Eva.
Escucho los disparos dirigirse en nuestra dirección, el corazón se me acelera y la adrenalina me obliga a olvidar el dolor en mi pierna, me tiro al suelo y veo a Zoé que saca el arma de la funda que tiene en el pantalón del uniforme, yo hago lo mismo, es un movimiento instintivo que me hace sentir estúpida cuando recuerdo que no tengo mi arma conmigo, que estoy completamente desarmada y además de toda herida, esta situación no podría ser peor de lo que ya es.
–¡Eva! Quédate conmigo, no te vayas a mover de ahí – Eros realiza un arrastré militar hasta llegar a donde yo estoy, me sostiene con uno de sus brazos y con el otro me ayuda a arrastrarme sobre el suelo selvático para llegar hasta un árbol que pueda cubrirnos. Mi pierna mala deja de doler, sin embargo no funciona a la perfección, me cuesta mucho moverme a la misma velocidad de E
Eva. –Sostén la herida con esto – Aaron rasga parte de la camiseta que tiene puesta debajo de la chaqueta y se la da a Zoé para que haga presión sobre la herida de Eros, si las unidades de emergencia no llegan pronto es muy probable que vaya a desangrarse. Yo veo todo como en cámara lenta, veo el cuerpo de Eros tendido, veo la forma en la que su nariz se esfuerza por continuar respirando, veo a Aaron que intenta reestablecer la comunicación con el equipo mediante el radio y veo a Zoé, soltando lagrimas silenciosas por la persona a la que hasta hace un minuto estaba tratando de traicionera.–Eva, ¿Estás bien? – me pregunta Aaron, pero su voz se escucha lejana y borrosa, no alcanzo a comprender a la perfección, a pesar de que su pregunta es bastante simple – Eva, ¿Puedes oírme? – él corre hacia donde yo estoy y me sostien
Eva. Me quedo como una estúpida mirando a ambos hombres, el ministro me atraviesa con sus ojos, siempre me ha parecido que el hombre es extremadamente serio, gélido e incluso después de la muerte de su mujer se convirtió en un ser humano sin sentimientos, me da miedo, mucho mas ahora cuando sé que Zoé tiene información en su poder que podría destruir mi vida, literalmente. No se trata solo de mi relación con Aaron sino además de mi prestigio como militar dentro de la FAEA, si alguien más se llega a enterar de que he estado engañando a mi novio no volverán a respetarme jamás. –¿De qué se trata todo esto, Eva? – pregunta Aaron muy bajito, está intentando mantener la compostura porque estamos frente al ministro, pero su mirada se ve confundida.–Yo…Zoé no estaba tratando de decir nada, ella y
Eros. Me duele cada parte del puto cuerpo, me siento como un rompecabeza a medio armar, me cuesta respirar y hasta abrir los ojos es una completa tortura, no sé cuanto tiempo llevo metido en esta habitación, pero sea lo que sea, lo único que deseo es salir de aquí de una vez por todas, aunque la verdad es que no sé como demonios voy a conseguir moverme de este hospital. Malditas águilas negras, malditas balas y maldito el dia en el que decididí que unirme a las fuerzas armadas era una buena idea.Intento levantarme, pero una enfermera entra antes de que haya podido siquiera moverme un milímetro en cualquier dirección.–Será mejor que no intenté levantarse, coronel Campbell – me dice con una sonrisa demasiado falsa y llena de colorete rojo.Me quito la mascara de oxigeno y la mujer rueda los ojos.–¿Qué fue lo que me pas&oac
Eros. –Lo estás diciendo para hacerme daño, ¿No es asi? – una lagrima se sale de sus ojos mientras intenta mantenerse controlada, pero conozco a Zoé como a la palama de mi mano, sé que esta a punto de hacerse pedazos – esto tiene que ser una mentira – ella niega con la cabeza.–No es mentira, Zoé. Es la verdad, Eros es el responsable de la muerte de nuestra madre, él no es el héroe que todo el mundo piensa, no es esa persona intachable que se ha querido vender como el mayor mas recto del ejercito australiano, es una desgracia, pero su prontuario familiar le ha salvado el culo en más de una ocasión.–¿Por qué no me habías dicho eso antes?–Porque no queria lastimarte, ni indisponerte, sabia que ibas a estar a solas con él mientras me ausenté de Australia, no queria que hubiera rencillas –
Eros. Dejo que hable, que crea que tiene la razón sobre lo que me está diciendo, le permito sentirse el dueño de mi vida mientras me muerdo la lengua para no lanzarle un madrazo, el que se ha merecido todo este tiempo por haberse estado comportando como un hijo de puta. Se supone que un padre debe estar a tu lado para apoyarte cuando te hace falta, no para hundirte y meterte mierda en la cabeza.–¿Terminaste? – le pregunto levantando una ceja.–Por ahora sí.–Bien – chasqueo la lengua – no sé quien demonios te hizo creer que voy a hacer lo que me dices, pero estas muy equivocado, soy un hombre, papá, no un niño al que puedes manejar a tu antojo, y lo lamento mucho, de verdad, sé que yo no soy la persona que esperabas que fuera, sé que constantemente te decepciono, pero no voy a dejar que te metas de esta forma en mi vida. No voy a ca
Eva. –¿Estás segura de que ya salió de recuperación? – le pregunto a Gigi que vino corriendo a contarme la noticia de que hoy vuelve Eros.–Te lo juro, escuche al mismísimo ministro diciéndoselo a tu marido.–¿Por qué Aaron no me dijo nada?Gigi me mira con si no pudiera creer esa pregunta.–Eva, cualquier persona con ojos podría darse cuenta de que ustedes dos se mueren el uno por el otro.–Eso no es cierto.La ignoro y me arreglo el uniforme militar frente al espejo de mi habitación, Gigi me mira a traves del cristal, sabe que estoy pensando en él, ¡Ugh! Odio que me conozca tan bien.–¿Estás nerviosa? – me pregunta.–No es nada del otro mundo, claro que no estoy nerviosa – miento, siento que en cualquier momento voy a comenzar a hiperventilar, han
Eva. El resto del dia lo paso con un genio de los mil demonios, me siento estúpida, confundida y no sé que hacer, no entiendo porque Eros me trata tan mal, yo no le he hecho nada, entiendo que tengamos que estar separados, pero eso no quiere decir que debemos actuar como si fuéramos un par de desconocidos, después de todo, el hecho de que Zoé nos haya encontrado no borra todo lo que ya vivimos juntos.–¿Has visto a Aaron? Lo estoy buscando – le pregunto a Gigi encontrándome con ella en la cafetería.–No, no le he visto desde esta mañana, igual que a ti, ¿No viniste a almorzar? – me mira con el ceño fruncido.–No tengo mucha hambre, estoy algo agotada, creo que necesito descansar – ella me pone la mano en la frente.–Estás pálida, Eva, y tambien estás un poco caliente.–No es
Eva. –¡Joder! Me siento como si un tren me hubiera atropellado – dice Aaron al tiempo en que comienza a abrir los ojos y se cubre del sol – ¿Por qué demonios tienes esas ventanas abiertas? ¿Qué no ves que estoy durmiendo?–Lo que menos me importa ahora son tus horas de descanso – quito las sabanas de encima de la cama, dándole un latigazo con la tela. Él suelta un gruñido y me mira con rabia, pero yo lo ignoro completamente y me dedico a organizar la cama, bueno, por lo menos la parte que no está bajo su cuerpo pesado.–¿Qué es lo que te pasa ahora? – pregunta, como si de verdad no se acordase de lo que pasó anoche. No respondo, me quedo en silencio y me muevo velozmente a traves de la habitación a pesar de que me escuece la zona intima, mi vagina se siente adolorida por la noche anterior.