El almuerzo concentro a la familia en la mesa, donde se charló de temas simples y quizás un poco superficiales, como lo era el colegio de Ian y Pamela, comparado con la educación en casa que Alma impartía en Milagros y Kenzo, ya que la castaña no solo le enseñaba lo habitual a sus hijos, también deb
Luego de un pequeño recesó, Macarena y Hades, arrastraron a Cielo y los niños al sector de entrenamiento, para que ella viera que, si les daba permiso, Pamela estaría segura entrenando con los niños, además que querían ver como interactuaban los pequeños, para saber cómo acomodar los equipos, porque
— Porque no es su hermana. — soltó casi con desespero Reyno.— Eso ya lo sé, no me estan dando nada útil. — y ahora sí, Gabriel le dio permiso a Alma para que le dé con la presión del agua, que era tal que, incluso lastimo la piel de Reyno, mientras que Erwin lo veía horrorizado, aun así, no pidió p
— ¡Los padres de Ñeri lo descubrieron cuando estaba a punto de violar a Cielo! — Erwin temblaba, sus pupilas dilatadas veían la punta de la pirámide, estaba diciendo la verdad. — Ñeri drogo a su hermana, se suponía que sus padres no estarían esa noche, pero algo sucedió y ellos regresaron.— ¿Cómo s
Existen muchas formas de infringir miedo y dolor, Gabriel lo sabía muy bien, fueron largos años en los que investigo y puso a prueba diversas armas e instrumentos, decidiendo que los de la era medieval eran los mejores, pero fue solo hasta que leyó el diario de Melody, su abuela, que descubrió que l
— Por favor. — suplico y Alma estaba a punto de suplicar junto a él, no por su libertad, sino el salir del purgatorio antes que Gabriel ingresara a Erwin dentro del toro, el olor a carne quemada la asqueaba.— Siempre quise saber que sucede si agregas un poco de agua dentro, ya sabes, ¿Cómo sería he
— ¡Entonces piensa en ella! Mamá pensó en Baltazar y en mí, Pamela merece saber quién es su padre…— Yo no soy tan noble como nuestra madre, ni tan bueno como nuestro padre. — rebatió apretando los dientes.— Gabriel. — lo llamo intentando hacerlo entrar en razón. — Piensa en su bien…— ¡Lo hago! ¡¿
Marco salto de la cama, como cada vez que esa pesadilla lo asechaba, aunque no era una pesadilla, era un recuerdo, uno doloroso, su tortura personal, pues de los dos, él nunca tendría un hijo, porque con el tiempo comprendió por qué no se sentía satisfecho con ninguna mujer y es que, a Marco De Luca