Capítulo 118.

Eros.

–¡No vayan a dejar que los detecten, tropa, ni un solo movimiento en falso! – digo a traves del intercomunicador que tengo en la mano.

Hace una media hora que enviamos a uno de nuestros quipos más profesionales para que vayan a hacer frente a la amenaza en el capitolio, se supone que no deben ser vistos y por ahora están ahí solo para controlar la amenaza, no podemos permitirnos que las águilas negras se den cuenta de nuestros movimientos y que entonces quieran cobrárselas con Zoé. Estamos arriesgando demasiado aquí, y mientras mi padre se encarga de hacer las llamadas para negociar la libertad de Traciano nosotros tenemos que atacar los otros ángulos del problema, pero es jodido trabajar de esta forma, hemos tenido que estar encubiertos porque todavía no sabemos quién demonios es el infiltrado de las águilas aquí en la base, eso en caso de que

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