintiendo no me había dejado concentrarme en el dolor.

–Vamos te cargaré hasta el helicóptero, deben estar esperándonos – él intenta acercarse a mí, pero yo retrocedo enseguida.

Después de la pelea que acabamos de tener, lo que menos quiero es estar entre sus brazos, eso no le hace bien a mi pobre corazón que lo único que me pide es que vuelva a besarlo, aunque sea por una última vez.

–No, no quiero que me cargues – suelto un quejido de dolor, mi costado se siente como si tuviera algo muy filoso atravesado en la mitad.

–Deja de ser tan obstinada, aprenderás

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