Eva.
Los soldados murmuran después de que Eros y su padre se hubieran marchado, para todos es demasiado extraño verlo de esa forma, Eros no es el tipo de hombre que se quiebra ante ninguna situación, él es como un tempano, frio, helado, grande e irrompible, pero tal parece que todos tenemos nuestro talón de Aquiles y Eros no es la excepción.
Yo miro a mi alrededor y entonces me doy cuenta de que soy la única superior que hace parte de las filas, suspiro profundo y me salgo de la fila, si quiero que las personas sigan respetándome y tratándome como la coronel que soy, entonces será mejor que siga comportándome como tal. La mayoría de las veces no esto
Eva. –El ministro y sus hijos pueden irse a la mismísima mierda – suelto con frustración, no siento depresión o tristeza dentro de mi cuerpo, eso se ha convertido en una jodida rabia que me tiene de un genio de los mil demonios – ¿Quién diablos se creen que son? – pregunto bajito mientras hago pataleta como una niñata, pero nadie me está viendo o escuchando, o al menos eso espero, así que me da igual comportarme de forma inmadura.–¡Alto ahí, vaquera! – me dice la voz pacifica y calmada de Jacob – ¿Qué pasa contigo? ¿A dónde vas tan feliz? –No estoy de humor para bromas – le digo – he tenido la peor semana en toda la historia de mi vida.–Y tampoco asististe a la sesión de esta semana – me recuerda mientras me mira con reproche. –Lo
Eva. Me dirijo a mi habitación como un perro con la cola entre las patas, voy amargada durante todo el trayecto, Aaron no me quiere dejar participar en la misión, Eros seguramente tampoco lo hará y ahora el ministro cree que no soy mas que una mujer embarazada que no hace más que causar problemas. Estoy jodida de todas las formas posibles y lo peor de todo es que no hay nada que pueda hacer para arreglar la situación. Suspiro y pateo una roca que me encuentro en el camino mientras pienso en lo estúpida que he sido desde el principio. Yo me metí sola en todo este problema, lo hice a sabiendas de que estoy en un mundo machista en el cual las mujeres siempre tenemos la culpa, porque no importa que Eros tambien sea parte del problema, las personas a quien ven, señalan y de quien se burlan es de mí, no de él. –Estaban en la sala de trastes montándoselo, dicen que es m
Zoé. –Corran al ala norte y asegúrense de recuperar todas las granadas químicas que han puesto – les digo a mis soldados, que corren en grupos separados para poder hacer frente a este nuevo ataque que han decidido dar las águilas negras – por favor, no pierdan de vista el intercomunicador – me pongo la mascara de gas, no sin antes cerciorarme de estar conectada con el resto del equipo. Sin Eva como superiora mi padre básicamente me envío a mi a hacer su trabajo.Miro a mi alrededor y trato de orientarme, yo no soy un soldado de campo, esto no es lo que hago, yo soy inteligencia militar, asi que estar en esta posición es muy complicado para mí, a pesar de eso, el batallón completo esta en alerta roja y no puedo quedarme sentada como una muñeca de cristal esperando que alguien venga a rescatarme, debo moverme y buscar soluciones.–¡Connor! &i
Zoé. El miedo corre por cada una de las venas de mi cuerpo, estoy temblando y no sé que debería hacer, nadie va a escucharme si grito y no sé qué tantas posibilidades tengan de ganar una pelea entre este mastodonte que tengo enfrente y yo. Solo sé que mi vida corre peligro y que estoy en las manos de un hombre lleno de sed de venganza que espera hacer sufrir a mi padre, y si algo he aprendido estando en la milicia es que no hay peor golpe que ese que se da a la familia.–¿Te comieron la lengua los ratones, princesita? – me pregunta de forma sarcástica, ahora que no tengo puesta la mascara de gas puedo ver su rostro a la perfección, es moreno, de ojos verdes con cabello negro, tiene ese típico aspecto italiano de telenovela romántica, sin embargo, en él todo aquello luce desastroso, su diente de oro no se ve glamuroso, por el contrario, lo hace ver des
Eros.–¿Cómo te sientes? – le pregunto a Eva, que sigue entre mis brazos tratando de volver a la normalidad.–Un poco mareada – dice con la voz pastosa y adormilada. –Es normal que te sientas así, estuviste expuesta por mucho tiempo al químico, pediré que te hagan una revisión en enfermería y en cuanto podamos salir de aquí iremos al médico – le aviso, sé que Eva suele ser muy obstinada en algunas ocasiones y esto es algo en lo que no debe reprochar.Ella solo asiente con la cabeza, respira de forma pausada y pestañea lento, no es porque se este durmiendo, sino porque el químico prácticamente servía a modo de sedante, y sabrá Dios que otras implicaciones tiene.–¿No tendrías que estar ayudando a otras personas? – me pregunta de forma débil.&ndash
Zoé. La capucha negra que Jonás ha puesto sobre mi cabeza me impide ver cualquier cosa a mi alrededor, es tan gruesa que ni siquiera soy capaz de distinguir los sonidos que me envuelven, solo hay oscuridad, los ocupantes del vehículo tampoco se molestan en hablar, es obvio que no van a exponerse en frente de un miembro de la FAEA, aunque en este momento me siento mas como una hormiga a punto de ser pisoteada que como un militar con capacidad de defenderse. Yo solo espero que esta pesadilla termine pronto, que pueda despertar y darme cuenta de que esto en realidad no está sucediendo y que es solo uno de esos malos sueños que he estado teniendo desde que mi madre murió.Mientras el auto sigue avanzando, yo respiro profundo y trato de mantener la calma, no puedo enloquecer porque eso les daría la ventaja y me niego a quebrarme sin intentar huir de este grupo de mierda. Sin embargo, mantener la calma se con
Zoé. –¿Qué demonios crees que estás haciendo? – intento esquivarlo cuando trata de arrancarme las bragas.–No es momento para ponernos pesados, muñeca – él me agarra con fuerza de la mano y me empuja haciéndome estrellar contra una reja de metal frio que hace que me duelan los huesos de la espalda enseguida. Suelto un gruñido a causa del impacto y siento que mi cabeza comienza a doler y palpitar con fuerza.–Creo que ya te había dicho que más te vale cooperar con nosotros, Zoé. No quiero tener problemas contigo – sisea con rabia, su tono de voz ha cambiado, ya no está siendo jocoso, ya no se escucha burlón, ahora por el contrario parece muy amenazante, dispuesto a hacer lo que sea con tal de tenerme desnuda y a su merced.–¿Qué es lo que quieres conseguir además de ver a mi familia sufr
Eros. Estoy perdiendo la puta cabeza, no sé dónde demonios está Zoé y estoy comenzando a desesperarme, nadie la ha visto, nadie ha estado en contacto con ella, es como si mi hermana mágicamente hubiera desaparecido de la faz de la tierra. Pues bien, yo sé que nadie desaparece de esa forma, debe haber una explicación y yo voy a encontrarla. –¿Alguna novedad? – le pregunto al quinto equipo de búsqueda que he enviado para que den con ella.–No señor, no hay rastro alguno, solamente esto – uno de los soldados pone una máscara de gas en alto, mostrándomela, yo se la arrebato de las manos y la examino, es muy difícil saber si era la mascara de Zoé, debido al químico, los olores se han convertido en irreconocibles, esta puñetera mascara podría ser de cualquiera.–¿Dónde estaba?