Distancia
Alessio
La besé con urgencia y desesperación. Cerré la puerta con mi pie, pero en ningún momento la solté. Se atrevió a desafiarme otra vez y provocó que la deseara aún más. Llevé mis manos a su rostro y ella me apartó. Nunca me esperé aquella bofetada. Toqué la zona donde me abofeteó.
—¡Déjame! —gritó y saltó de nuevo sobre mí.
La llevé a la pequeña sala y la senté forzadamente en el mueble. La tomé por los brazos y los coloqué sobre su cabeza para sujetarla con firmeza.
—Corriste a él en vez de a mí —mascullé y sentí mi cara arder—. Además, te atreviste a ponerme la mano.
—Eres un desgraciado. Eres peor que él. Eres un acosador de mierda y estás tratando de
Perder la razónGinaLo vi marcharse y me sentí extraña. Sabía que sus ojos se habían posado en mí, ya que la distancia que nos separaba no era tan grande. Mi corazón comenzó a latir veloz. Aquello significaba muchas cosas, las cuales no quería ponerles nombre, así que solo dejé que mi excuñada me presentara a todos los accionistas de su marca y traté de enfocarme en lo que era importante: recuperar mi carrera.—Eres realmente hermosa —comentó uno de los empresarios. Era joven, su rostro lo delataba, pero al parecer ya había construido un imperio—. Me alegro de que Adrián te haya elegido como el rostro de la marca —agregó.—Estoy muy contenta y agradecida —dije con una sonrisa.Posé mis ojos en la distancia sin poder evitarlo y me maldije por sentirme tan interesa
Me estoy enamorandoAlessioEscuchaba Dark Obsession, una canción de una banda poco conocida que empezaba a despegar y que yo patrocinaba. Su música era buena. Nunca invertía en nada que no pudiese darme ganancias, aunque con ella comenzaba a sentir que estaba perdiendo. Cerré los ojos y me imaginé quitándole aquel vestido blanco. Mi pene no tardó en reaccionar ante aquel pensamiento.—¿Qué demonios haces conmigo, Gina? —me pregunté a mí mismo.La pantalla de mi móvil se iluminó.Lo levanté con poco gusto, porque ¿a quién demonios se le ocurría escribir a estas horas de la noche? Pero cuando vi el nombre en la pantalla, todo se detuvo y mi respiración se cortó. El móvil estuvo a punto de resbalar de mi mano; lo sostuve con firmeza. Me debatí
La listaGinaEscuchaba un pitido, un sonido incesante que me iba a hacer explotar la cabeza. Me senté sobre la cama, aturdida, y me quité el cabello que se encontraba esparcido por mi cara. Tenía sed, mucha sed. Volví a oír el sonido infernal y me di cuenta de que se trataba de mi teléfono. Me puse de pie. Cuando visualicé mi desnudez, volví a sentarme. Las imágenes, todas, una por una de la noche anterior, llegaron a mi cabeza.Agarré mi móvil con rapidez y pedí el no haber hecho lo que pensaba que hice. Aún tenía la llamada entrante de Adrián, pero primero debía verificar los mensajes salientes. Me llevé la mano a la boca ante la sorpresa de lo que vi; anoche no solo me pasé de tragos, estaba realmente ebria y los hechos lo dejaron más que comprobado.El teléfono volvió a sonar y sa
La únicaAlessioContemplaba pensativo la vista panorámica de la ciudad. Decidí cancelar aquella demanda. No podía seguir adelante con eso sabiendo que tenía sentimientos por Gina, los cuales iban más allá de lo pasional. Me ponía ansioso el verla de nuevo después de lo de anoche, pero si quería ganármela debía comenzar a comportarme como el hombre que ella se merecía.—La señorita Stevens ya está aquí.—Dile que pase —Me acomodé la corbata por enésima vez.Gina entró, sigilosa. Se me cortó la respiración al mirarla; se recogió el cabello y optó, como siempre, por usar una de esas camisetas con dibujos en el frente y unos jeans gastados, aunque cabía destacar que sus senos se abrazaban a la perfección por aquella camiseta.Le
Ninguna otraGinaTodos mis encuentros con Alessio, por más insignificantes que fueran, eran demasiado intensos. Mi corazón latía a mil por hora. Aunque me moría por besarlo, no dejé que fuese tan fácil. Aquello de la lista me mortificaba y no había obtenido más que un “No quieres saberlo” de su parte. Él guardaba muchas cosas oscuras, pero quería conocerlo. Si en verdad me iba a embarcar en su mundo, debía saberlas.—Disculpe, señorita —dije a la joven de recepción—, ¿me puede indicar dónde está la oficina del señor Alexander? Debe entregarme unos documentos.—Claro. Al final del pasillo a la derecha —me indicó con mucha simpatía.Si alguien sabía y tenía más que claro lo de la lista, era la mano derecha de Alessio. Quizá
El mejor cumpleañosAlessioLas luces del club me molestaban. Aunque estaba rodeado de gente, me sentía solo. La alta sociedad esperaba este día con ansias: el cumpleaños del más influyente empresario. En otra época habría disfrutado toda aquella oblación. El saberme superior a todos los demás era algo que alimentaba mi ego, pero hoy en particular solo quería estar en un lugar y escuchar su voz. Era el único regalo que quería de verdad.—Toma —comentó Alexander pasándome un trago de whisky—, y cambia esa maldita cara. Si no está aquí, si ni siquiera ha venido, es porque no le importas, así que disfruta tu noche y sé el maldito Alessio Lombardi que eres.Me bebí el whisky de un solo trago.—Yo soy el puto amo —dije con altanería y agarré la botella p
Catalina LeoniGinaMe dolía el coño, debía admitirlo, pero era una sensación gratificante, una de las miles que me estaba perdiendo. Agradecía haber experimentado aquello con el hombre a mi lado. La noche fue demasiado intensa. Tenía unas ganas inmensas de quedarme en la cama, mas no podía. Alessio dormía plácidamente a mi lado y no pude evitar mirarlo, embobada. Los tatuajes que cubrían su cuerpo eran una obra de arte y sus malditos abdominales parecían hechos a mano. Tenía un cuerpo de infarto, uno que nunca imaginé tocar. No quería ilusionarme. Él me había dicho que estaba enamorado de mí, pero ¿qué tal si eso era una absurda fantasía?—¿Adónde vas? —Sostuvo mi brazo con firmeza—. ¿Te piensas escapar? —Me haló con tanta fuerza que caí so
Descubriendo el pasadoAlessioMiraba ansioso la hora en mi reloj. Le propuse a Gina pasar por ella, pero decidió que nos reuniéramos en el restaurante. Hacía tiempo que no salía a comer con alguien. Mis encuentros con mujeres habían sido exclusivamente sexuales, pero con ella lo quería todo. Flores, serenatas y hacer el amor bajo las estrellas. Quizás era demasiado dulce para mí, sin embargo, debía hacer que ella no mirase a otro hombre.La vi entrar, pero algo cambió. Su mirada estaba apagada y perdió el brillo en su rostro. Eso me alertó. Me puse de pie y la ayudé a acomodarse. Supe que algo extraño pasaba cuando intenté darle un beso en los labios y ella me puso la mejilla. Me sentí molesto al instante y me reí sin nada de gracia, pues sabía que su actitud