Las palabras de Gabriel resonaban en la cabeza de Alma, quien no podía creer que su hermano hubiese malinterpretado sus emociones de esa forma, cuando se lo grito en el purgatorio, tenía ganas de golpearlo, y gritarle que estaba equivocado, que eso le pasaba por estar de metiche, y jugando a ser esp
— Papá. — murmuro queriendo saber qué pena lo embargaba.— Es tan angustiante el saber que la decisión de un tercero puede afectar de esa forma la felicidad de otras personas. — Alma negó con la cabeza.— Solo es una canoa y un rio, ¿Cómo iba a saber el pescadorcito que se amaban?— Creo que la preg
— Creo que somos nosotros los que crecimos demasiado, además no sé porque usas esas cosas que solo deforman tus pies, ya eres alta, no es como que lo necesitas. — Gabriel era un caso perdido, ahora lo entendía, esa era su forma de cuidarla, riñéndola, le era más fácil que decirle que se preocupaba p
Roman salió de la protección del vecindario que manejaba y del que era dueño, hacía años que estaba en ese hueco, años planeando su venganza, y cuando al fin pensó que cumpliría con lo que su madre Tamara Black no había podido cumplir, Cielo había escapado, peor aún, al parecer Azazel había retornad
— Si, supongo que debes tener algún lugar donde encerrarla hasta que te canses de hacerla tuya, pero eso no me importa, tu hermana me estorba y tú también. — advirtió sacando su arma, pero para su asombro Sergio solo sonrió.— No creo que te convenga matarme, aun se cosas que tu no, o, mejor dicho,
— Bien, gracias por el dato, que podrías haberlo dado por teléfono. — refuto apretando los dientes, odiaba tener que depender de Sergio, pero no era como que lo pudiera eliminar como si nada, el maldito tenía el respeto de muchos de los Crips, entonces, no queria que la molécula de Nueva York se div
Cielo observo a Gabriel durante toda la cena, sus ojos chocaron en más de una ocasión, y uno que otro suspiro escapo de sus labios, sus ojos negros la cautivaban, eran raros, más que los de Alma, recordaba que durante el día, Macarena le había dicho que los ojos de Gabriel eran tan raros como los qu
— Eso…— tenía ganas de decir que era ilógico, absurdo y ridículo, pero no lo hizo. — Hablare con él. — Alma tomo de los hombros a Cielo, asegurándose que la vea a los ojos, necesitaba tener toda su atención, porque malditamente no era solo por los doctores que la atenderían, necesitaba que si Cielo