Zoé.
La capucha negra que Jonás ha puesto sobre mi cabeza me impide ver cualquier cosa a mi alrededor, es tan gruesa que ni siquiera soy capaz de distinguir los sonidos que me envuelven, solo hay oscuridad, los ocupantes del vehículo tampoco se molestan en hablar, es obvio que no van a exponerse en frente de un miembro de la FAEA, aunque en este momento me siento mas como una hormiga a punto de ser pisoteada que como un militar con capacidad de defenderse. Yo solo espero que esta pesadilla termine pronto, que pueda despertar y darme cuenta de que esto en realidad no está sucediendo y que es solo uno de esos malos sueños que he estado teniendo desde que mi madre murió.
Mientras el auto sigue avanzando, yo respiro profundo y trato de mantener la calma, no puedo enloquecer porque eso les daría la ventaja y me niego a quebrarme sin intentar huir de este grupo de mierda. Sin embargo, mantener la calma se con
Zoé. –¿Qué demonios crees que estás haciendo? – intento esquivarlo cuando trata de arrancarme las bragas.–No es momento para ponernos pesados, muñeca – él me agarra con fuerza de la mano y me empuja haciéndome estrellar contra una reja de metal frio que hace que me duelan los huesos de la espalda enseguida. Suelto un gruñido a causa del impacto y siento que mi cabeza comienza a doler y palpitar con fuerza.–Creo que ya te había dicho que más te vale cooperar con nosotros, Zoé. No quiero tener problemas contigo – sisea con rabia, su tono de voz ha cambiado, ya no está siendo jocoso, ya no se escucha burlón, ahora por el contrario parece muy amenazante, dispuesto a hacer lo que sea con tal de tenerme desnuda y a su merced.–¿Qué es lo que quieres conseguir además de ver a mi familia sufr
Eros. Estoy perdiendo la puta cabeza, no sé dónde demonios está Zoé y estoy comenzando a desesperarme, nadie la ha visto, nadie ha estado en contacto con ella, es como si mi hermana mágicamente hubiera desaparecido de la faz de la tierra. Pues bien, yo sé que nadie desaparece de esa forma, debe haber una explicación y yo voy a encontrarla. –¿Alguna novedad? – le pregunto al quinto equipo de búsqueda que he enviado para que den con ella.–No señor, no hay rastro alguno, solamente esto – uno de los soldados pone una máscara de gas en alto, mostrándomela, yo se la arrebato de las manos y la examino, es muy difícil saber si era la mascara de Zoé, debido al químico, los olores se han convertido en irreconocibles, esta puñetera mascara podría ser de cualquiera.–¿Dónde estaba?
Eros.–¿Dónde la tienes, malnacido? – le grito a traves del teléfono al tiempo en que regreso a la oficina de inteligencia, necesito que mi padre escuche esta conversación, pero aun más importante que eso, necesito que el ingeniero me diga si hay una manera de rastrear la llamada y dar con ellos – ¿Qué es lo que quieres? – pregunto, haciendo tiempo. –La pregunta número uno es demasiado estúpida como para responderla, la pregunta dos, en cambio, es bastante inteligente de tu parte, Campbell – se burla – lo que quiero es fácil y sencillo.Me meto dentro rápidamente y pongo el celular en altavoz, señalo a mi padre para que venga a escuchar y atraigo la atención además del técnico.–Necesitamos rastrear esta llamada, se trata de los hermanos Traciano – digo al oído del hom
Eva. Me siento mucho mejor, no sé cuanto tiempo llevo en el hospital ni tampoco estoy muy segura de que me han hecho los médicos, sin embargo, me siento mejor de lo que me he sentido en las últimas semanas, me siento descansada, hace mucho tiempo que no dormía de esta manera y ya lo estaba necesitando, estar formando a un bebe dentro de mi barriga no es una tarea nada sencilla.–Veo que estás despierta – el medico entra en la habitación seguido de una enfermera que carga consigo una bandeja de comida, sonrío en cuanto veo la gelatina, desde que estoy embarazada no he dejado de tener antojos de dulces, es lo que más me apetece comer – vamos a ver cómo está todo – dice el médico, haciendo la bandeja de comida a un lado.Yo suelto un puchero y mi estomago ruge del hambre, pero al hombre no parece importarle eso y por el contrario contin&uacut
Eva. –Gigi, ¿Qué tan mala está la situación en el batallón? – le pregunto, con miedo a la respuesta.–Muy mala – es lo único que dice mientras ambas nos subimos en su auto y nos ponemos en marcha directo al batallón.–¿Tú crees que todo esto vaya a salir bien? – la miro de reojo, sé que Gigi siempre intenta ponerle pañitos de agua fria a los problemas, sobre todo ahora que estoy embarazada y trata de no preocuparme, pero por lo que veo en su rostro, las cosas son aun peor de lo que yo soy capaz de imaginar.–Quisiera poder responderte, pero la verdad es que no sé – ella suspira y entonces conduce hacia la carretera que nos saca al batallón.Yo me quedo en silencio y miro por la ventana, veo a las personas que caminan con sus hijos de la mano, veo el hermoso paisaje que también se p
Eva. Las tripas se me remueven, siento ganas de vomitar y creo que voy a llorar, o a vomitar, cualquiera de las dos cosas que suceda antes, el punto es que estoy jodidamente enferma y lo peor de todo es que no soy capaz de despegar mis ojos de la imagen que tengo enfrente, el video sigue reproduciéndose y ellos continúan besándose como si fueran una pareja, como si el resto de las cosas no importasen. Estoy consciente de que yo tambien estuve traicionando a Aaron durante mucho tiempo, pero ¡Joder! Cuando él se enteró me hizo sentir como la peor persona del mundo, me trató como a una mujer indeseable que ya no merecía nada, y ahora resulta que él ha estado haciendo lo mismo conmigo, y lo que es peor aún, lo ha estado haciendo con la persona que fue mi mejor amiga durante tanto tiempo.Y es que ¡Zoé! ¡Por un demonio, Zoé! Ella tambien se encargó d
Eros. –¡No vayan a dejar que los detecten, tropa, ni un solo movimiento en falso! – digo a traves del intercomunicador que tengo en la mano.Hace una media hora que enviamos a uno de nuestros quipos más profesionales para que vayan a hacer frente a la amenaza en el capitolio, se supone que no deben ser vistos y por ahora están ahí solo para controlar la amenaza, no podemos permitirnos que las águilas negras se den cuenta de nuestros movimientos y que entonces quieran cobrárselas con Zoé. Estamos arriesgando demasiado aquí, y mientras mi padre se encarga de hacer las llamadas para negociar la libertad de Traciano nosotros tenemos que atacar los otros ángulos del problema, pero es jodido trabajar de esta forma, hemos tenido que estar encubiertos porque todavía no sabemos quién demonios es el infiltrado de las águilas aquí en la base, eso en caso de que
Eros. –Tú no te mereces nada de esto – le digo a su foto que está puesta a un lado de su escritorio, paso los dedos por la imagen y quiero darme golpes de pecho porque no recuerdo la ultima vez en que ambos tuviéramos una conversación de hermanos, no recuerdo la ultima vez en que la abracé o que me comporté como la persona que se supone que debe cuidar de ella.Sé que estarme lamentando en este momento no me sirve de nada, pero no puedo evitarlo, tengo un hueco en el pecho que no se cierra, sé que solo dejaré de sentirme de esta forma cuando la tenga frente a mí, sana y salva, y pueda decirle a los ojos que lo lamento y que a partir de ahora las cosas entre ella y yo van a ser diferentes. ¡Joder! Es que se supone que uno de los motivos por los que regresé a Australia era para estar junto a ella y he hecho de todo menos acompañarla.–&iexc