Eros.
–Debemos volver al campamento, no podemos quedarnos mucho tiempo aquí, es un manantial, probablemente ya lo tienen localizado – le digo a Eva que está tumbada sobre mi pecho cubriéndose únicamente con mi camiseta blanca.
–Claro – se muestra silenciosa y sumisa, lo cual es muy extraño teniendo en cuenta que la mujer tiene un temperamento de los mil demonios. Eva se pone en pie, yo hago lo mismo tras de ella.
Cuando apoya el pie sobre el césped noto que hace una mueca con el rostro.
–¿Te sucede algo? ¿Te duele? – le pregunto.
–Solo un poco – sé que está intentando hacerse la fuerte, y aunque admiro esa parte de ella, no puedo dejar que siga maltratando su pierna, suficiente tuvo hace unas horas con el encontrón de la babilla.
No le digo lo que voy a hacer, mucho menos le pregunto si puedo hacerlo
Eva. Me despierto con los gritos de Eros y el corazón completamente fuera de control, tengo los latidos acelerados y me palpita del dolor la pierna mala, miro a mi alrededor, buscando la razón de los alaridos de Eros, sin embargo, estamos completamente solos, a nuestro alrededor lo único que se ve son los arboles que nos han acompañado desde que llegamos aquí y el silbido de algunos de los insectos y animales silvestres.–¿Estás bien? – le pregunto, creyendo que está despierto – ¿Te picó algo? – es lo único que se me ocurre para que este vociferando de esta manera.Él no responde, pero se mueve salvajemente sobre nuestras chaquetas.–Eros – lo zarandeo ligeramente, él se da media vuelta y me doy cuenta de que está dormido, tiene los ojos cerrados y el fuego que apenas se está extinguiendo me deja ve
Zoé. –Vamos a repartirnos, si seguimos en grupo no vamos a avanzar, y me estoy hartando – dice Aaron, quien ha estado a la cabeza del equipo de búsqueda de su prometida.El resto del equipo se separa, trajimos a un grupo de diez hombres que hasta el momento han sido completamente ineficientes, ¡Agh! No se cuando las fuerzas armadas bajaron tanto sus estándares.–¿Quieres que vayamos juntos? – le pregunto.–No, la gente está empezando a sospechar – susurra caminando por encima del tronco de un árbol caído.–¡Eso no es cierto! Nadie sospecha de nosotros – me burlo de él y su locura – tienes que dejar de ser tan paranoico.–Nos observan Zoé, ahora más que nunca todos los ojos están puestos en nosotros, esta misión fallida ha acaparado demasiada atención y no quiero q
Eva.Escucho los disparos dirigirse en nuestra dirección, el corazón se me acelera y la adrenalina me obliga a olvidar el dolor en mi pierna, me tiro al suelo y veo a Zoé que saca el arma de la funda que tiene en el pantalón del uniforme, yo hago lo mismo, es un movimiento instintivo que me hace sentir estúpida cuando recuerdo que no tengo mi arma conmigo, que estoy completamente desarmada y además de toda herida, esta situación no podría ser peor de lo que ya es.–¡Eva! Quédate conmigo, no te vayas a mover de ahí – Eros realiza un arrastré militar hasta llegar a donde yo estoy, me sostiene con uno de sus brazos y con el otro me ayuda a arrastrarme sobre el suelo selvático para llegar hasta un árbol que pueda cubrirnos. Mi pierna mala deja de doler, sin embargo no funciona a la perfección, me cuesta mucho moverme a la misma velocidad de E
Eva. –Sostén la herida con esto – Aaron rasga parte de la camiseta que tiene puesta debajo de la chaqueta y se la da a Zoé para que haga presión sobre la herida de Eros, si las unidades de emergencia no llegan pronto es muy probable que vaya a desangrarse. Yo veo todo como en cámara lenta, veo el cuerpo de Eros tendido, veo la forma en la que su nariz se esfuerza por continuar respirando, veo a Aaron que intenta reestablecer la comunicación con el equipo mediante el radio y veo a Zoé, soltando lagrimas silenciosas por la persona a la que hasta hace un minuto estaba tratando de traicionera.–Eva, ¿Estás bien? – me pregunta Aaron, pero su voz se escucha lejana y borrosa, no alcanzo a comprender a la perfección, a pesar de que su pregunta es bastante simple – Eva, ¿Puedes oírme? – él corre hacia donde yo estoy y me sostien
Eva. Me quedo como una estúpida mirando a ambos hombres, el ministro me atraviesa con sus ojos, siempre me ha parecido que el hombre es extremadamente serio, gélido e incluso después de la muerte de su mujer se convirtió en un ser humano sin sentimientos, me da miedo, mucho mas ahora cuando sé que Zoé tiene información en su poder que podría destruir mi vida, literalmente. No se trata solo de mi relación con Aaron sino además de mi prestigio como militar dentro de la FAEA, si alguien más se llega a enterar de que he estado engañando a mi novio no volverán a respetarme jamás. –¿De qué se trata todo esto, Eva? – pregunta Aaron muy bajito, está intentando mantener la compostura porque estamos frente al ministro, pero su mirada se ve confundida.–Yo…Zoé no estaba tratando de decir nada, ella y
Eros. Me duele cada parte del puto cuerpo, me siento como un rompecabeza a medio armar, me cuesta respirar y hasta abrir los ojos es una completa tortura, no sé cuanto tiempo llevo metido en esta habitación, pero sea lo que sea, lo único que deseo es salir de aquí de una vez por todas, aunque la verdad es que no sé como demonios voy a conseguir moverme de este hospital. Malditas águilas negras, malditas balas y maldito el dia en el que decididí que unirme a las fuerzas armadas era una buena idea.Intento levantarme, pero una enfermera entra antes de que haya podido siquiera moverme un milímetro en cualquier dirección.–Será mejor que no intenté levantarse, coronel Campbell – me dice con una sonrisa demasiado falsa y llena de colorete rojo.Me quito la mascara de oxigeno y la mujer rueda los ojos.–¿Qué fue lo que me pas&oac
Eros. –Lo estás diciendo para hacerme daño, ¿No es asi? – una lagrima se sale de sus ojos mientras intenta mantenerse controlada, pero conozco a Zoé como a la palama de mi mano, sé que esta a punto de hacerse pedazos – esto tiene que ser una mentira – ella niega con la cabeza.–No es mentira, Zoé. Es la verdad, Eros es el responsable de la muerte de nuestra madre, él no es el héroe que todo el mundo piensa, no es esa persona intachable que se ha querido vender como el mayor mas recto del ejercito australiano, es una desgracia, pero su prontuario familiar le ha salvado el culo en más de una ocasión.–¿Por qué no me habías dicho eso antes?–Porque no queria lastimarte, ni indisponerte, sabia que ibas a estar a solas con él mientras me ausenté de Australia, no queria que hubiera rencillas –
Eros. Dejo que hable, que crea que tiene la razón sobre lo que me está diciendo, le permito sentirse el dueño de mi vida mientras me muerdo la lengua para no lanzarle un madrazo, el que se ha merecido todo este tiempo por haberse estado comportando como un hijo de puta. Se supone que un padre debe estar a tu lado para apoyarte cuando te hace falta, no para hundirte y meterte mierda en la cabeza.–¿Terminaste? – le pregunto levantando una ceja.–Por ahora sí.–Bien – chasqueo la lengua – no sé quien demonios te hizo creer que voy a hacer lo que me dices, pero estas muy equivocado, soy un hombre, papá, no un niño al que puedes manejar a tu antojo, y lo lamento mucho, de verdad, sé que yo no soy la persona que esperabas que fuera, sé que constantemente te decepciono, pero no voy a dejar que te metas de esta forma en mi vida. No voy a ca