Eva.
Eros se baja y estrella la puerta con fuerza, espero hasta que se dé media vuelta para que me ayude a bajar, pero no lo hace, al contrario, se aleja de mí.
–¡Que viva la caballerosidad! – digo con sarcasmo al tiempo en que abro la puerta y prácticamente salto de la endemoniada camioneta.
Camino detrás de él como si fuera su mascota, lo único que falta es que me ponga una correa para que pueda pasearme con total tranquilidad, ¡Agh! ¿Acaso esto podría ser más humillante?
–Préstame dinero – le pido una vez que las puertas se cierran.
Él me mira como si yo estuviera demente – ¿Para qué diablos necesitas dinero?
–Me quedaré en un hotel, creo que esto ya es lo suficientemente incómodo como para alargar más la velada.
Eros suelta una risa de medio lado y camina dos pasos en
Eva.Me quedo como una tonta sentada en la cama sin ser capaz de ni siquiera procesar correctamente lo que acaba de pasar. ¡Está bien! Que no estoy esperando ningún beso de buenas noches ni mucho menos, pero este hombre tiene serios problemas con sus relaciones socio afectivas.–¿Quién demonios eres, Eros Campbell? – suspiro y me tiro de espalda en la cama.Ahora no sé qué demonios debo hacer, ¿tengo que quedarme en esta jodida habitación en la casa de un hombre que seguramente ya no quiere verme la cara? ¿Debo salir por la puerta principal y buscar un hotel?–El maldito bolso – me recuerdo a mí misma, no tengo dinero, o un celular, estoy completamente a la deriva, varada con el idiota de Eros.Me pongo la ropa interior, me levanto y miro alrededor de la habitación, detengo mis ojos cuando me doy cuenta del teléfono de
Eva.–Hora de volver a la puta realidad – me digo a mi misma mientras me pongo de nuevo el vestido negro sucio y vomitado.Dejo el pijama tirado a un lado de la cama, Eros seguramente tiene a alguien para levantarla, doblarla y lavarla, ¡Aunque sabrá Dios si no las bota! Suelto un suspiro y me acerco a la ventana donde se ve el alba, apenas está amaneciendo, pero Eros es coronel de un ejército, probablemente ya debe estar despierto.Me hago una coleta alta en el cabello y refunfuño haciéndome una nota mental para no volver a dejar que nada como lo que pasó anoche me vuelva a suceder. Es hora de poner los pies sobre la tierra y de recordarme a mí misma que soy una mujer comprometida y que además soy una capitán que debe mantener el decoro.Corro hasta la puerta de la habitación cuando oigo que la cerradura se mueve.–Buenos días, Eva
Eva.–¿Zoé? ¿Qué haces aquí? – cuestiono con intriga.–Eva, ¡Hola! – ella corre hasta donde yo estoy y me abraza – ¡Por Dios santo! ¿Dónde estabas metida?–¿A qué te refieres? – ella no me suelta y casi que no me deja respirar bien tampoco.–Hemos estado tratando de localizarte, ¿Dónde estuviste anoche? Tu teléfono suena y suena y va a buzón, tampoco estabas en casa, estábamos todos desesperados – me mira con preocupación.–¿Todos?–Si, Aaron y yo, hemos estado toda la noche tratando de encontrarte, amiga, ¡Nos tenías con el credo en la boca!–Espera, ¿Pasaste la noche aquí?–Si, bueno… – se aclara la garganta – no toda la noche – se lleva un mechón de cabello detrá
Eva.Me siento en el sofá de Aaron y espero que él ocupe el puesto al lado mío, pero Aaron se queda de pie con los brazos cruzados a un lado de la estancia, yo aspiro el aroma que hay en el ambiente, es el mismo que salía del cuello de Zoé, ¡joder! Tal parece que la mujer se bañó en perfume aquí en casa de mi novio, es penetrante el perfume, tanto que me toca hacer un mohín con la nariz para eliminar la molestia momentánea.–¿Entonces viniste a que habláramos?–Si – estiro la espalda y levanto el mentón tratando de mantener la dignidad – creo que es momento de resolver el ultimátum que te di antes de…–¿De desaparecer? – me corta.–Estaba con Gigi, no desaparecida, ella se fue con alguien más y deje el bolso en su carro, eso es todo.–¿Entonces com
Eva.–No tienes que recordárselo, Campbell – dice Eros con la voz firme al tiempo en que sale del ascensor y se dirige a no sé dónde.Yo veo su cuerpo alejarse de nosotros y entonces suelto un suspiro pesado, una pelea menos ya es suficiente para mí. Yo intento hacer lo mismo que él saliendo de la caja metálica, pero Eros se cruza los brazos y se pone frente a mi impidiéndome hacerlo.–¿Podrías quitarte de mi camino? Tenemos una reunión a la cual asistir – le recuerdo.–¿Qué es lo que intentas hacer, Eva? ¿De qué demonios se trata este jueguito? ¿Anoche te quedaste conmigo y balbuceaste sobre lo jodida que estaba tu relación con Aaron y hoy apareces aquí besándolo como si fueran qué? – hace una mueca de asco - ¿Los protagonistas de una historia romántica?
Eva.Espero un rato para salir del lugar, no quiero que nadie pueda darse cuenta de que estuvimos encerrados en cuatro paredes a punto de follar.–¿Dónde has estado metida? – chilla Gigi llegando hasta donde estoy, pero sinceramente no estoy de humor como para responder sus descaradas preguntas.Gigi no conoce la palabra vergüenza, no sé como viene corriendo a donde mi asi como asi después de haberme dejado tirada el fin de semana.–¿Dónde están mis cosas? – le pido con rabia.–¿Te refieres a tu bolso?–Si, ese mismo, ¿Dónde lo dejaste?–Está en mi habitación – responde mirándome con el ceño fruncido, lo sé por el vistazo que le eché con el rabillo del ojo – ¡Oye! ¿Por qué estás tan enojada? – ella me agarra del brazo y me hace detene
Eros.¿Será que esta mujer de verdad es así de estúpida o es que está fingiendo serlo solo para sacarme de quicio? Me niego a que una persona no sea capaz de darse cuenta de algo que literalmente está en sus narices. Aaron no ama a Eva, es que no creo que ni siquiera la quiera, él solo esta jugando con ella para conservar su puesto como como mayor, ¡Joder! Yo escuché cuando mi padre, el jodido ministro de esta mierda le grito en su cara que tenía que casarse o si no se le revocaría su cargo, y ella como una idiota se deja usar de esa forma.–Larsson, adentro – Eva viene caminando hacia la sala con Gigi a su lado.–Si, señor – agacha la cabeza y acelera el paso.Yo sonrío internamente cuando veo que me mira con odio, me gusta esa mirada, como si me estuviera retando por dentro, ella no necesita de palabras, Eva es capaz de mand
Eros.–Un gusto haberte conocido, Francine, pero yo tengo que irme, debo establecer una estrategia…–Tu no vas a ir a ningún lado, dile a alguien más que haga por ti lo que tienes que hacer – mi padre chasquea la lengua – tu vas a llevar a Francine a almorzar. Tienes hambre, ¿Cierto Francine?Ella frunce los labios pequeños y rosados antes de contestar – por supuesto – dice.–No tengo tiempo.–No te estoy preguntando, llevarás a Francine a almorzar y recuerda que te está hablando el ministro.A mi padre no le gustan los juegos, está acostumbrado a que la gente haga lo que se le dé la gana, quizá de él heredé este carácter de mierda que tengo, lo conozco demasiado como para saber que no tengo otra opción más que llevar a esta mujer a un almuerzo en el que definitivamente ninguno de los dos va