Capítulo 05
Sabrina Schulz
Mi padre no me permitió vivir una vida placentera y llena de las cosas que por destino me correspondían.
No pude terminar la universidad o dar mi primer beso de amor verdadero, perder la virginidad quizás en la parte trasera de un coche, mientras el hombre que amaba y yo veíamos las luces de la ciudad desde un alto risco. No tuve una mejor amiga que me extrañara después de mi matrimonio arreglado.
Adler a su vez, me ha quitado tanto a, aunque el piense que me lo ha dado todo.
Aprieto la tela de la falsa que uso, el mafioso sonríe mostrando dientes, se mueve un poco sobre su silla giratoria, mientras saca un puro de uno de los cajones de su escritorio. Erick afloja la corbata de su traje negro.
—¿Cuál es el plan, señor? —pongo los ojos en blanco.
El alemán bota el humo de su boca—Dímelo tú ¿Qué harías en mi posición? —miro al guardaespaldas. Adler Schulz lo está poniendo a prueba.
Erick se levanta de su silla, camina alejándose un poco mientras toca su mentón con suavidad. —Haría pasar a la señora Schulz como una puta VIP, haría que sedujera al nuevo jefe, luego ofrecería más dinero por ella cuando la estén subastado y así ambos colocaríamos las bombas en la habitación donde nos hospeden. Un equipo preparado estaría esperándonos en la parte trasera del burdel y detonaríamos los explosivos de regreso a la mansión.
Cierro la boca.
Adler me mira a mí y luego a Erick, no dice nada y eso es lo peor de todo esto; no puedo saber qué es lo que está pensando. Si nada de lo que dijo le gusta, Erick Spencer tiene sus días contados.
El alemán suelta una carcajada, Erick vuelve a sentarse donde estaba con una seguridad fingida—¡Valió la pena todos los millones que te he dado! Pon el plan en marcha. Necesito que preparen a mi mujer… quiero que todo salga perfecto Spencer, si algo falla, date por muerto.
El guardaespaldas asiente antes de salir de la oficina, me levanto para servirle una copa de escocés al mafioso. Me siento sobre sus piernas para sacarle información.
—¿Confías en él? —Adler besa mi boca.
—No. —lo sabía.
—¿Entonces…? —agarra mis mejillas con fuerza.
—Necesito saber que tan fiel es el perro al amo, si no me sirve le diré a Dimitri que lo asesine. —me sienta en el borde del escritorio—No me fio de la gente cariño, si Erick falla, me las pagará con su vida.
—¿Dejarás que alguien más me toque? Digo… el jefe del cartel va a querer probar la mercancía y… —aprieta mis muslos.
—De ti depende que no te toque, Sabrina si él te llega a tocar voy a perder la cordura y terminaré matándolo antes de tiempo ¿Me entiendes? Esto es muy importante para mí, por eso necesito que te comportes como una buena chica y le des lo que papi desea.
Asiento.
Mi estilista junto a una maquilladora ha llegado para prepararme para la emboscada del alemán. Suspiro hondo al sentir el frío pepino tocar la piel de mi rostro. Una mujer morena arregla mi cabello, cambiando el castaño por el rubio claro con una peluca de alta calidad. Adler abrocha un collar de diamantes en forma de gargantilla a mi cuello. Niego al verme en el espejo usando un minivestido de látex, tacones altos negros y un abrigo de piel blanco.
El flequillo cubre la mitad de mis ojos, aplico un labial rojo vino sobre mis labios, Erick se ha ido hace una hora hacia el burdel, veo a Adler tragar grueso apenas me ve.
Los guardas están en silencio, Angie toma mi mano para que no me caiga apenas bajo las escaleras. Tomo la cartera Chanel que Dimitri me pasa, el alemán se coloca delante de mí, intenta besarme, pero me echo para atrás para que no dañe mi maquillaje, pero realmente no quiero que me toque.
—Perfecta, eres tan perfecta—le da una palmada a mi nalga izquierda. Brinco.
—¿Qué harás tú? —me da una pequeña pistola que guarda en el bolso que su mejor amigo me ha dado.
—Estaré en la camioneta con la vigilancia, si algo sale mal vez a la puerta que da a la cocina, allí te iré a buscar… recuerda Sabrina no dejarte tocar de nadie. —hago un mohín simulando que le he captado.
Me subo con algo de incomodidad al carro BMW que me llevara al burdel de los italianos; uno de los hombres que hace el papel de mi asistente me toma la mano para que salga. Una alfombra roja que da hacia el establecimiento se llena de personas apenas llego. Las extensiones de la peluca me llegan hasta los glúteos, muevo el cabello con elegancia y coqueteo.
Le doy un beso en la mejilla a uno de los vigilantes de la entrada, para hacerle ver que soy superior. El lugar es enorme. Hay mujeres en lencería erótica por todos lados. Aquí nadie simula que viene a buscar sexo. Empresarios, políticos y famosos de la farándula vienen con frecuencia a este lugar.
Tomo un shot de vodka apenas llego, un hombre alto de ojos verdes y apuesto me recibe dándome un beso en la mejilla. Le sonrío con falsedad.
—¡Eres una diosa! —espeta intentando besar mi boca.
Quiero bajar el vestido, pero no puedo delante de ellos—Lo soy ¿Tienes duda de eso, cariño? —se ríe mostrando dientes.
—¿Te puedo probar? —no, no… saco el dedo índice y niego. Paso mis manos por su rostro, pecho y muslos.
—No… —frunce las cejas—Ahora no. ¿No quieres follarme cuando se acabe la noche? Podría tragarme todo lo que me des y así darte el mejor placer de tu vida ¿Quieres? —pellizca mis pechos. —Acabo de llegar a la ciudad ¿Le vas a quitar la diversión a las cosas? —al italiano se le vendió la idea de que era una puta de un ex mafioso que ahora estaba muerto. Así que según Giorgio ya me sabia manejar en este mundo y como según nuestra historia había quedado desamparada, necesitaba el trabajo en el burdel.
—Quiero lamente toda; pero tienes razón tenemos que trabajar y después nos divertimos—brinco como estúpida mientras aplaudo a su idiotez. Me sujeta de la mano para llegar hasta la zona top del burdel. Mujeres vestidas por completo de cuero y correas nos traen las bebidas. Me subo en una de las mesas para bailar una boca y así seguir con mi teatro. Un viejo verde intenta tocarme y le pateo con suavidad la mano. Este se ríe y yo quiero salir corriendo.
Me arrodillo para buscar los billetes que han estado tirando para mí y los meto en mi ropa interior. Los hombres me miran con deseo, intentan alcanzarme, pero no pueden ni podrán nunca.
Muerdo mi labio inferior al ver un grupo de hombres rodear a Erick y caminar hasta donde estoy. Coloca un maletín de cuero sobre la mesa.
—Todo ese dinero por ella… —Giorgio el jefe del cartel lo mira con altivez, Erick luce impecable. Lleva puesto una americana azul cielo con camina blanca. En su cuello luce una cadena de oro que le hace lucir un poco más intimidante. Los hombres a su lado muestran sus armas.
—Siéntate, por favor—le pide el italiano.
—Capisco, ma la voglio già nel mio letto. —dice Erick en un perfecto acento italiano.
«Lo siento, pero la quiero ya en mi cama»
Giorgio bebe de su whisky, aprieta una de mis piernas y simulo un gemido para no llorar. Me siento en sus piernas y jugueteo con mi boca en su oreja. Puedo sentir en mis nalgas su empalada erección.
Erick me mira con insistencia, disimulo un suspiro y camino hasta él con un movimiento sensual. Le beso la mejilla, el cuello y al final el pecho. Erick abre los ojos sin saber que decir.
Sus ojos azules recorren mi cuerpo, Giorgio me pide que vuelva a bailar, Satisfaction de Benny Benassi suena en el fondo. Muevo mis caderas de un lado a otro en forma de círculos. Mis manos tocan mis pechos, rostro y glúteos. Erick se acomoda en la silla y lo veo cruzar sus piernas.
Me giro para darle una buena vista de mis nalgas; me inclino un poco hacia adelante para luego agitar mis caseras. Mis piernas se mueven al compás de la música. Ahogo un grito al sentir como toman mi mano para sentarme en las piernas de alguien. Erick…
—¿Qué coño haces? —musita simulando un beso en mi cuello.
—Lo que se me ordenó…
—Adler te va a matar por esto—Giorgio nos mira. Observo sus ojos azules, para luego posar la mirada en sus labios rosados.
—Si no te has dado cuenta, ya yo estoy muerta en vida—lamo su cuello.
Lo escucho maldecir, Giorgio le pide a uno de sus trabajadores que tome la maleta, una mujer vestida de rojo le pide a Erick que lo siga, pero antes el italiano le pregunta su nombre antes de irse, el cual responde con frialdad «Calum Williams» arrugo las cejas al subir al segundo piso.
Hay un pasillo oscuro que da a muchas habitaciones; bajo la falda del vestido apenas la mujer nos deja solos. La habitación tiene una tonalidad de luces rojas que lo hace lucir pasional y erótico.
Una cama King está en el medio, telas de seda se cuelgan en el techo hasta llegar al piso. Velas aromáticas de color blanco rodean la habitación. Hay flores por todos lados.
Erick se afloja la corbata y me mira, entre abro la boca al verlo quitar la correa de su pantalón. Muerde su labio inferior y suelta el aire retenido en su boca al verme las piernas.
—¿Qué… haces? —refunfuño.
—¿Qué crees que haces tú? —se sube a la cama, dobla las mangas de su camisa blanca. Deja la americana a un lado. En el techo de estuvo hay una protuberancia que esconde las bombas. Baja con cuidado la maleta negra y la deposita en la cama.
Camino hasta una pequeña ventana que da hacía afuera, sin duda alguna ninguno de los dos cabes allí. Erick me ignoro y se concentra en armar las bombas.
CAPÍTULO 06—¿Sabes que gente inocente morirá?—Lo sé —responde gélidamente.Lo empujo, logrando que caiga de espalda contra la cama, Erick entre abre la boca para decir algo, pero no lo hace—No te diré nada porque ahora no puedo pensar con cabeza fría por ese puto vestido que llevas puesto y lo último que quiero es que me maten por una guarrada. Así que le pido que me deje hacer mi trabajo y así poder salir de este asqueroso lugar.Camino hasta la puerta ofuscada—Son vidas inocentes… —mascullo con voz baja.—Mucha gente lo son señora Schulz, le pido me dije hacer mi trabajo.Me aparto, el hombre conecta algunos alambres y vuelve a dejar el artefacto de largo alcance donde lo encontró. Camino al baño y cierro la puerta para cambiarme de atuendo. Uso una sudadera que Adler dejó para el cambio. Me quito la peluca y limpio mi rostro de ese horrendo maquillaje.Erick usa una pantaloneta con tenis y chamarra, alguien toca la puerta y no era para más, hace media hora estamos metidos aquí y
Capítulo 07Prácticamente se me ha roto el tobillo por estar corriendo para que no me maten. Erick me extiende su mano para ayudarme a bajar las escaleras que dan a la primera planta del edifico. Por la muerte de Franco a manos de mi guardaespaldas estoy más que segura que se ha ganado de enemigos a la mafia italiana.Mi vestido esta arruinado, lo que sería una exitosa huida ha sido un total fracaso. Erick responde el teléfono, me mira y asiente. Adler es quien está detrás de la línea.—¿Crees que yo iría a tu pocilga contigo? —Spencer sigue en el teléfono. Me señala con el dedo para que haga silencio. Chasqueo la lengua y me cruzo de brazos.Camino con el tacón roto, a cada cinco segundos estoy viendo para todos lados, esta situación me tiene totalmente agotada y si fuese por mí desde hace mucho tiempo estaría en el lugar más desolado del mundo con total de no ver de nuevo nunca más al mafioso alemán.—Cómo usted ordene, señor ¿Mañana a medio día? —alza las cejas—La cuidaré… si patró
CAPITULO 08Alguien toca mi peco y me asusto.Me incorporo en la cama al ver a Erick de brazos cruzados debajo del marco de la puerta. Sobre la cama hay una bandeja con desayuno que como de inmediato al sentir mi estómago gruñir.—La bestia ya viene para acá, será mejor que se arregle—asiento. Deja una caja con algo se ropa y zapatos.—Gracias Erick por el desayuno… —digo sin mirarle.—No agradezca por algo por lo cual me pagan—ruedo los ojos, es un verdadero imbécil.Me coloco un vaquero azul talle alto, con camisa con corte sirena y unas zapatillas rosas. Agito mi cabello a medio lado encontrándome a Adler sentado en el sofá que está en la sala de Erick. Apenas me ve corre apurando hasta donde estoy.Su boca busca la mía con desesperación, coloco mis manos sobre sus caderas al sentir las suyas sujetar con firmeza mi rostro. Su lengua saborea la mía.Coloca su frente sobre mi pecho y lo escucho respirar agitado.—Te amo amor, te amo y casi muero al pensar que pude perderte—Erick nos
CAPÍTULO 09Sus dedos llenos de sangre tocan mi rostro—Nunca te irás, nunca… ¿Ves lo que hago por ti? ¿Puedes ver mi amor? —toca el puente de mi nariz.—Necesitas ayuda Adler… la necesitas—se arrodilla delante de mí.—Lo único que necesito en mi vida es a ti Sabrina, no necesito más nada.Erick coloca la palma de su mano sobre el hombro del alemán—¿Qué hacemos con el cuerpo, señor? —la bestia no deja de mirarme.—Córtenlo en pedazos y dalo a comer a los perros—lo mira con furia—Porque eso es lo que se merecen aquellos que posan sus ojos en mi mujer ¿Entendido, Erick?¿Qué habrá querido decir con eso?Estoy tirada en el suelo, mi cuerpo tiembla al sentir la sangre tibia de ese hombre sobre mi rostro. Erick limpia su arma y con una sonrisa llena de oscuridad guarda la pistola en la funda que sostiene en su cadera.Adler está sonriendo complacido, ha conseguido un perro fiel, uno quizás peor que él, uno que no se tienta a matar. Erick Spencer es un asesino. El alemán sujeta mi codo para
CAPÍTULO 10Me apoyo con los brazos para levantarme del borde de la piscina, coloco mi vestido de rapidez para huir de allí.—Lo siento, Sabrina—. Me detengo al escucharlo musitar palabras—Lamento hacerte juzgado sin conocerte. Suelo pensar y juzgar a las personas como las veo. —chasqueo la lengua.—¿Y cómo ve veo según tú?—Alguien rodeada de lujos, alguien que estar sumisa ante un hombre que la trata como una diosa… una diosa sujeta a un mandato cruel. —pestañeo—Una mujer que hasta ahora me doy cuenta que sufre cada día de su vida. Siento mucho haber sido un patán, Sabrina.—Eres… eres tan extraño Erick Spencer, no conozco nada de los hombres que trabajan para Adler ¿Pero porque siento esta curiosidad contigo? —da un paso y yo doy uno hacia atrás.—Quizás sea tu libertado
Capítulo 11Sabrina SchulzSus ojos me lo dicen todo.Estoy más que segura que de esto no me voy a salvar, mi cuerpo es arrastrado hasta el cuarto de castigos. Ángela se mete en el medio entre la puerta y Adler, pero una pistola en su cabeza la hace retroceder. Erick, está cruzado de brazos y niego cuando veo su intención de intervenir.Cierro los ojos al sentir el clic de la puerta, desde aquí puedo escuchar los sollozos de Angie. Tiemblo al sentirlo pasar por detrás de mí. Camina hasta uno de los cajones que está cerca de la ventana y ahogo un grito al verlo sacar una fusta.—Arrodíllate—, exclama con una tonalidad tan helada que termina erizado los bellos de mi piel.—Adler… —musito con voz entrecortada. El alemán muerde su labio inferior para terminar callándome de una fuer
CAP 12Dejo la prenda a un lado y brinco al sentir la mirada penetrante de Erick Spencer sobre mi cuerpo. Parpadea intentando conectar sus pensamientos. Toma un poco de alcohol y gasas para desinfectar mis heridas y gimo al sentir el escozor en mi piel.El guardaespaldas tiene un ligero color carmesí en sus mejillas, mira hacia la charola por algunos segundos y cierra los ojos. Lo veo cruzar las piernas. —Si te duele me avisas y paro, ¿Sí? —mueve sus pestañas al darse cuenta que sus palabras tienen doble sentido. —Solo si… tú me entiendes.Entierro mis dedos en sabana, muerdo mi labio inferior.—¡Ah! —mascullo despacio.—Sabrina… —le miro a los ojos. —No me estas ayudando si gimes de esa manera—vuelve a pasar el algodón por mi estómago.—¿De qué hablas?, —tapo mi rostro al ver una erecció
CAP 13—¿Qué me estas tratando de decir, Erick Spencer?Coloca su mano detrás de mi cabeza, —Hazle creer que le amas y yo te ayudo a escapar de este infierno.Sus ojos azules me miran.—¿Quieres que me enamore de él? —jala mi mejilla con suavidad.—Jamás… quiero que le engañes y yo te ayudo a destruirlo.—¿Como harás eso? —me alejo de él. Angie abre la puerta y se nos queda viendo.El guardaespaldas deja un beso en mi mejilla mientras susurra. —Ya te lo haré saber cariño…—¿Por qué estás haciendo esto?, —le da una mirada a Ángela y después a mí. Eleva la comisura de sus labios.—Quizás sea un repentino interés por lo prohibido…De la nada empieza a llover.Es como si el mundo supiera el estado de ánimo de la bestia, es como si todo dentro de él lo pudiera sentir nuestro entorno. Camino con precaución para colocarme detrás de él. Las palabras de Erick retumban una y otra vez dentro de mi cabeza ¿Si con esto puedo ser libre? Perdería mi vida si algo sale mal, pero al menos lo intentaría