Capítulo 32

La cena

Alessio

Los últimos tres meses había recibido un informe cada día de todos los movimientos de Gina. Las fotos estaban esparcidas en mi escritorio y de vez en cuando me masturbaba imaginándome su cuerpo desnudo. Regresé a los viejos hábitos desde que conocí a aquella mujer. Esperaba y anhelaba el momento en el que al fin podría tenerla entre mis brazos.

—El vehículo está listo —dijo Alexander al entrar en mi oficina.

Recogí aquellas fotos y las llevé a casa conmigo.

Me sentía patético por tener que llegar a este punto, pero nunca antes se me negó algo. Nunca me habían quitado nada y sentía todos los días que Gina me quitó la oportunidad de enseñarle un mundo nuevo, además de enseñarle a explorar su sexualidad al extremo. Los pocos instantes que pasamos

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