Capítulo 38. 

Eva. 

–¿Qué haces aquí? – mi cuerpo está conectado a un montón de máquinas, tengo suero inyectado en la muñeca y además hay una maquina dictando los latidos de mi corazón, suena despacio porque mi corazón estaba trabajando mas lento de lo normal, hasta ahora en que se ha agitado de forma traicionera. 

–Ya te lo dije, Eva – camina más cerca de la camilla y pone su mano encima de la mía. 

De inmediato la máquina que dicta los latidos comienza a sonar más fuerte y cada vez más rápido. 

–Creo que también debo darte credito por algo, tu también tenias razón en una cosa – trago saliva al escucharlo

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