Capítulo 1
Sabrina Schulz
Trato de centrar mi mirada en algún punto fijo que no sea Adler sobre mí, sus embestidas son tan bestiales y dolorosas que tengo que luchar para no vomitar encima de él.
Aprieta con fuerza mis piernas por la excitación que siente a tal punto que comienza a hacerme daño, sus estocadas son tan precisas y coordinadas, muerde el lóbulo de mi oreja y quiero llorar, quiero alejarme de él, pero es imposible.
Llevo seis años bajo las garras de la bestia alemana. Atrapa mi boca con salvajismo, tengo que fingir que me gusta, que lo amo cuando no es así, he sido torturada y adiestrada para darle placer al hombre que dice amarme.
—¡Sabrina! —gruñe mi nombre mientras que intensifica las embestidas, gimo exageradamente para motivarlo a que se corra lo más pronto posible.
Muerde mi hombro mientras se derrama dentro de mí, me rodea con sus brazos y deposita un beso en mi frente.
—Feliz cumpleaños meine frau.
«Esposa mía»
Adler besa mi boca con tanta suavidad haciéndome pensar por un solo instante que no es el hombre perverso con quien me he casado, ese ser déspota y arrogante que asesina y mata sin piedad. El alemán me abraza aferrándose a mi cuerpo.
No tengo ánimos para celebrar mi cumpleaños ¿Y cómo puedo hacerlo con esta vida que llevo? He pensado por tanto tiempo que estoy m*****a y muerta en vida. Mi teléfono suena mostrándome el nombre de mi padre el cuál cuelgo inmediatamente para luego dejar el aparato a un lado.
—¿Sigues enojada con él, cariño? —habla Adler sin soltarme, ruedo los ojos. Viviré toda mi vida odiando a mi padre, Maximiliano Beckett, el hombre cobarde que prefirió vender a su joven hija antes que perder su empresa.
«Lloro amargamente al escuchar la noticia, mi madre me abraza aferrándose a mi cuerpo, mi padre se muestra tan tranquilo con la decisión que acaba de tomar.
Adler me mira como si fuese el trofeo más maravilloso que ha podido obtener, se mueve como un león en busca de su presa.
Mi madre solloza, papá le extiende una copa de whisky al alemán el cual acepta gustosamente sabiendo que acaba de cerrar el mejor negocio de su vida, el mafioso me extiende una mano para que vaya hacia él, papá me anima para que lo haga. Mi cuerpo tiembla, miro a mi padre buscando la manera de doblegar su corazón y desista la idea de desposarme con este monstruo, pero nada de eso pasará. Quiero salir corriendo de aquí.
Soy la hija única del matrimonio Beckett, mi padre es un poderoso bancario que se casó con mi madre Anastasia por conveniencia, siempre pensé que él me protegería de todos los peligros de este mundo, una baja en la economía y un mal trato han hecho que papá pierda todo su dinero.
Siempre escuché los rumores que involucraban a la familia Beckett con el mafioso, pero jamás quise prestarles atención a los chismes de las personas a mi alrededor.
Mis piernas tiemblan y mi corazón bombea con fuerza, Adler me sienta en sus piernas y mamá suelta a llorar.
Soy una joven de veinte años de edad, mi padre me ha sacrificado para salvar su cuello y mi madre sufre por esto.
—Es tan hermosa, Max—. Se dirige hacia mi padre, el cual solo hace una mueca restándole importancia a sus palabras.
Adler pasa sus manos sobre mis brazos y espalda, me muevo incomoda cuando mis glúteos sienten la creciente erección en sus pantalones.
El alemán gira mi rostro para besarme, observo como mamá voltea hacia otro lado para no ver este acto tan repulsivo, esto es mucho para ambas, trato de apartarme, pero Adler jala de mi cabello haciendo que gimotee por el dolor.
—Quieta, Sabrina—declara, —¿No quieres que papá muera? ¿O sí? —siento la bilis subir por mi garganta, trago grueso dispuesta a salvar a mi familia.
Solo espero que algún día esta pesadilla acabe «
Mamá murió dos años después de mi matrimonio, un cáncer de ovarios se la llevó. Lloré por tantos días su muerte, pero mi odio hacia Max se intensificó cuando en menos de dos semanas ya otra mujer ocupaba el lugar de Anastasia.
Termino de maquillarme para salir, el mundo de la mafia está lleno de santígüelas y traidores. Todos quieren un poco de ti; durante todo mi tiempo con Adler he aprendido que nadie es tu amigo y no eres amigo de nadie.
El padre de Adler comenzó su vida como mafioso cuando su esposa fue diagnosticada con leucemia, la necesidad de salvar a la mujer que amaba lo llevo a cometer actos ilícitos, al principio solo se ocupada de llevar y traer en su coche al jefe del cartel de Bramen, luego se ganó la confianza de todos pasando a ser su mano derecha, para un año después tener su propia red de mafia. Armas, drogas y mujeres son el pan de cada día para la familia Schulz.
Un par de veces traté de escapar y lo único que logré fui la golpiza más horrible de mi vida, Adler jamás me deja sola, jamás me dejará ir.
En muchas ocasiones me tocó cubrir mi cuerpo de los moretones que sus sesiones de sumisión me dejaban. Adler odia que le lleve la contraria, que no responda a tiempo, que no le siga la corriente, que lo mire a los ojos cuando no ha dado el permiso, que no le llame amor.
En pocas palabras, todo le molesta.
Ruedo los ojos cuando veo a Wendy Schulz entrar a la mansión donde vivo hace tanto tiempo, esa es otra hipócrita de lo peor, sabe que su hermano me retiene a la fuerza en estas cuatro paredes y no es capaz de hacer algo para ayudarme.
—¡Feliz cumpleaños! —espeta mientras me abraza, hago una mueca simulando una sonrisa.
—Gracias.
—Sabrina, he preparado un día entero juntas–. Grita emocionada.
—Genial…—Wendy toma mi mano y me arrastra hacia la salida, me paralizo asustada. Adler no ha dado el permiso para mi salida, el pánico se apodera de mi cuerpo, comienzo a temblar.
Miro a todos lados buscando al alemán, pero no aparece.
—Cuñada, mi hermano me ha dado permiso—la miro fijamente, sus ojos color avellana son iguales a los de su hermano mayor, a diferencia de Wendy que tiene el cabello castaño oscuro y Adler claro.
Busco mi teléfono para llamarlo, pero Wendy me lo arrebata de las manos, me subo a la camioneta y cinco autos más van detrás de nosotras.
Nunca una mujer Schulz sale sin protección.
Un grupo de guardaespaldas nos siguen en todo momento, la gente nos mira de arriba abajo y no era para más, tenemos más seguridad que el presidente de Alemania.
Wendy salta emocionada al entrar a una tienda de vestidos de noche, no estoy de humor para nada de esto, Adler es un maniático del control, tengo una habitación repleta de vestidos de galas, zapatos de todo tipo, carteras de todos los tamaños y colores y ni hablar de las joyas.
—Wendy, no necesito nada—murmuro hastiada cuando la observo traer un par de vestidos para mí, hemos pasado toda la tarde buscando cosas innecesarias.
Mi cuñada me toma de la mano cuando nos disponemos a adentrarnos a la propiedad. Seis tortuosos años enjaulada en este lugar, seis años bajo el mandato y las ordenes de Adler Schulz, las personas me llaman afortunada por tener el amor del mafioso más poderoso del continente, yo no lo llamaría así. Papá me reprocha porque según él no le he dado una oportunidad a Adler, que es un hombre bueno que me ama y adora, pero no. No puedo amar a alguien que me ha quebrantado y torturado a su antojo.
Miro a Wendy impaciente, abro la puerta encontrándome todo en silencio.
—¡Sorpresa! —me asusto al escuchar los gritos. El círculo social de Adler «Mafiosos, asesinos y putas» está aquí para celebrar mi cumpleaños número veintiséis, mi padre viene sonriente con su amante y quiero evitarlo a toda costa.
Adler me abraza y deposita infinidades de besos en mi boca delante de todos, me extiende una caja y trato de hacer una cara de emoción y sorpresa cuando veo una gargantilla de diamantes en ella.
—Es hermosa amor—. Adler me besa con lujuria.
Los líderes de la mafia junto a sus esposas se acercan para felicitarme, la mentira y la falsedad están reunidas en este lugar para celebrar mi cumpleaños.
Dos de los guardaespaldas de confianza del alemán no se me despegan ni un momento, todas las personas quieren felicitarme y yo solo deseo que todo esto acabe pronto.
Adler me toma fuerte de la mano y sé que quiere decir esto, tengo que comportarme o su sesión de sumisión que consta de golpes, hará que obedezca u obedezca.
—Tan hermosa como siempre señora. —Dimitri, el mejor amigo de Adler me saluda. El alemán me arrastra de nuevo hacia él.
«No vuelvas a sonreírle» «No te quiero cerca de ellos» «¿Eres mía, no lo entiendes?»
Sus palabras retumban en mi cabeza, trato de mantenerme firme para no quebrarme. Camino hacia el patio trasero, el vestido, el collar todo me está asfixiando.
Quiero escapar de toda esta farsa, de toda esta manada de idiotas que solo me tratan bien por ser la mujer de Adler Schulz.
Llevo mis manos hacia mi cabeza, todo me da vuelta, los guardas que vigilan el ala sur me miran con determinación; saben que he intentado escapar en otras ocasiones y no me permitirán marcharme de aquí.
No soporto más, no soporto que el alemán me toque, es nauseabundo sentir como se hunde en mí, como me besa y me venera como si fuera lo más maravilloso del mundo.
CAPITULO 2Tengo derecho a amar, a escoger a quien entregarle la vida, pero no, mi padre me arrebató el derecho, me arrebató la alegría y la felicidad que me merecía.No tengo un cuento de princesas, aquí no hay un caballero con armadura dorada que me salve.—¿Todo bien, señora? —Jasón el jefe de guardas me preguntan y solo asiento.Entro de nuevo a la sala, todos son una manada de lobos. Adler está hasta los cojones de borracho y lo único que quiero es descansar, levantarme al día siguiente y darme cuenta que todo esto fue solo una pesadilla.Escucho el son de la música, la gente me canta el cumpleaños feliz y esto de feliz no tiene nada. Adler coloca sus manos sobre mis glúteos, la gente nos toma fotos y trato de sonreír de verdad trato de mantenerme fuerte.Mi esposo me toma de la mano llevándome hacia la pista de baile, una canción romántica suena y me muevo al ritmo de la música.—Eres todo para mí, lieben. «Amor» —Y tú para mí, Adler—. Respondo rápidamente.Adler me besa desen
Capítulo 03Sabrina Schulz Di algo estúpida, dilo ya antes que Adler se dé cuenta que estás nerviosa por un hombre que no conoces y obviamente no es él.—Erick Spencer, señora Schulz—sus ojos azules me miran burlones, el alemán está detrás de él mirando que haré. Observo la mano de Erick y paso de largo hasta el mafioso. Adler sonríe a medio lado satisfecho. Escucho al guardaespalda chasquear la lengua.—Mi esposa es algo… especial. No le gusta las nuevas personas, pero como sabrás mi mujer es lo más importante para mí, mucho más que mi imperio —se sienta en la silla giratoria de su escritorio.—Es por eso que estas aquí Erick, para proteger a mi mujer. Te he contratado porque Dimitri mi mejor amigo y compañero de toda la vida me ha dado muy buenas referencias tuyas. —mi esposo hace que me siente sobre sus piernas. Erick me mira fijamente y luego a su nuevo jefe. Adler señala el encendedor para que se lo pase y lo hago sin demorarme. Le ayudo a encender su puro.—Cinco años en servici
CAPITULO 04Me giro para buscar la toalla, encontrándome un par de zapatos costoso de cuerpo, subo un poco la mirada hasta encontrarme con los ojos azules de Erick. Su cabello le cae hacia un lado con elegancia. Su barba de pocos días lo hacen lucir tan masculino. Sus ojos azules como el océano contrasta a la perfeccion con su cabello medio ondulado y rubio. Sonríe a medio lado cuando termino de analizarlo.—¿Qué haces aquí? Si no te has dado cuenta o eres imbécil… está es una piscina privada. Mi marido la ha creado cerrada para que ningún hombre entra aquí ¿Porque incumple las reglas?Sonríe mostrando dientes—¿Siempre eres así?—¿Así como?—salgo del agua, me coloco una bata de baño. Miro con determinación a Erick cuando le he pillado mirándome el trasero.Pasa por mi lado—Mandona… —susurra cerca de mi oído. Me alejo un poco.—¿Perdona? ¿Es que nadie te ha dicho quien soy? Si se me da la gana le digo a Adler que te eche—trueno los dedos—Y hoy mismo estarías patitas en la calle—sus ojo
Capítulo 05Sabrina Schulz Mi padre no me permitió vivir una vida placentera y llena de las cosas que por destino me correspondían.No pude terminar la universidad o dar mi primer beso de amor verdadero, perder la virginidad quizás en la parte trasera de un coche, mientras el hombre que amaba y yo veíamos las luces de la ciudad desde un alto risco. No tuve una mejor amiga que me extrañara después de mi matrimonio arreglado.Adler a su vez, me ha quitado tanto a, aunque el piense que me lo ha dado todo.Aprieto la tela de la falsa que uso, el mafioso sonríe mostrando dientes, se mueve un poco sobre su silla giratoria, mientras saca un puro de uno de los cajones de su escritorio. Erick afloja la corbata de su traje negro.—¿Cuál es el plan, señor? —pongo los ojos en blanco.El alemán bota el humo de su boca—Dímelo tú ¿Qué harías en mi posición? —miro al guardaespaldas. Adler Schulz lo está poniendo a prueba.Erick se levanta de su silla, camina alejándose un poco mientras toca su mentó
CAPÍTULO 06—¿Sabes que gente inocente morirá?—Lo sé —responde gélidamente.Lo empujo, logrando que caiga de espalda contra la cama, Erick entre abre la boca para decir algo, pero no lo hace—No te diré nada porque ahora no puedo pensar con cabeza fría por ese puto vestido que llevas puesto y lo último que quiero es que me maten por una guarrada. Así que le pido que me deje hacer mi trabajo y así poder salir de este asqueroso lugar.Camino hasta la puerta ofuscada—Son vidas inocentes… —mascullo con voz baja.—Mucha gente lo son señora Schulz, le pido me dije hacer mi trabajo.Me aparto, el hombre conecta algunos alambres y vuelve a dejar el artefacto de largo alcance donde lo encontró. Camino al baño y cierro la puerta para cambiarme de atuendo. Uso una sudadera que Adler dejó para el cambio. Me quito la peluca y limpio mi rostro de ese horrendo maquillaje.Erick usa una pantaloneta con tenis y chamarra, alguien toca la puerta y no era para más, hace media hora estamos metidos aquí y
Capítulo 07Prácticamente se me ha roto el tobillo por estar corriendo para que no me maten. Erick me extiende su mano para ayudarme a bajar las escaleras que dan a la primera planta del edifico. Por la muerte de Franco a manos de mi guardaespaldas estoy más que segura que se ha ganado de enemigos a la mafia italiana.Mi vestido esta arruinado, lo que sería una exitosa huida ha sido un total fracaso. Erick responde el teléfono, me mira y asiente. Adler es quien está detrás de la línea.—¿Crees que yo iría a tu pocilga contigo? —Spencer sigue en el teléfono. Me señala con el dedo para que haga silencio. Chasqueo la lengua y me cruzo de brazos.Camino con el tacón roto, a cada cinco segundos estoy viendo para todos lados, esta situación me tiene totalmente agotada y si fuese por mí desde hace mucho tiempo estaría en el lugar más desolado del mundo con total de no ver de nuevo nunca más al mafioso alemán.—Cómo usted ordene, señor ¿Mañana a medio día? —alza las cejas—La cuidaré… si patró
CAPITULO 08Alguien toca mi peco y me asusto.Me incorporo en la cama al ver a Erick de brazos cruzados debajo del marco de la puerta. Sobre la cama hay una bandeja con desayuno que como de inmediato al sentir mi estómago gruñir.—La bestia ya viene para acá, será mejor que se arregle—asiento. Deja una caja con algo se ropa y zapatos.—Gracias Erick por el desayuno… —digo sin mirarle.—No agradezca por algo por lo cual me pagan—ruedo los ojos, es un verdadero imbécil.Me coloco un vaquero azul talle alto, con camisa con corte sirena y unas zapatillas rosas. Agito mi cabello a medio lado encontrándome a Adler sentado en el sofá que está en la sala de Erick. Apenas me ve corre apurando hasta donde estoy.Su boca busca la mía con desesperación, coloco mis manos sobre sus caderas al sentir las suyas sujetar con firmeza mi rostro. Su lengua saborea la mía.Coloca su frente sobre mi pecho y lo escucho respirar agitado.—Te amo amor, te amo y casi muero al pensar que pude perderte—Erick nos
CAPÍTULO 09Sus dedos llenos de sangre tocan mi rostro—Nunca te irás, nunca… ¿Ves lo que hago por ti? ¿Puedes ver mi amor? —toca el puente de mi nariz.—Necesitas ayuda Adler… la necesitas—se arrodilla delante de mí.—Lo único que necesito en mi vida es a ti Sabrina, no necesito más nada.Erick coloca la palma de su mano sobre el hombro del alemán—¿Qué hacemos con el cuerpo, señor? —la bestia no deja de mirarme.—Córtenlo en pedazos y dalo a comer a los perros—lo mira con furia—Porque eso es lo que se merecen aquellos que posan sus ojos en mi mujer ¿Entendido, Erick?¿Qué habrá querido decir con eso?Estoy tirada en el suelo, mi cuerpo tiembla al sentir la sangre tibia de ese hombre sobre mi rostro. Erick limpia su arma y con una sonrisa llena de oscuridad guarda la pistola en la funda que sostiene en su cadera.Adler está sonriendo complacido, ha conseguido un perro fiel, uno quizás peor que él, uno que no se tienta a matar. Erick Spencer es un asesino. El alemán sujeta mi codo para