— Sí, ya te lo dije, siempre será lo que tu quieras. — juro con solemnidad y Cielo quedo de pie en las escaleras, mientras Gabriel la vio interrogante.— Bueno, de haber sabido que es por eso, no hubiese guardado silencio, te lo diré, pensé que, si es niño, se podria llamar Matt. — el corazón de Gab
— Por favor, Cielo, si te colocan la anestesia el dolor se ira… — hacía tres horas que estaban en el hospital, y mientras Cielo estaba feliz que el parto se desarrollara rápido, para Gabriel el ver su frente perlada en sudor y las muecas de dolor en su rostro eran una tortura que ya no podía soporta
Pamela finalizo de alizar su cabello, que ahora, gracias que se había desecho de las ondas, al menos provisoriamente, le llegaba debajo de su culo redondo y firme, los tacones aguja le brindaban los centímetros que le faltaban para que dejaran de llamarla enana, la minifalda milagrosamente, lograba
Fue la última vez que vio a Ian, él ni siquiera se disculpó por decir aquello, quizá porque no tenía por qué disculparse, tal vez lo que dijo era lo que sentía, lo que siempre sintió por ella, una obligación, en fin, Ian solo se marchó a Italia, organizo todo, los días en los que Pamela estuvo con M
— Bueno… ¿recuerdas que cuando conociste a mamá, cambiaste sus pastillas anticonceptivas por píldoras prenatales? — Gabriel afirmó sin un ápice de arrepentimiento. — Bueno, resulta que mamá estaba triste porque me iré a vivir a Chicago, entonces, ante mi ausencia, decidió tener otro bebé.— ¿Cómo?
— ¿No? Bueno, creo que deberías ver más a la familia, quizás así te des cuenta de que cuando de amor se trata, nada está prohibido, por cierto, felicidades, ya me conto Maca que te han bautizado como el rey de Italia, aunque me resulta curioso. — acotó mostrando una pequeña sonrisa.— ¿Por qué?— Po
Cielo:Mis pies duelen como el mismo demonio, odio usar tacones, mas este maldito modelo que además de altos son en punta, muy ejecutivos, pero por Dios, mis dedos son gordos, al igual que mis pies, parecen bollitos de pan, no me quejo, me siento a gusto con mi cuerpo, con lo que no me siento a gust
Gabriel:El dolor de cabeza era insoportable, y aunque no me guste reconocerlo mis padres tienen razón, ya no soy un jovencito que puede pasar la noche bebiendo y follando, odio reconocerlo, detesto saber que siempre seré diferente a mis hermanos, es como si no encajara en ningún lugar, ni siquiera