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C A P Í T U L O | T R E S .

Nica.

El día pasó como una exhalación de normalidad.

Desperté en la mañana con un humor de perros, el causante viviendo bajo el mismo techo haciendo las cosas más complicadas, me encargue de algunos repartos.

Negocié con algunos distribuidores y antes de darme cuenta la noche ya tocaba la puerta nuevamente. Y era noche de parranda.

Hoy el Arcadia daría una fiesta en bienvenida a la nueva alianza, probablemente tendríamos a Italianos conviviendo en el mismo ambiente por primera vez en los últimos cuarenta años.

Lo único que quería era no cruzarme con cierta rubia, quien la noche anterior probablemente se había ido más que satisfecha, presa de caricias que me moría por tener, aunque me costara admitir.

Negué con la cabeza ahuyentado pensamientos que no quería tener, al menos no por esta noche, me limite a seguir maquillando mi rostro. Ya lista para salir me mire en el espejo de cuerpo completo, una sonrisa satisfecha adorno mis labios.

Un vestido de color rojo se aferraba a cada curva, sin dejar ninguna forma a la imagiancion, el profundo escote en la espalda bajaba peligrosamente exponiendo mi piel, los tatatuajes que la adornaban.

No pude evitar preguntarme cómo reaccionaría él cuando me viera vestida así, por primera vez, imagine su mirada quemándome por todas partes, como si vieran debajo de lo que llevaba puesto. Me mordí el labio, sintiendo humedad acumularse en mis bragas.

Una sonrisa malévola me adornó los labios pintados de rojo, amaba provocarlo, llevarlo al límite tanto como él lo hacía conmigo.

Sin poder esperar ni un segundo más tomé las llaves de mi coche, mi impecable Ford Maverick del 70 me esperaba fuera, encendí la radio y salí disparada.

En menos de diez minutos ya me encontraba atravesando las puertas, dejando que la vibración de la música me acariciara la piel. Había demasiadas personas, cuerpos aglomerandose, bailando.

Me dirigí a la barra. deleitándome con las miradas masculinas que no podían apartarse de mí, aunque deseaba que fuera otra la que me recorriera.

-Belleza cruel la que te cargas.

Giré en mi asiento, con la copa a medio centímetro de los labios, sonreí de oreja a oreja.

-Hola tú, perra m*****a.

Kathe se lanzó a mis brazos con un chillido emocionado, la apreté con fuerza sintiendo felicidad de verla. Khate Volkov no tenía a su hermano, nada.

-Estás cañón, tía. Pareces una perra mala y muy sexy.

Me hizo levantarme del asiento para dar una vuelta sobre mi misma, estaba que me partía de la risa con su rostro incrédulo. Había cambiado mucho y aùn después de cinco meses no podía acostumbrarse.

-Tu tambièn, te sienta de maravilla el matrimonio.

Se casó dos años atrás, con uno de los hombres de Kostya. Nunca había visto a una mujer tan feliz y enamorada en mi vida, me alegraba demasiado por ella, aunque en el fondo de mi corazón deseaba algún día sentir esa clase de amor y devoción por alguien.

-Patrañas. - Le quitó importancia con un movimiento de mano, la sonrisa de felicidad la delató - Vamos a sacudir ese hermoso culo.

Me arrastro hasta la pista de baile, antes de que pudiera siquiera tomar mi copa.

Media hora despùes me dolían los pies, llevaba la quinta copa de Whisky y me encontraba más libre y desinhibida que en toda mi vida.

Movía las caderas al ritmo de la música, mi cuerpo en sincronía con las notas, podía sentir una mirada quemando agujeros en mi espalda. Amenazando a cada hombre que intentaba acercarse a mí, contuve la risa.

Ningún hombre se atrevió a tocarme ni un solo pelo y eso solo era producto de alguien, Kostya.

-¿Te gusta?.

Sentí su aroma, su energía y presencia, mucho antes que su voz.

-¿El qué?.

-Que todos estos cabrones te follen con la mirada, se mueren por tocarte, por tocar...- Su pecho se pegó a mi espalda, sentí su aliento en mi oreja. - Lo que me pertenece.

La respiración me falló, el corazòn se me saltó un latido antes de volver con un ritmo errático. La electricidad me recorrió cada fibra, yendo a parar en medio de mis piernas.

-No te pertenezco.

Las palabras fueron un murmullo, la canción que estaba bailando terminó, dándole paso a una balada erótica, lenta, sensual.

Se me erizo la piel.

-¿A no?.

Abrí la boca para responderle, no pude. No cuando me dio la vuelta, agarrandome con firmeza de la cintura, pegando mi pecho al suyo.

Alce la mirada, sin aliento, encontrándome con dos pozos azul oscuro, brillando con tanta pasión, lava ardiente y líquida.

Comencé a contonearme contra el, siguiendo el ritmo, jamás espere que KOstya moviera las caderas, comenzando a bailar conmigo. Era sensual, erotico, blasfemo...Quería que me follara.

-Me hechizaste, estoy perdiendo la cabeza. Deberías detener esto, es solo cuestión de tiempo antes de que te cace.

Cada célula de mi cuerpo vibró, ardió, se quemó. Su voz varonil cantándome en el oído fue la cosa más erótica, sensual, de mi puta vida.

Las manos recorriendo mi cuerpo, sus caderas balanceándose contra las mías, iba a morir por combustión espontánea allí mismo.

-Me hechizaste, estoy perdiendo la cabeza. Me das fiebre y me vuelves loco. - Me mordió el lóbulo de la oreja, robándome un gemido. - Y no puedo escapar cariño. Te hechice y ahora eres mìa.

Iba a tener un orgasmo allì mismo, su voz, el gruñido al pronunciar ese mía, estaba perdiendo la cabeza, todo a nuestro alrededor desapareció, sumergiéndonos en una burbuja aparte.

Pude sentir la dureza de sus erección, le tomé las manos, bajándolas lentamente hasta posarlas en la abertura que dejaba mis piernas descubiertas.

Volví a subir las mìas eganchandolas en su cuello, acariciando el sedoso cabello oscuro, nuestras respiraciones agitadas, el ambiente cargado de tensión sexual.

Cuando sus dedos expertos encontraron ligeros que sostenían mis medias lo sentí gruñir. Su mano libre me apretó la cintura con fuerza, alce la mirada encontrándome con sus orbes prendidos en llamas, una expresión salvaje en su rostro.

-Ty svodish' menya s uma, malishka.*

Su fuerte asento Ruso, sus palabras, hicieron algo entre mis piernas, tendría un orgasmo solo con escucharlo hablarme, cantarme.

-Tak perestan' igrat' i brosay'sya, Pakhan. *

Lo escuché maldecir por lo bajo antes de apretarme más contra su cuerpo, me aferré a él, sintiendo los músculos firmes que tenía pegados a mi, el poder de su cuerpo y cómo ese mismo cuerpo podría hacerme sentir en la cama.

La mano que encontró el ligero subió más arriba, jugando conmigo, antes de meterse en mi tanga. No tuvo que meter ni un dedo en mi interior, la humedad me empapaba los muslos.

Cuando percibió esa humedad todo su cuerpo se tenso, me tomo el cabello con fuerza, empujandome la cabeza hacia atrás.

Lo mire fijamente, a esa mezcla de furia y deseo que no podía ocultar.

Alzó la mano, mi humedad brillo en su dedo antes de meterlo en su boca, gemí allí mismo, me hice mantequilla derretida entre sus brazos. La lujuria le colmó los orbes, si Kostya me follaba allí mismo, yo no opondría resistencia, le diría más fuerte hasta que tuviera la garganta y la entrepierna en carne viva.

-Sì, me perteneces, malishka.

No lo negué, nuestros labios estaban a unos pocos centímetros, me moría de ganas de besarlo y él también. Vi la duda en su mirada, la lucha interna.

Cuando esa mirada cargada de ira volvió a brillar supe que lado había ganado, mi estómago cayó en picada.

Me dio un leve empujón, como si le asqueaba, antes de perderse en la muchedumbre.

Volví a la barra con las bragas hechas un lío, la respiración agitada y caliente como el mismísimo infierno.

-¿Qué coño ha sido eso?.

No mire a Kathe a la cara, en este momento no podía hacer nada más que apretar las piernas.

-Mi m*****a perdición.

Una que se resistía, una que quería hacerme creer que me aborrecía, pero sabía que no.

Me había cantado una canción que hablaba de una intensa atracción sexual, de caer en picada por alguien, consumirte por ese alguien, jugar un juego de poder, donde seguramente, alguno de los dos iba a salir más que quemado.

***

Ty svodish' menya s uma, malishka.* : Me vuelves loco, pequeña.

Tak perestan' igrat' i brosay'sya, Pakhan. * : Entonces, déjate de juegos y lánzate, Pakhan.

CANCIÓN fijada arriba, escuchen esa joyitaa

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