Eva.
Abro los ojos como platos y lo miro con el rabillo del ojo, ¿Qué diablos está haciendo? Llevo la mano hasta mi pierna y se la quito, este hombre es increíble. Eros hace presión y no me deja mover sus dedos que están a punto de tocar mi centro.
–Eros – susurro cuando Aaron se da la vuelta para atender al plan que Zoé está trazando en el tablero – ¡Suéltame! ¿Qué demonios haces? – susurro demasiado bajito.
–Verte tan enojada me excita, Eva. Destilas lujuria cuando alzas tu voz de mando – arrastra cada palabra y yo siento que los vellos de mi cuerpo se erizan completamente.
–Me interesa un carajo como te sientas, o me sueltas o te juro que le digo…
–¿Le dices a quién? – me interrumpe – ¿Acaso vas a decirle a Aaron lo que estuvimos haciendo anoche? ¿Vas a decirle que
Eva.Entierro mis uñas en la espalda de Aaron, suelto un gemido y el sonido parece excitarlo más de lo que ya está, porque se aprieta más contra mi y me muerde el labio inferior, empiezo a desabotonar su guerrera y lo dejo únicamente con la camisilla blanca y pulcra que se suele usar debajo del uniforme. Estoy realmente urgida, quiero sentirlo dentro de mi ya, no quiero rodeos o ese juego previo que era excitante cuando era una adolescente. Ahora he crecido, soy una mujer y no quiero jugar, quiero acción, tan simple como eso.Lo despojo de la correa militar y quito el broche de su pantalón, Aaron gime contra mi boca y yo levanto la pierna para sentirlo más cerca de mi centro. Tengo dos teorías, o me he convertido en una zorra o entonces estoy en mis días mas libidinosos, porque desde anoche no he podido dejar de pensar en sexo.Aaron comienza a desvestirme, me quita la parte d
Eva.–¡Eva, nena! Te he estado buscando por todos lados – Gigi se acerca a mi con una carpeta de color azul egipcio en las manos – necesito que revisemos esta información que Campbell quiere que… – ella se queda en silencio y arruga la frente – ¿Te sucede algo?–No, estoy bien – una lagrima se desliza y yo me la limpio rápidamente.–Si, y yo soy la reina de Inglaterra – rueda los ojos – ven conmigo.Gigi me agarra del brazo y me guía hasta su oficina, cierra la puerta y va hasta su escritorio, de donde saca una botella de aguardiente.–¿Estás bebiendo en el trabajo? – la pregunta suena como un regaño.–No te preocupes, esto me mantiene serena, me impide abrir la ventana y saltar.–No hagas chistes con eso – bufo y recibo el chupito que me está dando, me lo llevo a la boca y me l
Eva.–¿Me trajiste a un bar de strippers? – miro el letrero sobre mi cabeza, tiene luces neón en colores negros y rojos – pensé que dijiste que íbamos a reconectar nuestra mente con nuestra alma.–Eso vamos a hacer – Gigi se carcajea y baja del auto – ¿No me digas que tu no conectas la mente con el alma cuando ves a semejantes hombres?–Dijiste encuentro espiritual – reprocho.–¡Vamos a reconectar el espíritu de la puteria! – grita alto y todos ponen sus ojos sobre nosotras.¡Joder que esta será una nochecita de nunca olvidar! Pienso mientras ella le entrega las llaves de su auto al valet parquin y se acerca al gorila que figura de guardaespaldas. Me quedo detrás de Gigi mientras le coquetea al hombre, quien enseguida nos deja entrar quitando la cinta roja que impide el paso.–&iqu
Eva.El teléfono suena un par de veces. No va a responder, no tiene mi número guardado en su identificador de llamadas y Eros no tiene cara de ser la clase de hombre que recibe llamadas de desconocidos. Estoy perdiendo mi tiempo, yo debería irme de aquí, buscar a Gigi debajo del jodido bar si es que tengo que hacerlo y salir de este endemoniado sitio, se supone que íbamos a reconectarnos con nuestro espíritu, pero yo con lo único que me he reconectado es con mi estupidez, si paso más tiempo aquí voy a terminar haciendo algo de lo que voy a arrepentirme probablemente por el resto de mi vida.Voy a colgar, entre más escucho el tono del teléfono más comprendo que estoy perdiendo la poca dignidad que todavía me queda dentro del cuerpo, alejo el celular de mi oído y entonces escucho su voz ronca, gruesa y mandona.–¿Quién es?&
Eva.Trago saliva y me doy media vuelta.–Tú y yo nos vamos ya – se ve cabreado y no entiendo porque, yo no le dije que viniera a buscarme.–¿Cómo me encontraste?–Eso no es importante, tu vienes conmigo – me agarra del antebrazo y me arrastra hasta el que creo que es su auto, una camioneta todoterreno de color negro, su auto es una bestia, igual que él. Combinan el uno con el otro.Él me carga de la cintura y me ayuda a subir, la camioneta es alta y yo no tengo el mejor equilibrio ahora.–¿Dónde están tus zapatos? – pregunta con el ceño fruncido.–Se me quedaron adentro.Eros niega con la cabeza, cierra la puerta y rodea el auto hasta llegar al asiento del piloto, se sube, estrella la puerta y me mira como si fuera una sociópata.–¿Qué demonios tienes en la cabeza, Larsson? ¿En
Eva.Eros se baja y estrella la puerta con fuerza, espero hasta que se dé media vuelta para que me ayude a bajar, pero no lo hace, al contrario, se aleja de mí.–¡Que viva la caballerosidad! – digo con sarcasmo al tiempo en que abro la puerta y prácticamente salto de la endemoniada camioneta.Camino detrás de él como si fuera su mascota, lo único que falta es que me ponga una correa para que pueda pasearme con total tranquilidad, ¡Agh! ¿Acaso esto podría ser más humillante?–Préstame dinero – le pido una vez que las puertas se cierran.Él me mira como si yo estuviera demente – ¿Para qué diablos necesitas dinero?–Me quedaré en un hotel, creo que esto ya es lo suficientemente incómodo como para alargar más la velada.Eros suelta una risa de medio lado y camina dos pasos en
Eva.Me quedo como una tonta sentada en la cama sin ser capaz de ni siquiera procesar correctamente lo que acaba de pasar. ¡Está bien! Que no estoy esperando ningún beso de buenas noches ni mucho menos, pero este hombre tiene serios problemas con sus relaciones socio afectivas.–¿Quién demonios eres, Eros Campbell? – suspiro y me tiro de espalda en la cama.Ahora no sé qué demonios debo hacer, ¿tengo que quedarme en esta jodida habitación en la casa de un hombre que seguramente ya no quiere verme la cara? ¿Debo salir por la puerta principal y buscar un hotel?–El maldito bolso – me recuerdo a mí misma, no tengo dinero, o un celular, estoy completamente a la deriva, varada con el idiota de Eros.Me pongo la ropa interior, me levanto y miro alrededor de la habitación, detengo mis ojos cuando me doy cuenta del teléfono de
Eva.–Hora de volver a la puta realidad – me digo a mi misma mientras me pongo de nuevo el vestido negro sucio y vomitado.Dejo el pijama tirado a un lado de la cama, Eros seguramente tiene a alguien para levantarla, doblarla y lavarla, ¡Aunque sabrá Dios si no las bota! Suelto un suspiro y me acerco a la ventana donde se ve el alba, apenas está amaneciendo, pero Eros es coronel de un ejército, probablemente ya debe estar despierto.Me hago una coleta alta en el cabello y refunfuño haciéndome una nota mental para no volver a dejar que nada como lo que pasó anoche me vuelva a suceder. Es hora de poner los pies sobre la tierra y de recordarme a mí misma que soy una mujer comprometida y que además soy una capitán que debe mantener el decoro.Corro hasta la puerta de la habitación cuando oigo que la cerradura se mueve.–Buenos días, Eva