¿Quién es el padre de mi bebé?

Me desperté temprano cuando Rubí entró en mi habitación y me dio un abrazo, llenándome de besos en las mejillas. Mi pequeña era mi sol, siempre iluminando mis días con su inocencia y amor.

—¡Buenos días, mamá! —exclamó Rubí con una sonrisa radiante.

—¡Buenos días, mi amor! —respondí, acariciando su cabello mientras me levantaba de la cama—. ¿Listos para un delicioso desayuno?

Bajamos juntas a la cocina y allí estaba Regina, ya vestida y preparando algo en la estufa.

—¡Buenos días, chicas! —saludó con una sonrisa—. ¿Cómo amanecieron?

—Muy bien, tía Regina. Desperté a mami con muchos abrazos como dijiste —dijo mi hija sonriendo.

Regina se agachó a la altura de Rubí y le dio un abrazo—. Me alegra escuchar eso, pequeña. ¿Qué tal si desayunamos juntas y luego te llevo a jugar un rato?

Rubí asintió emocionada—. ¡Sí, tía Regina!

Mientras nos sentábamos a la mesa, Regina me miró con complicidad y, con un tono más serio, dijo—: Alexa, puedes contar conmigo para cuidar de Rubí.
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