Eva.
–¡Eva, nena! Te he estado buscando por todos lados – Gigi se acerca a mi con una carpeta de color azul egipcio en las manos – necesito que revisemos esta información que Campbell quiere que… – ella se queda en silencio y arruga la frente – ¿Te sucede algo?
–No, estoy bien – una lagrima se desliza y yo me la limpio rápidamente.
–Si, y yo soy la reina de Inglaterra – rueda los ojos – ven conmigo.
Gigi me agarra del brazo y me guía hasta su oficina, cierra la puerta y va hasta su escritorio, de donde saca una botella de aguardiente.
–¿Estás bebiendo en el trabajo? – la pregunta suena como un regaño.
–No te preocupes, esto me mantiene serena, me impide abrir la ventana y saltar.
–No hagas chistes con eso – bufo y recibo el chupito que me está dando, me lo llevo a la boca y me l
Eva.–¿Me trajiste a un bar de strippers? – miro el letrero sobre mi cabeza, tiene luces neón en colores negros y rojos – pensé que dijiste que íbamos a reconectar nuestra mente con nuestra alma.–Eso vamos a hacer – Gigi se carcajea y baja del auto – ¿No me digas que tu no conectas la mente con el alma cuando ves a semejantes hombres?–Dijiste encuentro espiritual – reprocho.–¡Vamos a reconectar el espíritu de la puteria! – grita alto y todos ponen sus ojos sobre nosotras.¡Joder que esta será una nochecita de nunca olvidar! Pienso mientras ella le entrega las llaves de su auto al valet parquin y se acerca al gorila que figura de guardaespaldas. Me quedo detrás de Gigi mientras le coquetea al hombre, quien enseguida nos deja entrar quitando la cinta roja que impide el paso.–&iqu
Eva.El teléfono suena un par de veces. No va a responder, no tiene mi número guardado en su identificador de llamadas y Eros no tiene cara de ser la clase de hombre que recibe llamadas de desconocidos. Estoy perdiendo mi tiempo, yo debería irme de aquí, buscar a Gigi debajo del jodido bar si es que tengo que hacerlo y salir de este endemoniado sitio, se supone que íbamos a reconectarnos con nuestro espíritu, pero yo con lo único que me he reconectado es con mi estupidez, si paso más tiempo aquí voy a terminar haciendo algo de lo que voy a arrepentirme probablemente por el resto de mi vida.Voy a colgar, entre más escucho el tono del teléfono más comprendo que estoy perdiendo la poca dignidad que todavía me queda dentro del cuerpo, alejo el celular de mi oído y entonces escucho su voz ronca, gruesa y mandona.–¿Quién es?&
Eva.Trago saliva y me doy media vuelta.–Tú y yo nos vamos ya – se ve cabreado y no entiendo porque, yo no le dije que viniera a buscarme.–¿Cómo me encontraste?–Eso no es importante, tu vienes conmigo – me agarra del antebrazo y me arrastra hasta el que creo que es su auto, una camioneta todoterreno de color negro, su auto es una bestia, igual que él. Combinan el uno con el otro.Él me carga de la cintura y me ayuda a subir, la camioneta es alta y yo no tengo el mejor equilibrio ahora.–¿Dónde están tus zapatos? – pregunta con el ceño fruncido.–Se me quedaron adentro.Eros niega con la cabeza, cierra la puerta y rodea el auto hasta llegar al asiento del piloto, se sube, estrella la puerta y me mira como si fuera una sociópata.–¿Qué demonios tienes en la cabeza, Larsson? ¿En
Eva.Eros se baja y estrella la puerta con fuerza, espero hasta que se dé media vuelta para que me ayude a bajar, pero no lo hace, al contrario, se aleja de mí.–¡Que viva la caballerosidad! – digo con sarcasmo al tiempo en que abro la puerta y prácticamente salto de la endemoniada camioneta.Camino detrás de él como si fuera su mascota, lo único que falta es que me ponga una correa para que pueda pasearme con total tranquilidad, ¡Agh! ¿Acaso esto podría ser más humillante?–Préstame dinero – le pido una vez que las puertas se cierran.Él me mira como si yo estuviera demente – ¿Para qué diablos necesitas dinero?–Me quedaré en un hotel, creo que esto ya es lo suficientemente incómodo como para alargar más la velada.Eros suelta una risa de medio lado y camina dos pasos en
Eva.Me quedo como una tonta sentada en la cama sin ser capaz de ni siquiera procesar correctamente lo que acaba de pasar. ¡Está bien! Que no estoy esperando ningún beso de buenas noches ni mucho menos, pero este hombre tiene serios problemas con sus relaciones socio afectivas.–¿Quién demonios eres, Eros Campbell? – suspiro y me tiro de espalda en la cama.Ahora no sé qué demonios debo hacer, ¿tengo que quedarme en esta jodida habitación en la casa de un hombre que seguramente ya no quiere verme la cara? ¿Debo salir por la puerta principal y buscar un hotel?–El maldito bolso – me recuerdo a mí misma, no tengo dinero, o un celular, estoy completamente a la deriva, varada con el idiota de Eros.Me pongo la ropa interior, me levanto y miro alrededor de la habitación, detengo mis ojos cuando me doy cuenta del teléfono de
Eva.–Hora de volver a la puta realidad – me digo a mi misma mientras me pongo de nuevo el vestido negro sucio y vomitado.Dejo el pijama tirado a un lado de la cama, Eros seguramente tiene a alguien para levantarla, doblarla y lavarla, ¡Aunque sabrá Dios si no las bota! Suelto un suspiro y me acerco a la ventana donde se ve el alba, apenas está amaneciendo, pero Eros es coronel de un ejército, probablemente ya debe estar despierto.Me hago una coleta alta en el cabello y refunfuño haciéndome una nota mental para no volver a dejar que nada como lo que pasó anoche me vuelva a suceder. Es hora de poner los pies sobre la tierra y de recordarme a mí misma que soy una mujer comprometida y que además soy una capitán que debe mantener el decoro.Corro hasta la puerta de la habitación cuando oigo que la cerradura se mueve.–Buenos días, Eva
Eva.–¿Zoé? ¿Qué haces aquí? – cuestiono con intriga.–Eva, ¡Hola! – ella corre hasta donde yo estoy y me abraza – ¡Por Dios santo! ¿Dónde estabas metida?–¿A qué te refieres? – ella no me suelta y casi que no me deja respirar bien tampoco.–Hemos estado tratando de localizarte, ¿Dónde estuviste anoche? Tu teléfono suena y suena y va a buzón, tampoco estabas en casa, estábamos todos desesperados – me mira con preocupación.–¿Todos?–Si, Aaron y yo, hemos estado toda la noche tratando de encontrarte, amiga, ¡Nos tenías con el credo en la boca!–Espera, ¿Pasaste la noche aquí?–Si, bueno… – se aclara la garganta – no toda la noche – se lleva un mechón de cabello detrá
Eva.Me siento en el sofá de Aaron y espero que él ocupe el puesto al lado mío, pero Aaron se queda de pie con los brazos cruzados a un lado de la estancia, yo aspiro el aroma que hay en el ambiente, es el mismo que salía del cuello de Zoé, ¡joder! Tal parece que la mujer se bañó en perfume aquí en casa de mi novio, es penetrante el perfume, tanto que me toca hacer un mohín con la nariz para eliminar la molestia momentánea.–¿Entonces viniste a que habláramos?–Si – estiro la espalda y levanto el mentón tratando de mantener la dignidad – creo que es momento de resolver el ultimátum que te di antes de…–¿De desaparecer? – me corta.–Estaba con Gigi, no desaparecida, ella se fue con alguien más y deje el bolso en su carro, eso es todo.–¿Entonces com