Eros.
–Tú no te mereces nada de esto – le digo a su foto que está puesta a un lado de su escritorio, paso los dedos por la imagen y quiero darme golpes de pecho porque no recuerdo la ultima vez en que ambos tuviéramos una conversación de hermanos, no recuerdo la ultima vez en que la abracé o que me comporté como la persona que se supone que debe cuidar de ella.
Sé que estarme lamentando en este momento no me sirve de nada, pero no puedo evitarlo, tengo un hueco en el pecho que no se cierra, sé que solo dejaré de sentirme de esta forma cuando la tenga frente a mí, sana y salva, y pueda decirle a los ojos que lo lamento y que a partir de ahora las cosas entre ella y yo van a ser diferentes. ¡Joder! Es que se supone que uno de los motivos por los que regresé a Australia era para estar junto a ella y he hecho de todo menos acompañarla.
–&iexc
Eva. Eros se desploma encima de mí, cae como si fuera un niño y necesitara de mi ayuda para poder sostenerse, al principio me cuesta reaccionar, no sé qué hacer o como comportarme, esto es algo muy inusual, lo que está sucediendo es demasiado extraño en todo el sentido de la palabra, no solo porque tengo a un hombre fuerte, frio y grande llorando en mi hombro, sino porque además conozco las razones que lo tienen tan destruido en este momento y aunque quisiera ayudarlo sé que nada de lo que yo diga hará que lo que siente dentro del pecho sea más fácil de soportar.Eros no tiene a muchas personas, siempre ha sido alguien mas bien solitario, incluso antes de que regresara a Australia ya lo sabía, él siempre ha tenido únicamente a su padre y a Zoé, y su padre en realidad jamas ha estado demasiado presente en su vida.La única person
Eros. –¿Qué estás haciendo? – me pregunto al tiempo en que salgo del edificio de Eva, haber venido aquí fue una completa estupidez, me siento ridículo porque una vez más me he dejado tentar por Eva Larsson y he preferido venir a verla que estar pendiente a lo que sea que suceda dentro del batallón con respecto a Zoé. No lo entiendo, no sé qué es lo que me pasa con Eva, tal vez se trata de que estoy ebrio como ella dijo, quizá toda esta situación me tiene en un limbo emocional que ni siquiera yo mismo soy capaz de controlar, sea lo que sea, no entiendo porque demonios siempre llegamos al mismo punto, ese en el que ella me obliga a confrontarme con lo que siento, cuando me pone entre la espada y la pared y suelta preguntas como esa, sus palabras resuenan dentro de mi cabeza y no puedo alejar de mi mente la forma en la que sus labios se movieron para preguntarm
Eros. Espero la llamada de Gilbert, su numero está bloqueado y no tengo ninguna posibilidad de llamarlo, asi que, mientras preparo al equipo que llevaré conmigo, espero paciente a que al imbécil se le de la gana de aparecer. De todas formas, hay mucho que hacer antes de organizar el intercambio. Esta misión es sumamente peligrosa y casi que no tiene posibilidad de margen de error, cualquier cosa que salga mal y la que terminará pagando los platos rotos será Zoé, asi que no puedo permitirme fallar, no por esta ocasión en la que todo está tan frágil. Es muy jodido cuando no puedo actuar como lo haría normalmente porque uno de los míos está de rehén, ¡Joder que se siente la impotencia!-–Cuántos hombres llevas? – cuestiona papá, que ahora trae puesto el uniforme de combate militar.–Un equipo de los mejores quince
Zoé. –Ya lo tienen – le dice Gilbert a Jonás – nuestro padre estará con nosotros después de tanto tiempo – ambos hombres se da un abrazo y se palmean la espalda. Jonás está tan emocionando que le da un beso en la frente a su hermano, este se lo devuelve haciendo lo mismo. Si no fueran los lideres de una de las guerrillas mas peligrosas de todo el mundo inspirarían ternura, ver a un par de hombres celebrando que van a ver su padre parece la imagen mas tierna que puede existir, pero no cuando se trata de ellos, no cuando su padre es una rata y mucho menos de la forma en que lo están consiguiendo.–¡Por fin volveremos a estar juntos! – Jonás grita y agarra una lata de cerveza que se ha estado bebiendo.–Deja esa porquería, no quiero que papá la vea cuando llegue – Gilbert agarra la lata, termina de tomarse el con
Zoé. Estoy temblando, estoy entre sus brazos y a pesar de eso soy incapaz de sentir que todo esto se ha terminado, ahora que sé que estoy con Eros, me permito ser vulnerable, no suelo hacerlo muy a menudo, pero justo ahora lo necesito, tengo un nudo en la garganta que ya no soy capaz de soportar, estoy cargando un peso demasiado grande para mí.–No tienes que llorar, Zoé – Eros me da un beso en la cabeza y me acaricia el cabello, me cubre con su cuerpo para protegerme, pero yo no puedo detener las lágrimas, esto es demasiado, tal vez mi madre tenía razón cuando me dijo que esta era una vida que yo no iba a ser capaz de soportar. Quiza todo este tiempo ella siempre tuvo razón y yo fui demasiado obstinada para verlo.–Mi pequeña – mi padre me agarra de la muñeca y me abraza, yo siento su aroma a tabaco y perfume y entonces me aseguro de guardar ese
Una semana después. Aaron. –En esta audiencia militar se determinará si el mayor Aaron Sotavento deberá ser revocado de su cargo o si puede seguir en su puesto como mayor aun cuando no cumple con los parámetros establecidos por la ley militar – dice el ministro, que está delante de los presentes.Yo miro hacia abajo, cambio el peso de mi cuerpo de un pie a otro y entonces trago saliva al tiempo en que arreglo las solapas de mi uniforme. Jamás pensé que estaría en esta posición, nunca pensé que tendría que enfrentarme a este momento, se suponía que para eso iba a casarme con Eva, para terminar de cumplir con los malditos requisitos y entonces continuar siendo el mayor de este ejército, pero muchas cosas han sucedido desde que tracé aquel plan que ahora resulta tan lejano.–Para tomar la decisió
Zoé. Soy débil cuando se trata de él, soy estúpida y a pesar de todo lo que ha pasado necesito saber que va a suceder, quiero asegurarme de que este bien, conozco a Aaron Sotavento, sé cómo es, creo que he tenido la posibilidad de conocerlo de formas en que nadie mas ha hecho, ni siquiera la misma Eva, ese hombre supo abrirse completamente a mí, me conto sus secretos, me conto de sus miedos y la forma en que sentia que a veces la vida se le escurría de las manos. Yo tomo aire profundo y me bajo de mi auto, no me atrevo a entrar en el tribunal militar porque mi padre es quien está dirigiendo la cesión y no quiero que me haga preguntas, jamás me atrevería a confesarle que tuve un amorío con Sotavento, eso le rompería el corazón a mi padre y yo no me lo perdonaría.Después de todo lo sucedido con las águilas negras, de
6 meses después. Eva. –¡Gigi! – digo en cuanto ella me responde.–¿Eva? ¿Qué haces llamándome? Pensé que seguías enojada conmigo – dice con la voz triste.–Gigi, no me interesa que no hayamos hablado en seis meses, necesito que vengas a casa – le aviso, al tiempo en que reviso en mi entrepierna.–¿Por qué? ¿Qué pasa?–Tengo contracciones, creo que rompí fuente hace unas horas – veo la cama mojada. –¡¿Que?! ¡pero si todavía no es hora! – escucho que algo se cae al otro lado del teléfono, pero siento demasiado dolor como para preguntarle de que se trata.–¡Ya sé que falta un maldito mes, pero ya romí fuente, te necesito! – grito y me muerdo la boca para amortiguar